lla se despertó con una sonrisa en el rostro, recordando la noche mágica que había pasado con Max. Se se
na. Allí encontró a Max, de pie frente a la estufa, con una camisa de algodón que acentuaba su figura de
ndose para enfrentarla. "Espero que tengas
cia. "¿Qué es? ¿Huevos revueltos? ¿Tostadas?" preg
guiño. "¡Panqueques con jara
ro chef," lo alabó, tomando asiento en la mesa, disfrutando de
n, de las historias que querían contar a través de sus canciones. Max le contó sobre las nuevas melodías qu
era un pedazo de ti," dijo Max, miránd
nó de alegría. "Y tú eres mi inspiración. Nunca pensé que podría se
dos que Defne sabía que atesoraría por siempre. Pero en medio de e
escrito, el teléfono de Defne vibró en la mesa. Era un mensaje de su profesor de dis
" preguntó
extranjero," respondió Defne, con un nudo en el estómago. "Quieren qu
se por un momento. "¿París? Eso suena increíb
posibilidad. "Sí, sería por un año. No sé qué h
rías considerarlo. Tu carrera es importante, y París... ¡Es la ciudad del amor! Además,
ue sentía. "¿Y nosotros? No quiero que esto afecte nuestra r
e necesitas elegir entre tus sueños y nuestra relación. Lo que tenemos es real, De
a que él tenía razón, pero la idea de estar lejos de él la llenaba de miedo. "No
ó Max, levantándose y caminando hacia la ventana. "Podemos h
speranza y tristeza. "No sé si puedo hacerl
más intensos cuando estemos juntos de nuevo," dijo Max, volviéndose para enfrentarla. "Toma tu tiemp
aba lo que estaba en juego. Podía sentir que se encontraba en una encrucijada: por un lado, est
a pensar en ello?" preguntó,
do su rostro entre sus manos. "No importa lo que decidas,
arís era emocionante y aterradora a la vez. Sabía que esa era una oportunidad única que po
que cercano, el aire fresco la envolvió, y se sintió agradecida por el hermoso día.
os momentos compartidos, y cómo él siempre había estado allí para apoyarla
ción. El sonido de la guitarra llenaba el aire, y Defne se sintió atraída po
har lo que he estado componiendo?" pregun
él comenzaba a tocar. La melodía era suave y melancólica,
sintiendo cómo la música la
ti. Habla sobre el amor que siente una persona cuando está lejos
¿Sabes? A veces me asusta la idea de perde
s real, y siempre lo será," asegur
cuenta de que, a pesar de la incertidumbre, había algo inquebrantable entre e
compañía del otro. "Quizás deberías considerar tu viaje a París," sugirió Max suav
ose afortunada de tenerlo en su vida. "Lo pensaré. No quiero que
siempre estaré en la distancia, apoyándote en cada
como un cálido abrazo. Las dudas aún persistían en su mente, pero también había una crec
os recuerdos que compartían se mezclaban con las promesas de un futuro incie
do interés en sus habilidades y que la había motivado a explorar su pasión por el diseño de videojuegos. Se saludaron y se sentaron en su oficina, donde las paredes estaban decoradas con carteles de juegos famosos y bocetos de proyectos anteriores. Defne expuso sus inquietudes sobre la oferta: las implicaciones de mudarse a París, el tiempo que tendría que estar lejos de Max, y cómo afectaría su relación. Su pr
urioso, golpeando a su hermano Nicolás, que estaba en el suelo, intentando protegerse. La ira de su padre era una sombra aterradora, una fuerza destructiva que Defne había temido durante años. "¡Déjalo en paz!" gritó, sintiendo que la adrenalina corría por sus venas. Su padre, sorprendido por la interrupción, se volvió hacia ella, sus o
dre, su voz retumbando en las paredes. Defne sentía que su mundo se desmoronaba a su alrededor. Había crecido con el miedo y la impotencia de no poder hacer nada, pero esta vez estaba decidida a no dejar que la injusticia prevaleciera. "No estoy aquí para seguir tu camino. ¡Estoy cansada de esto! Nicolás no hizo nada para merecer esto. ¡Tú eres el
furia. Golpeó su brazo y, en una explosión de rabia y coraje, gritó: "¡No más! ¡No puedes seguir así!" Su padre, atónito ante su resistencia, retrocedió un paso, su expresión cambiando de rabia a
e arrodilló junto a Nicolás, su corazón latiendo con fuerza mientras examinaba las heridas en su rostro. "¿Estás bien?" le preguntó, su voz temblando. Él asintió,
ero Defne ya estaba segura de su decisión. "Es lo único que podemos hacer. Necesitamos un lugar seguro donde descansar y curar nuestras heridas." Sin perder más tiempo, recogió algunas cosas esenci
voz llena de preocupación mientras los miraba con detenimiento. Defne, con lágrimas en los ojos, explicó lo sucedido. "Papá..." comenzó, pero las palabras se le atragantaron en la garganta. "Estaba golpeando a Nicolás, y cuando traté de
al lado de Nicolás, quien parecía más calmado pero aún herido. "No tienes que preocuparte, Nicolás," le dijo con suavidad, "tía
e observó el gesto tierno de su tía. "Tío debe estar preocupado por ustedes," dijo tía Emma, sonriendo con amabilidad. "No quiero que se sientan culpables por estar aquí.
era temporalmente. En medio de su tristeza, una pequeña chispa de esperanza comenzó a crecer en su interior. Sabía que la situación en casa era
ar su energía en algo positivo. Nicolás asintió, y juntos comenzaron a planear cómo aprovechar el tiempo con su tía Emma. Mientras hablaban y compartían risas, el peso de la situación anterior comenzab