Mariana es una joven bailarina cubana de veinticuatro años que tras emigrar de su paÃs natal hacia los Estados Unidos, se dedica a trabajar de mesera en la cafeterÃa de su tÃo, con la ayuda de su primo Ricardo. En Miami conoce a Franco Rizzo, un italiano dueño de la famosa Casa Club "Vitale", situada en Nueva York, quién mediante manipulaciones y jugadas con dinero de por medio, consigue que la cubana viaje a trabajar con él. Adentrarse al mundo de tan poderoso hombre, y firmar un contrato que la obliga a bailar solo para él, la hace conocer sus más ardientes facetas. Mariana descubre que su arte, y la belleza de sus pies, están destinadas no al público, sino a quién la encaminó a las danzas de la sensualidad. Las cosas se tornan turbias cuando la obsesión proveniente de quién menos se lo esperan decide intervenir en la vida de Mariana. Y es aquÃ, dónde la incógnita enfrenta al famoso Franco Rizzo: ¿Valdrá la pena arriesgarlo todo por la latina que cambió su vida?
Mariana:
Elevando la vista al plano techo del salón de baile, me concentro en puntear mis pies y realizar la técnica de Hawkins, orientada por la meticulosa bailarina Camagüeyana Berta Mustelier.
-Enfatizen en el uso de los movimientos fluidos que se inician desde el centro gravitacional del cuerpo, aprendiendo a moverse utilizando el mÃnimo esfuerzo muscular -orienta mientras se pasea entre la fila de jovencitas delgadas que me acompañan-. ¡Vamos Hernández, desde el principio! ¿No desayunó hoy o ha venido con ganas de ser requerida?
Detesto cuando me llama por mi primer apellido, no merezco que me eche en cara ensayo tras ensayo que soy hija de un delincuente. Retomo mi posición inicial y despliego mis brazos a la altura de mis hombros, doy un giro libiano y muevo mis caderas con la sensualidad que nos exigen. Necesito mejorar mis pasos si quiero que quite su dedo de encima mÃo.
-Mucho mejor, ahora Cunningham con el ritmo del excelentÃsimo tema musical "Arcade", versión en español por Kevibraz. ¡Las quiero a todas en perfecta sincronÃa! Y un, dos, tres... -Chasquea sus dedos Ãndice y pulgar al tiempo que la música da inicio y comenzamos la rutina más importante del año.
Me sumerjo en las letras de la canción y cierro mis ojos para disfrutar de mi propia danza. Dos piruetas, un sensual arte de caderas y es suficiente para terminar enredada con dos compañeras más en el piso.
-¡Mierda! Lo... lo siento. -Cubro mi boca con mis manos al pronunciar tal palabrota en pleno ensayo y luego me dedico a ayudar a mis compañeras a levantarse.
Y bien, ya desperté a la ogra.
-¿Te tengo que recordar que estás recibiendo clases totalmente gratis y aún asà te empeñas en molestarme? -me reprende Mustelier por novena vez al menos, de brazos cruzados.
Esta mujer es horrorosa. No solo por sus abultadas arrugas pese a su no tan avanzada edad, sino también por sus redondos y saltones ojos y esa belleza perdida de su rostro, porque la verdad, su encanto es imposible de encontrar.
-Disculpe, usted nos dice que nos dejemos llevar y pues...
-Pues nada. Te voy a pedir de favor que te salgas, suficientes desastres por hoy, espero que para la próxima clase hallas reflexionado lo suficiente, no desperdicio mi tiempo en...
Perfecto, mi paciencia tiene un lÃmite y esta viejucha lo ha rebasado. No lo pienso un segundo más y adelanto dos pasos hasta quedar a menos de un metro de su posición.
-¿En qué? ¿En la hija de un delincuente verdad? -la enfrento y Melissa, mi prima, me agarra un brazo para impedirme continuar-, suéltame Meli, estoy cansada ya.
-Te he dicho que salgas de mi salón -repite Berta con altivez y siento mi piel arder de impotencia.
