sen
nto. El vestido negro, cola de sirena se ajustaba perfectamente a sus curvas como una segunda piel. Después de tantas mañanas haciendo ejercicio en la cárcel podía ver los resultados, el escote en forma de corazón resaltaba sus pechos. En closet también encontró unos tacones de su talla
ejaba siquiera un poco a aquel lujoso lugar. Unos pasos más delante había tres escalones, a su izquierda se encontraba la primera barra con algunos banquillos, a su derecha un poco más alejado de la multitud se encontraban unos sillones de cuero con sus mesitas, los camareros iban y venían sosteniendo bandejas llenas de bebidas o aperitivos, enfrente se extendía la piscina rodeada de mesitas altas donde las personas charlaban y reían
nrisa discreta en el rostro y parecían una heredera de la alta sociedad, como si ese hubiera sido su entorno siempre. Casi era imposible reconocer a la adolescente que se senta
ndo su amiga de la niñez, su mejor amiga y necesitaba hablar con ella y dejar las cosas claras para cerrar de una vez por todas ese viejo capítulo. D
. – saludó simplemente
de Yvonne encontraron los oscuros negros de Davina, luego observo a su alrededor preguntándose d
chica que era vecina de mi madre hace muchos años, pero si mal no recuerdo lleva mucho tie
endo un gran dolor, aunque realmente le lastimaba aquella actitud de Yvonne. – per
de su mejor amigo. Yvonne tubo 10 años para visitarle en la prisión y nunca se había presentado, ya Davina se había preparado para este escen
nde iba y choco con una columna, dio un paso atrás torpemente y si
ia. – protestó al ca
en traje. Era extremadamente alto, tal vez mas 1.90, sus ojos eran entre dorados y verdes, su cabello era oscuro y se encontraba perfectamente peinado al estilo