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René Duque solo es un beisbolista sexy, caliente, adinerado, filántropo, y con una personalidad deslumbrante; tan perfecto que no parece completamente real. Por otro lado, Marina, su fisioterapeuta y masajista, es demasiado curiosa y desconfiada como para creer que tanta perfección sea cierta. En el transcurso de esta historia Marina intentará no perder la cordura y sus bragas en el proceso. Mientras él hará lo posible para no enamorarse de ella y esconder su secreto. Es una historia de amor, ambición y redención, que explora las consecuencias de nuestras decisiones y el poder del amor verdadero para superar cualquier obstáculo.
FUTURO.
Narra René.
Mi cuerpo arde de una forma en que jamás pensé podría hacerlo. Es extremo, como si desde que mi cuerpo supo que estaría visitando de nuevo este lugar, se estuviese preparando para adherirse al suelo, acompañado de azufre, vapor y maldad.
Cuando vine por vez primera no pude ver nada de lo que veo ahora. No me importaba nada. Era egoísta, narcisista y bastante ciego como para no darme cuenta de que poner un pie dentro de este lugar y dejarse envolver por él era como tener el alma en el infierno incluso antes de la muerte.
Caigo al suelo de rodillas, sudando a más no poder. Esta vez no tengo agua, y tampoco las manos angelicales de Marina curándome. Ya nada me ayude.
Ya no lo soporto más.
-¡No quiero esto! ¡Ya no lo quiero! ¡Debe haber una manera de solucionarlo sin que nadie salga herido!
La garganta me arde al igual que la planta de los pies.
Alzo mi cabeza viendo la mesa en donde se encuentran los dos libros; la luz tenue de las velas y velones me marea, al igual que el olor a incienso y coneciervo.
Intento llegar a ellos arrastrándome en el caliente suelo pero mis antebrazos pierden fuerzas.
-Sabía que esto iba a pasar.
Están aquí de pie frente a mí, escucho solo una voz pero son varios en cuerpo; con sus turbantes negros y trajes blancos, casi sin rostro, casi sin sentido alguno.
-Ayúdame por favor...
Mis labios están más que secos, mi respiración se dificulta. Siento por primera vez en todo este tiempo de sufrimiento, y al mismo tiempo felicidad, que no lo soportaré.
-Ya viniste por ayuda una vez, René. Aquí no ayudamos dos veces.
-Les daré lo que quieran...
-Ya nos diste algo bastante valioso. No te preocupes.
-No pueden... no...
Mis lágrimas salen quemándome el rostro.
-Hiciste un trato con nosotros... -Desde este momento comienzo a escucharlos a distancia -No vas a poder cambiarlo... -Escucho un sonido bastante agudo junto tambores -Al menos que tomes la decisión.
-No voy a dejarla morir.
-Tú, o ella.
Siento mis párpados caer de repente, pesados. El cuerpo boca abajo se me extiende por completo en el suelo. Estoy consciente pero no puedo moverme.
Así no esperé que fuese mi muerte.
Escucho las palabras repitiéndose, los tambores, diferentes olores, mi piel quema, la cabeza me da vueltas.
-¡Deténganse!
-¡No! ¡Vete!
A ella ya le he hecho suficiente daño. A ella, mi familia, mi equipo.
-¡Que se detengan ya! -Escucho otra voz, masculina.
No puedo creer que estén aquí. Sigo sin poder moverme. Y sé que por más que grite no podrán escucharme.
-¡Por favor déjenlo! -Ella grita con dolor y desespero mientras siento mis órganos resolverse por dentro y mi corazón apretarse cada vez más hasta hacerme sentir que estoy vacío -¡Él no puede morir! ¡Él no! ¡Él no quiere morir!
La música se detiene.
Mi cuerpo tiembla al extremo, todas las extremidades me duelen.
Abro los ojos.
Todo lo que había a nuestro alrededor desaparece; el olor, los libros, el vapor, ellos...
No.
-¡¿Qué hicieron?! -Les grito, molesto.
-¿Qué? ¡René! ¡Estamos intentando ayudar!
-¿René? ¿Qué está pasando? ¡Mírate! Logramos detener lo que sea que...
-¡No! no, no.
