e vista
tarde primaveral, caminaba por la acera mientras una brisa barría la calle, levant
mis pensamientos. Miraba la pantalla de mi celular en vano. Todavía te
lebrar otro año de matrimonio con Lucca. La casa todavía estaba en silencio cuando crucé la puerta. Esto me daría algo de tiempo para
tina y el tiramisú. Cuando todo estuvo listo, coloqué el jarrón con amapolas blancas en el centro de la mesa. Saqué la fuente de ravioli
el teléfono todavía estaba apagado. Corrí las cortinas y levanté mi rostro para contemplar el ci
onsciente encontró una excusa deshilachada
ta el dormitorio. Mis ojos vagaron por el
egurarme de que todo estuviera perfecto hasta que vi una bolsa blanca en el a
recto al baño donde me bañé y me perfumé. Me puse la ropa interior muy sensual. E
detrás de las cortinas en el instante en
casa? - La voz d
el crujido de la
a de mi padre. Suele prepar
migo?» Me pregunté
los besos. Conocía bien esas risitas femeninas. No pasó mucho tiempo antes de que los pies de la cama empezaran
gusta, princesa?
! -respondió de
de voz de Susie. Mi mejor amiga estaba en la
de tal manera que terminé olvidan
de Susie. Esperaba eso de cualquier otra pe
, Marie? -inquiri
e sobre mi colchó
r la compostura, pero tenía un nudo en
arie! -ordenó. -
enzó a vestirse mientras Sus
iste esto? -pregu
es de que pudiera acercarme a la mujer
mientras me empujaba hacia la butaca. - No
sas, no podía ser tan delgada ni tener un vientre tan plano como e
pie y, aunque estaba envuelta en esa sábana, desfiló gra
e aniversario de
galo. Olvidé recogerlo después
comprara ropa nueva para nuestra hija. Recuerdo que me dio la tarjeta de
ana al suelo. Sin pudor, se puso el vestido sobre los
n el rostro petrificado, miré la
ije que no quiero segu
s una hij
con una mujer solo porque tiene
tar en bares y fiestas. Dejé de lado el sueño de s
ama, - dijo Su
e deshice de mi esposo y avancé. Antes
rga golpeó mi piel y al instant
es toda tuya
é hic
stás descuidada y fea desde que perdiste a nuestro hijo. -
mente. En ese momento, me di cuenta de
nhóspito en Giambellino, un barrio de las afueras de Milán. A pesar de estar cerca del
arnos. Nos obligaban a vender flores a los turistas que paseaban por el centro de la capital. A v
los platos y tarareaba. Desde ese día, tuve que cantar por las
abólica que siempre llamaba la atención de cualquier chica. En el momento en que sus ojo
en rehén de la infelicidad. A veces pensé que la amante de Lucca era su secretaria, pero nun