el día de hoy acentuando cada gesto de mi mano al hablar, caminando con pa
s mi primera
ál es el propósito del Maestro, pero sea cual sea voy a lograrlo, haré lo que tenga que hacer, para que él pueda est
sé qué me ocurre, pero no puedo olvidarlos, por más que lo i
os de esos. No es que sienta nada por el Maestro, eso está claro. Es. . . es solo
seco mi cabello dándole volumen, eso logra acentuar mi rostro. Sonrió al espejo, soy bonita y eso al parecer e
io que me hizo aque
razón, le pediré al maestr
ntal. Por ahora, solo debo
mente exquisito, no puede haber otra palabra que lo describa mejor, el maestro escogió el color, dice que el
s hasta las rodillas, la tela de la parte interior es tersa y delicada, cubre mi pecho y toda la parte frontal ha
o queda ni la sombra de aquella pequeña que dormía, vivía y comía en la calle, no soy para nada parecida a Katia, Irina me gusta más, Irina es preciosa, ahora me veo como una hermosa y sensual jóven. Siento que la
ados y firmes, que además de hacerme ver sensual me dan seguridad. Me coloco algunas prendas; zarcillos, collar y pulseras. Lo más hermoso es
ber costado una fortuna. El Maest
on mis labios con un intenso rojo. Caminó despacio
no puedo creer que e
ta interrumpe mi exa
o es P
a no es ella, sino Mi Maestro. Tiene un hermoso traje azul marino, su ca
na- me dice con su
llo y lo acomoda con cuidado sobre mis hombros, su roce hace que recuerde los
?- me pregunta co
iosa Maestro, no quiero estro
i, Irina. Yo sé que lo harás genial. - Pasea sus
le
r favor, no quiero que te muestres nerviosa
Mae
llegar, durante la cena dirígete a mí como Señor o simplemente c
pequeña familia. La señora Marcela, el señor Roberto y su únic
rina Roberts. Mi protegid
nunca había visto unos ojos tan llenos de luz, eso habla de su alma pura- ella ríe feliz por recibir un cumplido, yo sonrió para mis adentros, es tan fácil engañar a las personas con halagos. Siempre que los llenas de halagos, su ego se crece
rada Von Fischer- dic
ce Roberto. Por cierto, a
ebiste decirnos, nos hubiese encantado
rse, de ninguna manera-
y le dedico una tímida mirada juguetona- no te
ra fijamente, está ruborizado, evidentemente es algo tímido, o sus pensamiento
inclinación con su cabez