Con la fuerza que me queda me levanto, con el corazón en la boca, las lágrimas saliendo y la desesperación en el centro del estómago causándome ganas de vomitar, corro por toda la selva; las hojas se adhieren a mi piel, el sonido de los animales salvajes atormentan mi cabeza.
Pero hay algo mucho más grande que todo esto.
Todo se interrumpió, y ahora ellos irán por el amor de mi vida.
-¡Detente! -Karen me grita.
Le hago caso solo porque necesito dejarle algo claro.
-No te pedí que vinieras.
Su rostro confuso y con lágrimas se acerca mucho a mi, me empuja dos veces con fuerza.
-¿Qué carajos te ocurre, René? ¿Cómo no iba a venir a ayudarte? ¿Estás idiota o qué?
De un paso molesto consigo que ella retroceda.
Veo a mi amigo a la distancia, cansado, viéndome mientras niega con la cabeza.
-¡Tenían que mantenerse lejos!
-¿Y dejar que murieras? ¡Eres nuestro amigo! -Él me grita.
-¡Pero ella es la mujer de mi vida! -Les confieso, Karen se abraza a sí misma y mi amigo llega pronto para abrazarla -Así que no es decisión de ustedes ¡Es mi decisión! Así que ahora mismo voy a buscar a Marina para contarle toda la puta verdad, y ustedes van a mantenerse lo más lejos que puedan de esta situación ¿me entendieron?
Ambos lucen bastante decepcionados con esto, y eso me decepciona a mí.
-Debiste pensarlo dos veces antes de involucrarnos en esto entonces René Duque -Karen me mira furiosa -Pero si esto es lo que quieres, está bien.
En el fondo agradezco que estén aquí porque de no ser por ello no tendría cómo regresar a Chicago. Ellos han venido con un equipo especial, así que en el camino, en total silencio y muchas cosas que decir sin poder soltarlas, unas horas después termino llegando al apartamento, contando los segundos como un loco para llegar a nuestro piso, sintiendo que no tengo fuerza y que probablemente mi último suspiro será cuando le diga mi verdad. La verdad que siempre la involucró a ella.
Mi corazón se hunde en mi pecho débil cuando veo la puerta del apartamento abierta.
Esta no es buena señal.
Con las fuerzas que tengo que sacar llego rápido, me adentro y veo a Hillary levantando un par de cajas.
-¿Qué pasa?
-¡René! -A ella se le caen las cajas cuando me ve, seguramente por lo mal que luzco ahora, pero rápido se agacha para tomar las cosas y hablarme -Marina no está.
-¿Cómo que no...?
Los latidos de mi corazón aumentan.
-Se fue. Ella sabía que vendrías así que me mandó a buscar sus cosas.
-¿Pero de qué...?
-René...
La voz de mi chica me hace cerrar los ojos mientras las lágrimas caen a más no poder, me doy vuelta y por saber que está bien la abrazo. Marina al principio se sorprende dándome ventaja pero cuando reacciona se separa de mí, lo cual no puedo evitar porque en este momento ella tiene más poder que yo.
-Ya tomé la decisión -Me entrega el objeto de nuestro pacto sin poder verme realmente a la cara, y ello termina de romperme el corazón -Se acabó, René. No tienes que darme algún monólogo, no tienes que intentar convencerme. Sea lo que sea que tengas para decir, no lo acepto -Sus ojos impactan dolorosamente con los míos -No hay vuelta atrás.
Vuelta atrás...
Pues cuando miro hacia el pasado lo único que veo es que eso fue lo que hice desde el momento en que tomé la decisión de ser feliz con ella sabiendo que la infelicidad al final nos encontraría; pero la cuestión es, que no estoy dispuesto a aceptar esa respuesta como el final de todo lo que hemos pasado juntos.
-Marina... no puedes irte sin saber qué es lo que todo este tiempo te he escondido.
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El marido de Vivianna se casó con ella por su herencia, y después de quitarle todo lo que tenía, la mandó a la cama de un acompañante y le tomó fotos. La amenazó con divorciarse con esas fotos y la obligó a salir de su casa sin un centavo. Dejó su país de origen en desgracia. Cuatro años más tarde, regresó a casa como Jefa de Diseño de Joyas y tuvo un hijo de tres años. Su niño genio le dijo después de bajarse del avión: "¡Conseguiré que el hombre más rico del mundo sea mi papá y te respalde!" Ella lo tomó como una broma, pero dos días después, su asistente le dijo que el hombre más poderoso del mundo se había robado a su hijo y la invitó a cenar. Al encontrarse, ese hombre sostuvo a su hijito y le dijo dominantemente: "Es mi hijo!".
