¿Alguna vez les ha pasado algo tan doloroso que no pueden aguantarse el llanto?, y las personas a tu alrededor solo te dicen esa estúpida frase." Si algo pasa es porque el destino así lo escribió". Yo no creo en el destino, es una tontería, yo creo que somos dueños de nuestras vidas y si algo pasa es porque así lo permitimos. Mi nombre es Lea Wells, y soy la típica chica nerd de la escuela, o así me dicen, aunque no me considero una. Tal vez ni debería contarles algo tan importante como lo siguiente pues se supone de ser un secreto. Soy una mujer lobo, y toda mi vida he escuchado acerca del "destino", tu otra mitad, persona destinada, amor verdadero, y una mierda. Lo peor es cuando el destino te odia, y decide juntarte con él.
Para muchos encontrar el amor se ha convertido en su principal causa, y la humanidad hoy en día a creado muchas formas para facilitarlo o eso se dice. Pero qué pasa cuando naces en una especie completamente diferente y no hablo de los animales, tal vez un punto intermedio entre ambas, una que te ahorraría el trabajo de buscar a tu amor verdadero, nacerías con tu pareja predestinada.
¿Muchos estarían felices con ello, pero que hay de los que no?, aquellos como yo que preferiríamos aprender de nuestras decisiones, enamorarnos, poder pasar por una ruptura y levantarnos de ello, aprender.
Mi nombre es Lea Wells, y aunque no debería contarles esto ya que es un secreto, yo soy una mujer lobo. Claro un licántropo o una variante de los temidos hombres lobo de las leyendas, nosotros somos criaturas con autocontrol sobre nuestra parte animal.
Yo estoy en contra de lo que nos han dicho desde que nacemos, pues yo no creo en el destino, ni por qué él tiene que decidir sobre mi vida; es decir los humanos tienen el libre albedrío porque yo no he de tenerlo también.
Hoy cumplo 16 años y como todos en mi especie es la edad en la que nuestra parte animal hace presencia por primera vez, pero hoy no solo es mi primera transformación si no también mi primer día en una nueva escuela, nueva ciudad; gran cambio, lo sé, pero desde que nuestra anterior manada fue atacada por vampiros los cuales buscaban matar a cada bebe nacido o por nacer que se encontrara llevando a la muerte a nuestro alfa quien dio todo para que escapáramos de tal masacre, buscando refugio con nadadas las cuales tenían acuerdo con nuestro alfa y nosotros terminamos en un pueblo el cual tenía una gran historia por pelear con la reina de estas criaturas chupa sangre y aun poder sobrevivir; desafortunadamente no estaríamos con tan legendaria manada si no con una la cual se establecido una década después de aquella feroz batalla, una manada nacida de raugers.
Maldito día el cuerpo me pesa más de lo que a cualquier adolescente debería sentir y aun debo ducharme, y pronto será tarde para la odiosa escuela. Tome una ducha larga pues que más daba perder una clase, salí del baño dirigiéndome a mi armario, tome unos shorts negros cortos y algo desgarrados y una blusa sport sin nada más; mi aspecto era horrible, pero me sentía tan pesada como para tomar más tiempo en arreglarme más. Se me olvidaba contarles que no soy una gran belleza, soy de piel blanca, casi pálida, cabello negro y ojos azules.
Baje corriendo las escaleras para tomar un desayuno rápido y salir directo a la escuela se dónde sea que se encuentre.
- no puedes elegir algo mejor que ponerte? - dijo mi buen hermano mayor kail - pareces pordiosera- añadió con una sonrisa burlona.
- kail !!- reprendió mi padre.
- aunque no sería mala idea que nuestra hija tuviera ropa nueva y comenzara a cuidar más de su aspecto- añadió mi madre - después de todo hoy será toda una loba. -
Por alguna razón me molesto aquel comentario, pues antes no me decían que ponerme, estaban bien con cómo era, pero desde la mudanza y llegada a este estúpido y aburrido pueblo han estado actuando raros.
Todo esto me ponía nerviosa ya que podíamos haber elegido entre otras tres locaciones con manadas aún más fuertes que esta.
Desde mi nacimiento mis padres han mantenido extremo cuidado en mi crecimiento, ya que también solía enfermar demasiado cuando era un bebe al punto de casi morir. Mis padres jamás me dieron una explicación ante su sobre protección y siempre cortaban el tema diciendo que solo cuando mi destino me alcanzara sabría el porqué de sus acciones.
- me iré primero, o se me ara más tarde - dije levantándome de la mesa, me dirija a la puerta, la abrí y comencé a caminar y aun que mis padres me habían comprado un auto prefería caminar. Quería conocer mejor el nuevo lugar, Y aun que podría correr debido a mis dones como loba, no iría corriendo a la escuela eso solo me aria sudar y sería raro para los humanos. Aquel lugar tenía sus ventajas y era que poseía un gran bosque aquel que poseía aquel típico aroma a pino y tierra mojada después de una noche lluviosa.
Ignoraba mi alrededor, en ese momento solo era yo, la música de mi reproductor y aquel bosque, ignore a varias personas eso incluido a varios jóvenes hormonales que gritaban desde sus vehículos como idiotas. Que tenia de divertido el primer día de clases?, eso siempre era un infierno, una lucha por no terminar categorizado entre la gente más rara y terminar aislado o siendo invisible ante todos. Mi anterior escuela había sido un tormento junto a los lobos que integraban a mi anterior manada, me trataban peor que a nada.
