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La locura de su abuelo no dejará en paz a Magnus ni después de muerto. Obligarlo a casarse para conservar la fortuna era lo peor que podía hacerle. No, peor es la suciedad, los microbios, las infecciones, el contacto físico con otro ser humano. ¡Las fobias que lo vuelven loco! ¿Cuántas bacterias se traspasan al darse un beso? Magnus no quiere averiguarlo, pero su futura esposa por contrato tendrá otros planes. ¿Podrá Magnus mantener su matrimonio hasta conseguir su herencia si su esposa le parece repugnante?
En un día que parecía digno del más crudo invierno, la mano enguantada de Magnus Grandón aferró con fuerza el mango del paraguas y observó, complacido, que ninguna gota de lluvia le había mojado la ropa.
En una ciudad con tanta contaminación ambiental como en la que vivía, la lluvia no debía ser muy diferente al agua de las cloacas: sucia, ácida, asquerosa. Se sacudió en un escalofrío y se encogió, para seguir bien protegido bajo el paraguas.
A su lado, una de sus tías tenía salpicado el hombro y parte del brazo. Pobre mujer, ya nada se podía hacer por ella.
En la otra mano, Magnus cargaba un ramo de flores, cubiertas en su totalidad por papel celofán. Parecían plastificadas.
-Padre nuestro, recibe a tu lado el alma de Álvaro Grandón, patriarca de la familia, amado padre y abuelo, que ha partido dejando un gran vacío en todos quienes lo amaban -decía el sacerdote, con voz solemne y profunda.
Magnus, con hipnótica expresión, miraba las gotas de lluvia resbalar por la brillante cubierta del ataúd de su abuelo, de su amado y dulce abuelo. En su mente, se dibujaron los esbozos de uno de sus amados recuerdos, como flashbacks de Vietnam:
-¡Abuelo, sácame de aquí, por favor! Está oscuro... no puedo respirar... -rogaba el Magnus de diez años.
-Claro que sí, hay aire suficiente. Allí te quedarás hasta que aprendas a ser un hombre -decía el dulce abuelo, con su sonrisa demencial.
-Magnus, querido. Mis condolencias -le dijo la tía Agustina, regresándolo al presente.
-Gracias, igualmente -dijo él, retrocediendo para eludir el abrazo de la mujer.
Todos a su alrededor se abrazaban.
A diferencia de lo que muchos podían pensar, la familia Grandón no era muy grande, sus miembros tenían la mala ocurrencia de morir. Así había pasado con la abuela, con los padres de Magnus y con el esposo de su tía Elena, que lo había criado como a un hijo. Sin embargo, había allí mucha gente: socios de la empresa, amigos de la familia, desconocidos, nadie que le importara mucho. Y para su fortuna, nadie se le acercaba más de lo necesario, pero la probabilidad existía. A cada segundo que se extendía el funeral, la posibilidad de que alguien quisiera abrazarlo era una realidad, por eso detestaba los funerales.
Una mano le palmeó la espalda y casi se le salió el corazón por la boca.
-Resignación, Magnus, resignación -le dijo un infeliz.
Más que un consuelo, Magnus sentía que el tipo se había limpiado la mano en su espalda. Quería mirársela, quería sacudirse como un gusano hasta que el toque sobre su piel se borrara.
Mantuvo la compostura y suspiró.
Minutos después, el ataúd con el abuelo descendía a su último lecho, de donde tuvo la certeza de que ya no saldría jamás. Antes de que la multitud se agolpara en torno a la fosa, Magnus dejó caer dentro el ramo de flores que cargaba y escapó raudo a la seguridad de su auto.
-Es todo, se acabó, es el fin. Ya todo terminó. Vayámonos rápido de aquí, detesto el olor a cementerio.
El chofer arrancó el auto y condujo al lugar donde sería la lectura del testamento. No imaginaba Magnus que su abuelo tenía planeada una última jugarreta con la que seguir haciendo su vida miserable aún después de muerto.