-¿Tú salón? ¿Le tengo que recordar que usted está aquà de favor porque la embarró en la CompañÃa más importante de Camagüey?
-¡Mariana no me toques las palmas! ¡RetÃrate! -exclama y sus mejillas se tornan rojizas y escandalosas. Mis compañeras murmuran lamentando mi situación y un aura de desprecio me rodea completa.
«Si esta mujer me odia, mucho más la odio yo».
Giro sobre mi propio eje y tomo mi neceser en la esquina de las barras. Retiro la liga que sostiene mi cabello estrictamente y dejo caer mi melena hasta poco más abajo de mi cintura.
-MorÃa por hacer esto -digo al pasar rozando el hombro de mi ex profesora y me volteo para lanzarles unas últimas palabras a mis compañeras-. Niñas, esos ridÃculos peinados nos estaban ensanchando la frente y no lo sabÃamos ¡Soy libre! -despeino mi cabello en burla y ellas se echan a reÃr bajo la mirada asesina de la tutora-. Y por cierto, Señora Berta Mustelier, estoy agradecida de no volverla a ver.
Ella no me responde, lo cual agradezco porque una palabra más de su sucia boca serÃa suficiente para abofetearla.
-¡Dile a tÃa que en la tarde paso a verla! -me grita mi prima y le muestro mi dedo pulgar.
Atravieso los pasillos de la escuela como si hubiese ganado un campeonato de danza, aleteando mis brazos y desplazándome entre las amplias lozetas del suelo. Paso desapercibida por el portón de la entrada y las pobladas calles que rodean el parque Calixto GarcÃa me reciben. Dejo mis cosas sobre una banca y me inclino para quitarme las zapatillas y ponerme mis converses. La brisa de abril me golpea el rostro y suspiro profundamente. Un aroma de libertad inunda mis pulmones y admito que se siente demasiado bien. Pero entre tanta supuesta libertad y mis giros de gloria, la pregunta se asoma robándome una mala cara: «¿Qué vas a hacer ahora Mariana?».
* * *
-¿Tú aquÃ, tan temprano? -me recibe mi madre mientras desliza la brocha de esmalte sobre la uña del dedo pulgar de una clienta.
-Acabo de dejar la compañÃa -suelto y le lanzo un beso al aire.
Dejo caer mi cuerpo sobre el sofá de la sala y me abanico con la cartulina de un blog de notas que encuentro sobre la mesita del florero.
-Mmm, me alegro -dice y se encoge de hombros.
Mi madre detesta que "desperdicie mi tiempo" en un salón de danza contemporánea. Según ella, este paÃs no está preparado para cumplir los sueños de los artistas. Y, a pesar de que no estoy muy de acuerdo con su criterio, le cabe un poco de razón a su argumento.
-Elena se fue ayer para el yuma -comenta la mujer rubia y sopla su mano derecha para secar su pintura.
-A este paso Cuba se va a quedar sin jóvenes -digo con la voz sofocada. La casa ha absorbido todo el sol de la mañana y siento que me voy cocinando lentamente.
-¿Solo sin jóvenes? ¡Niña si ancianos han cruzado las selvas de Nicaragua y peor, se han lanzado a cruzar el RÃo Bravo! Con lo peligroso que está eso -alega la señora gesticulando con su mano libre.
-Ya yo le dije a ésta que en cuanto mi primo me confirme se larga de aquÃ, alguien tiene que sacar adelante a esta familia y yo no puedo exponerme a los peligros de la naturaleza con las mil enfermedades que cargo encima -dice mamá y ruedo los ojos.
«Claro, porque yo si puedo peligrar a merced de los riesgos de la migración y a nadie le importa».
-Es lo mejor que harás, aquà no hay vida, este paÃs está cada vez peor. ¡Vete muchacha! -me motiva la rubia con la confianza que no le he dado y me levanto para husmear en la cocina.
-Igual no tengo otra opción -musito mientras me dirijo al refrigerador-. ¡No hay nada!