El tiempo transcurrió y llegue a la entrada de la gran escuela, desde donde ya podía escucharse el bullicio de la multitud y desde ahí podía localizar los grupos que se habían formado incluidos los populares, aquellos que ganaban las miradas de todos y algunos trataban de esquivarlos por el mismo miedo de terminar siendo la diversión del día. Desde que entre ya me había ganado la mirada de algunas personas, muchos murmuraban o tal vez era solo mi imaginación, pero eso solo me ponía los nervios de punta a cada paso que daba adentrándome al lugar.
Mi vida es incierta, siempre ha sido un conjunto de sucesos que me han llevado a este momento. Soy Escarlet Allen, hija de Ethan Allen un alfa, pero siempre he sido tratado como menos como si fuera débil, ¿por qué?, déjenme contarles. Tengo una hermana gemela, cuando éramos pequeñas siempre estábamos juntas éramos unidas, pero un día eso cambio y ahora ella me odia y es parte del grupo de personas que tienen el fin de hacerme la vida un infierno, yo tengo 15 muy pronto los 16 se supone la edad en la que uno se transforma por primera vez pero para mí fue distinto, mi primera transformación fue a los 12 años y desde ese día se quién es mi mate pero él es uno de los que me odia y trata mal, antes era diferente y desearía poder regresar a esos días. Mi hermana tiene mate desde que nació aun así su comportamiento lo hiso alejarse de ella hasta que cambiase, pero no lo ha hecho y me culpa por que su mate se fue, mi hermana es la actual novia de mi mate. Pero hoy mi día es diferente hoy al fin se quién soy. Mi vida talvez puede cambiar para bien o mal. Continuación de ~eres mío~ y ¿mi mate? ¿La hermana de la diosa luna?
Todos en este planeta tanto humanos como no humanos conocen a mi hermana, la admiran y aman. ¿Que quien soy? ¿o quién es mi hermana? simple mi hermana es la luna o como sus hijos la llaman DIOSA LUNA, que fastidio, pero bueno muchos ya saben su historia y acerca de sus hijos. Yo soy un fantasma. Yo soy aquello que nadie ve, soy la parte que ignoran al mirar al cielo nocturno, soy la parte que jamás verán y jamás admirada. En palabras simples soy el lado oscuro de la luna. -mía- gruño el chico que se incorporaba para volver a tomar forma humana. -tuya? -dije ocultándome entre las sombras, evitando que viera mi rostro, mientras sostenía un cuchillo en mis manos -tú serás mi luna- -no te atrevas a llamarme así nunca -dije con desprecio causando una mueca de dolor en el chico -yo vine a matarte-aclaré.
Miraba la pequeña pantalla frente a mi, mientras se iluminaba una pequeña parte de la habitación y mi rostro miraba fijamente el pequeño mensaje que se mantenía en movimiento constante como un reloj,que decía...Cargando. Cuando al fin terminó la pantalla se iluminó aún más mientras pequeños iconos comenzaban a aparecer y con cada uno mi ritmo cardíaco aumentaba. Mensajes💬. Búsqueda🔎. Cerca. Match ❤ ️. Compatibilidad 💞. Conoceme. Perfil. Favoritos Mi historia comienza en el momento en el que decidí inscribirme a una app de citas, y no es que no haya vivido nada antes de aquí, pero ese momento desencadenó un millón de otros más, en el cuál te preguntarás, vale la pena amar? Realmente merezco que me amén? En aquel momento no creí toparme con él, y lo que él llegaría a significar en mi vida.
Hoy en día si pienso en la razón por la cuál vendí mi alma, no es clara. Ha pasado tanto tiempo desde ese evento, mil o tal vez más años, la cuenta tampoco es exacta, el tiempo que he vivido es demasiado. Firmar un contrato con el señor del infierno no es fácil pues es el señor de las mentiras y puede fácilmente estafarte, un alma vale demasiado,hay que establecer los términos exactos incluyendo la extensión de vida o morirás en pocos años después de tal trato. Me convertí en bruja, claramente mi alma valía mucho y lo que pedí tenía que equivaler lo suficiente. Después de vivir tanto pierdes la esperanza y fe en muchas cosas, entre ellas el amor; amar a alguien que morirá antes que tú siempre conlleva al dolor. Y quién después de mil años esperaría encontrarse frente al amor nuevamente y en una situación tan grave como un accidente vehicular. Aquellos ojos tan claros como la miel chocaron ante mi mirada, estaba apunto de morir y mi corazón había sido atrapado negándome a dejarlo ir....
Sólo había un hombre en el corazón de Raegan: Mitchel. Tras dos años de matrimonio quedó embarazada. Raegan se sintió muy feliz. Pero antes de que ella pudiera darle la noticia, él solicitó el divorcio porque quería casarse con su primer amor. Más tarde, Raegan tuvo un accidente y, tumbada en un charco de su propia sangre, le pidió ayuda a Mitchel. Sin embargo, se fue con su primer amor en brazos. Afortunadamente, Raegan escapó por poco de la muerte y decidió retomar su vida. Años después, se hizo famosa en casi todo el mundo. Después del divorcio, Mitchel se sintió muy incómodo. Por alguna razón, empezó a extrañarla. Le dolió el corazón cuando la vio sonreírle a otro hombre. En la ceremonia de su boda, él irrumpió y se arrodilló. Con los ojos rojos, preguntó: "¿No dijiste que tu amor por mí era inquebrantable? ¿Por qué te casas con otro hombre? ¡Vuelve a mí!".
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