"Estuve enamorada del CEO dominante, Credence Scott, durante diez años. ¡Y finalmente me casé con él! Se suponía que yo era una mujer feliz que se casaba con la persona que amaba. Sin embargo, Credence me odiaba. En nuestro matrimonio de cuatro años, rara vez se acostó conmigo y me culpó por matar a su padre. Nunca hice eso. ¡Fue mi hermana, Rosalie, quien me había tendido una trampa! La parte más desconsolada fue que Credence nunca creyó en mí. Bien, será mejor que acabe con mi vida. Pero fue entonces cuando Credence me reveló su ternura... "
Charlee fue abandonada en la boda y se convirtió en el hazmerreír de todos. Intentó mantener la cabeza alta, pero acabó humillada cuando recibió un vídeo sexual de su prometido y su hermanastra. Devastada, pasó una noche salvaje con un atractivo desconocido. Se suponía que iba a ser cosa de una sola vez, pero él siguió apareciendo, ayudándola con proyectos y venganzas, todo mientras coqueteaba con ella constantemente. Charlee pronto se dio cuenta de que era agradable tenerlo cerca, hasta que su ex apareció de repente en su puerta, rogándole otra oportunidad. Su amante magnate le preguntó: "¿A quién vas a elegir? Piensa bien antes de contestar".
Después de ser incriminada por su novio y su mejor amiga, Nicole terminó pasando la noche con un misterioso extraño. Ella disfrutó mucho de la cita inesperada, pero cuando se despertó a la mañana siguiente, no pudo evitar sentirse mal por lo que había hecho. Sin embargo, toda la culpa que sentía se le pasó al ver el rostro del hombre que yacía a su lado. "Es realmente... hermoso", susurró, asombrada por lo que estaba viendo. La culpa se convirtió rápidamente en vergüenza, y eso le hizo dejarle al hombre un poco de dinero antes de irse. Kerr estaba asombrado. "¿Esa mujer trató de pagarme? ¿Como un prostituto?', pensó ofendido. "Pide al gerente del hotel el video de vigilancia", le ordenó a su asistente con tono autoritario. Tenía una expresión decidida en el rostro. "Quiero saber quién estuvo en mi habitación anoche, y cuando encuentre a esa mujer, ¡voy a enseñarle una lección!" ¿En qué terminará esta historia? ¡Averígüelo en El CEO Y SU ENCANTADOR HIJO en Manobook!
Dos años después de su boda, Ximena perdió el conocimiento en un charco de sangre durante un parto difícil, olvidando que su exmarido se iba a casar con otra persona ese día. "Nos vamos a divorciar, pero el bebé se queda conmigo". Estas palabras resonaron en su mente. Sabía que él no estaba allí para ayudarla, sino para quitarle a su hijo. Ximena preferiría morir antes que ver a su hijo llamar madre a otra mujer. Posteriormente perdió la vida en la mesa de operaciones con dos bebés en su vientre. Pero ese no fue el final para ella... Años más tarde volvió a encontrarse con Ramon, que ha cambiado mucho. Quería quedársela para él a pesar de que ya era madre de dos hijos. Y cuando supo que ella se iba a casar de nuevo, irrumpió como un loco. "Ramon, ya morí una vez antes, así que no me importa volver a morir. Pero esta vez, quiero que muramos juntos", gritó ella, mirándolo con angustia en sus ojos. Ximena pensó que él no la amaba y estaba feliz de estar fuera de su vida. Pero lo que ella no sabía era que la noticia de su inesperada muerte le había roto el corazón. Durante mucho tiempo lloró de dolor y agonía. Siempre deseó poder retroceder en el tiempo o ver su hermoso rostro una vez más. Todo esto fue demasiado para Ximena, cuya vida estuvo llena de idas y venidas. No sabía si debía volver al lado de su exmarido o seguir adelante con su vida. ¿Cuál elegiría ella?