-Oh, bienvenida a la pobreza ¡Despierta que estás en Cuba!
-Pal' carajo mami -refunfuño y suelto un bufido.
-Sale a la calle a ver qué encuentras. Coge dinero ahà -me señala una cartera que cuelga de un clavito en la pared del comedor y tomo de ella cien pesos-. Con eso no te alcanza, coge cincuenta más, con suerte le caerá algo a tus muelas -se burla con ironÃa y la clienta se hecha a reÃr con ella.
-Que madre tan chistosa tengo -digo y voy a mi habitación para tomar mi ropa y luego ir al baño a cambiarme.
Salgo a la calle con short corto de mesclilla y blusa de franela rosada, calzo un par de chanclas hawaianas y llevo el cabello recogido en una coleta alta. Por suerte vivo en la ciudad y en cada esquina hay un quiosco -el problema es que no venden nada que sirva-. Pero bueno, al menos logro comprar una pizza del tamaño de una tortilla. La abro descaradamente frente al vendedor y hago una mueca, se ve horrorosa.
«Shhh, no protestes Mari, es lo que hay».
* * *
Hace dos semanas y cuatro dÃas tiré por la borda todo mi esfuerzo acumulado durante diez años. Cansada de tanta humillación y bajo los consejos de mi madre, decidà renunciar a mi sueño de convertirme en una más de la compañÃa "MicompañÃa", dirigida por la majestuosa bailarina y coreógrafa española Susana Pous. Durante este tiempo en casa, me detuve a pensar en mi futuro. Desperdicié la oportunidad de ingresar a una Universidad porque ¡Yo, Mariana Hernández Cruz, iba a llegar muy lejos! Que tonta fui. Mamá tiene razón, aquà no hay vida...
-¡Recoge un par de cosas pero ya! -irrumpe mi madre en mi cuarto como loca y me ordena levantarme.
-¡¿Qué?! ¿Por qué? ¡Mami! -escandalizo y calla mis palabras con un: -¡Shhh!
Hago silencio y siento mi corazón trotar como una manada de hipopótamos.
-Habla bajo, que la gente es muy chismosa. Ricardo acaba de llamarme, el grupo de Granma que se iba hoy tuvo un problema, uno de ellos desistió y se formó un escándalo para recuperar el dinero. Asà que hay un puesto libre. Mañana en la noche se van, tú te vas también.
Mis piernas comienzan a temblar cual cuerdas de arpa y un nudo se forma en mi garganta. Mi madre ha pasado más de cinco años ahorrando con las ganancias de la manicura para algún dÃa sacarme del paÃs. Muchas veces me cuesta entender cómo es capaz de enviarme bajo tantos peligros a otro Estado, pero la respuesta es muy clara, solo quiere lo mejor para su hija.
-Pero... ¿Cómo le haré! ¡Coño mamá no lo voy a lograr! -le grito entre lágrimas y ella me abraza.
-Shhh, shhh... Sà lo vas a lograr, mÃrame -acuna mi rostro entre sus manos y susurra-. ¿Para qué te he preparado todos estos años eh? Sabes cuánto he trabajado para reunir el dinero suficiente. No pienso que sigas aquÃ.
-Mamá... ¡Por Dios, cuántas personas han muerto!
-Cariño, escúchame, será un viaje seguro y rápido. No cruzarás selvas ni rÃos. Una lancha de cuatro motores los recogerán a todos, son quince personas y hay niños pequeños. Si no fuese seguro no te pidiera que te fueras. Mari, te suplico que te vallas, ayuda a tu familia -musita acompañando mi llanto y asiento.
«No tengo que pensarlo. ¡Basta ya de pensar en mis ridÃculos sueños! Es el momento de devolverle a mi madre todo lo que ha hecho por mà y mis hermanas pequeñas».
-¿Qué les dirás a Karla y a Kamila? -le pregunto preocupada y limpio mis lágrimas.
-Ellas regresan la semana que viene, dice tu abuela que se sienten bien allá.
-Quiero verlas antes de irme, por favor.