Isabella Crown lo tiene todo: un esposo atractivo y exitoso, un auto último modelo, una carrera en ascenso, la mansión de sus sueños y una hija maravillosa. Sin embargo, su vida perfecta dará un vuelco cuando pierda lo más valioso y no hablo de su mansión. Destruida por la tragedia, con un esposo que no la apoya y desconfiando de la justicia, decidirá buscar la verdad ella misma, aunque acabe perdiendo todo lo que le queda en el proceso, aunque tenga que aliarse con Jacob Swizz, su rival en el trabajo, su cómplice y tal vez algo más. Poco a poco descubrirá que la vida perfecta que tenía no era más que una ilusión. Y nadie estará a salvo. Nada en el mundo es más peligroso que la ira de una mujer que ha perdido a su hija.
Desde los cuatro años, Alana ha intentado convencerse de que el accidente en que murieron sus padres y su hermano no fue causado por un hombre lobo. Les teme, los odia y jamás podría acabar enamorada de uno, sobre todo porque no existen. Sin embargo, cree haber visto a uno merodeando por la universidad. Damián es el hijo del alfa de la manada Ojos Carmesí y nunca pensó que hallaría a su mate en la universidad, mucho menos que sería una humana, algo que su padre jamás aceptará. El destino los ha unido mientras el miedo, el odio y toda una manada intentarán separarlos, como ya hicieron anteriormente con otros como ellos. El misterio sobre la muerte de los padres de Alana será la puerta de entrada para el horror que les espera y tendrán que luchar para que no se repita la historia. Y proteger a su hijo.
Por culpa de su adicción incontrolable, los problemas de Alessa no han hecho más que empezar. Ha perdido su trabajo, a su novio, a su familia, sus amigos y todo porque no puede evitar que el sexo sea el centro de su vida. Ahora, involucrada con su jefe, tendrá que luchar para controlar esos deseos infernales que la poseen y no perderlo todo una vez más. Él está dispuesto a ayudarla, él quiere que la ninfómana sea sólo para él. ¿Podrá conseguirlo? ¿Podrá el amor brotar en un terreno tan herido?
Segunda parte de "Prisionera de Vlad Sarkov" Una misteriosa mujer ha llegado a trabajar a la mansión Sarkov, y ha levantado las sospechas de Vlad. Él sabe que la perversidad más absoluta puede ocultarse tras una inocente mirada y estará atento a cada uno de sus pasos. No la dejará ir a hasta descubrir lo que planea. No la dejará ir hasta saciarse de ella, y el hambre del demonio parece no tener límites. Al final ¿Quién será el prisionero?
Cuando la joven Samantha Reyes llegó a trabajar como maestra particular del hijo menor de la acaudalada familia Sarkov, jamás imaginó que el excéntrico hermano mayor le hiciera las cosas tan difíciles, hasta el punto de convertirla en su prisionera. Con una deuda creciente y el miedo a ser una más de las mujeres desaparecidas de la vida de su nuevo jefe, Samantha descenderá hasta el infierno privado de Vlad Sarkov, donde la perversión, el placer y el misterio se retuercen en una mezcla enloquecedora. ¿Qué será lo que el misterioso heredero tiene planeado hacer con Samantha? ¿Podrá ella escapar o se dejará seducir por el demonio?
El marido de Vivianna se casó con ella por su herencia, y después de quitarle todo lo que tenía, la mandó a la cama de un acompañante y le tomó fotos. La amenazó con divorciarse con esas fotos y la obligó a salir de su casa sin un centavo. Dejó su país de origen en desgracia. Cuatro años más tarde, regresó a casa como Jefa de Diseño de Joyas y tuvo un hijo de tres años. Su niño genio le dijo después de bajarse del avión: "¡Conseguiré que el hombre más rico del mundo sea mi papá y te respalde!" Ella lo tomó como una broma, pero dos días después, su asistente le dijo que el hombre más poderoso del mundo se había robado a su hijo y la invitó a cenar. Al encontrarse, ese hombre sostuvo a su hijito y le dijo dominantemente: "Es mi hijo!".
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