sen
hica se comiera una hamburguesa doble con papas fritas y coca cola. Davina se dejó caer sobre
idiaria que traes encima. – Davina lo miro intentando poner su peor cara, pero despu
n diez años. – Owen asintió en silencio comprendiendo lo que decía la c
nsa el resto del día, puedes pedir lo que desees a la habitación, vendré a verte mañana para llevarte a
eocupes, mañan
alió de la habitación y miro l
en era un hombre práctico, que solo mostraba interés en los resultados y el dinero que podía sacar de ellos, pero no podía evitar haber desarrollado cierto instinto protector hacia la chica, a pesar de solo ser cinco años mayor que ella, él sentía que hab
entrada se encontraba un pasillo, a la derecha estaba la puerta del baño y a la izquierda el closet, con algunas mudas de ropas, una colcha de repuesto blanca, otra almohada un minibar repleto de bebidas alcohólicas, sodas y agua, encima alg
stamente de su talla y comenzó a preguntarse de donde Owen sacaba tanta información suya. Sin querer perder más tiempo abrió la puerta de cristal del baño y contuvo un gemido. Owen no había mentido cuando le dijo que allí podía tomar el baño de su vida, a la derecha se encontraba una ducha de hidromasaje con
ue esperabas, pero este vino se
aquella dicha durante una media hora, se permitió relajarse tomarse el vino y adormecer sus sentidos, lo suficiente para callar todas sus inseguridades y miedos. Lo suficiente
algún tipo de fiesta o coctel de la alta sociedad. Curiosa y aburrida Davina se puso a observar los cochen que entraban y las personas que bajan de ellos. De pronto una invitada llamó su atención tenía el cabello negro con estilo Bob francés, su piel morena resplandecía bajo un vestido largo Imperio plateado con escote Halter. Hacia 10 años que Davina no veía a Yvonne, pero en el segundo en sus ojos la observaron a la distancia, supo a ciencia cierta que era ella, a pesar de las joyas, de la ropa cara y el maquillaje delicado, aquella era la
do el código de vestimenta de
eza e hizo contacto visual con la chica que estaba detenida por el guardia de seguridad y luego devolvió su atención a la mujer con la que conversaba, como si no hubiera pasado nada, como si nadie la hubiera llamado. Davina no sabía si r