-Puedes ir mañana temprano, pero debes regresar en la tarde. En un rato iré a ver a Lora, ella también se irá contigo, me prometió que te cuidarÃa -enuncia y se dirige a mi pequeño armario de madera-. Mientras tanto tú prepara una mochila con algo de ropa para el primer dÃa. No puedes llevar mucho peso. Mañana te explico con calma mi niña ¿SÃ?
-Está bien -respondo con la voz temblorosa y tomo mi mochila para doblar una pieza de ropa y otros útiles.
Mediante rezos le pido a Dios que me dé las fuerzas para despedirme de mis hermanas sin llorar en el proceso. Recito la oración que me enseñó mi abuela y le prometo a mi madre antes de irme a dormir que seré la palanca que ellas necesitan. No sé lo que me espera en Estados Unidos, tampoco puedo siquiera imaginar los planes de Ricardo para ayudarme, solo se que haré lo que haga falta para sacar a mi madre y mis hermanas de la Isla.
Elena solo desea ejercer en aquello para lo que ha estudiado, enfocarse en sus objetivos, sonreÃr, salir y disfrutar sin compromisos de por medio. Hero Clark no supera la traición de su exprometida y busca con desesperación una madre sustituta para una pequeña que dejan en su apartamento. Ella intenta cargar con el peso de las deudas de su padre. Él hace un trato con un desconocido para resolver sus problemas. El destino los junta en un club y los separa al dÃa siguiente para volverlos a unir en los preparativos de una boda. ¿Qué tan peligroso serÃa encontrarte con el hombre que te llevaste a la cama una noche de locura, y caer en cuenta de que será tu futuro esposo? ¿Cómo lidiar con un galanazo prepotente, dominante y arrogante esposo millonario?
A veces el amor aparece de la manera más inesperada y en la forma de la persona menos pensada. Para Daniel, la vida a sus 40 años es una rutina entre sus tres hijos y su cargo de CEO de la empresa familiar. El fallecimiento de su esposa lo deja inmerso en la tristeza; creando, con el correr de los años, una coraza frÃa a su alrededor. Deanna tiene una vida normal, trabaja medio tiempo y estudia en la Universidad de Artes porque quiere lograr su sueño: cantar en la ópera. Solo le falta un año para terminar su carrera cuando su amigo Harry le pide ayuda desesperado. Una antigua regla familiar le impide casarse con su novia, la cual está embarazada. Para hacerlo, Daniel, su hermano, debe casarse primero. Para ayudarlo con su problema Daniel y Deanna acceden a fingir una relación y un matrimonio. Son tan opuestos que la atracción es inevitable. Él encuentra en ella la calidez que faltaba en su vida y Deanna el amor luego de una ruptura desastrosa. Finalmente, Daniel puede volver a tener una familia. Pero hay muchos intereses ocultos que buscan separarlos y alejarlos. El viaje es difÃcil, deben enfrentarse no solo a terceros que les complicaran las cosas, sino también a sus propios miedos e inseguridades. No es sencillo equilibrar 15 años de diferencia. Pero el corazón tiene razones que la misma razón nunca entenderá.
Sólo habÃa un hombre en el corazón de Raegan: Mitchel. Tras dos años de matrimonio quedó embarazada. Raegan se sintió muy feliz. Pero antes de que ella pudiera darle la noticia, él solicitó el divorcio porque querÃa casarse con su primer amor. Más tarde, Raegan tuvo un accidente y, tumbada en un charco de su propia sangre, le pidió ayuda a Mitchel. Sin embargo, se fue con su primer amor en brazos. Afortunadamente, Raegan escapó por poco de la muerte y decidió retomar su vida. Años después, se hizo famosa en casi todo el mundo. Después del divorcio, Mitchel se sintió muy incómodo. Por alguna razón, empezó a extrañarla. Le dolió el corazón cuando la vio sonreÃrle a otro hombre. En la ceremonia de su boda, él irrumpió y se arrodilló. Con los ojos rojos, preguntó: "¿No dijiste que tu amor por mà era inquebrantable? ¿Por qué te casas con otro hombre? ¡Vuelve a mÃ!".
Janet fue adoptada cuando era niña, un sueño hecho realidad para los huérfanos. Sin embargo, su vida fue cualquier cosa menos feliz. Su madre adoptiva se burló de ella y la acosó toda su vida. La mucama que la crio le dio todo el amor y el afecto de una madre. Desafortunadamente, la anciana se enfermó gravemente y Janet tuvo que casarse con un hombre que tenÃa mala fama en sustitución de la hija biológica de sus padres para cubrir los gastos médicos de la criada. ¿PodrÃa ser este un cuento de Cenicienta? Pero el hombre estaba lejos de ser un prÃncipe, aunque tenÃa un rostro atractivo. Ethan era el hijo ilegÃtimo de una familia rica que vivÃa una vida lujosa y apenas llegaba a fin de mes. Él se casó para cumplir el último deseo de su madre. Sin embargo, en su noche de bodas, tuvo el presentimiento de que su esposa era diferente a lo que habÃa escuchado sobre ella. El destino habÃa unido a las dos personas con profundos secretos. ¿Ethan era realmente el hombre que pensábamos que era? Sorprendentemente, tenÃa un extraño parecido con el impenetrable hombre más rico de la ciudad. ¿DescubrirÃa que Janet se casó con él por su hermana? ¿SerÃa su matrimonio una historia romántica o un completo desastre? Siga leyendo para saber cómo se desarrolla el amor entre Janet y Ethan.
Amar y ser amada es lo que toda mujer sueña. Sin embargo, lo único que Debbie querÃa era el divorcio. Llevaba tres años casada con Carlos, un joven multimillonario a quien ni siquiera habÃa visto la cara. Cuando por fin decidió poner fin a su irónico matrimonio e ir en busca de la felicidad verdadera, apareció su supuesto marido y le pidió que lo intentaran de nuevo. A partir de entonces, Carlos se sentÃa increÃblemente atraÃdo por el espÃritu libre y salvaje de Debbie y se enamoró de ella. Él comenzaba a mimarla. Poco a poco, lo que habÃa entre ellos se iba a convirtiéndose en una atracción irrefrenable. Esto es una extraordinaria historia de amor donde descubrirá que, a veces, el amor no está muy lejos de cada uno de nosotros.
Como simple asistenta, enviar un mensaje al CEO en plena noche para solicitar pelÃculas pornográficas fue un movimiento audaz. Como era de esperar, Bethany no recibió ninguna pelÃcula. Sin embargo, el CEO le respondió que, aunque no tenÃa pelÃculas para compartir, podÃa ofrecerle una demostración en directo. Tras una noche llena de pasión, Bethany estaba segura de que perderÃa su trabajo. Pero en lugar de eso, su jefe le propuso: "Cásate conmigo. Por favor, considéralo". "Sr. Bates, está bromeando, ¿verdad?".
Samara ha vivido toda su vida tratando de no ser una carga, desde que se enteró que era adoptada y ser el orgullo de su padre asà que, siempre sobresalió en sus estudios. Su madrastra al principio no la apreciaba, pero cuando descubrió lo especial y poderosa que era Samara como bruja empezó a traela mejor pues ella también era una. Un dÃa de la nada su padre decidió volver a su paÃs natal con ella, con el pasar de los años después descubrió que era una loba. Sebastián, el rey alfa, después de la muerte de su padre cambió, se volvió frÃo y distante y también un completo idiota. Tomó el control de su manada a los 18 años y habÃa buscado a su pareja por más de 7 años. Eso lo llevó a sacar conclusiones equivocadas y por ende, decidió buscar una luna fuerte para su manada. Cuando todo fluÃa bien en la vida de ambos, pero se encontraron en sircustancias desfavorables. Pues Samara a penas se enteraba que era mitad loba también , y no sabÃa nada de ellos, y Sebastián creÃa que ella era una enemiga humana.