ntos, intentando comprender la naturaleza de lo que habían enfrentado en el monasterio. El misterioso hombre, el bastón brillante, y ese canto gutural que pa
y bajó las persianas, como si quisiera protegerse de cualquier mirada curiosa. Mario se
ya no es solo un juego de tesoros ocultos o sociedades secretas. Ese hombre... hizo
mostrador. La luz tenue proyectó sombras alarg
-. La Hermandad del Albor y el Ocaso, según las leyendas, no solo era un grupo de custodios. Se decía que tenían acceso a f
tió un es
se bastón es una de es
ía significar que estamos enfrentándonos no solo a una
copiado y el medallón que aún brillaba con un reflejo tenue. Esos objetos pa
os saber si ese bastón es una reliquia, y si hay más cosas como esa. Él po
o su expresión ref
mbre apareció en el monasterio casi como si supiera que íbamos a estar allí. -Miró a Mario con seri
. Era cierto que había sentido una leve paranoia, como si algo lo vigi
lgo inquieto, pero no puedo decir con c
ver a Valenzuela, pero por separado. Nos encontraremos en un lugar a
-
a antes de partir, tomando rutas diferentes para asegurarse de que no lo seguían. Cuando finalmente llegó
ndo los alrededores-. Vamos. La cabaña de V
lencio mientras avanzaban por el sendero sinuoso. Al llegar a la cabaña, Mario sintió que algo
? -llamó Jorge, empujand
s libros y los manuscritos estaban tirados por el suelo, algunos muebles habían sido volcados y
s caminaba por la cabaña con cautela-. El hombre del
ejó el lugar apresuradamente -añadió Jorge, re
pequeña nota pegada a la parte inferior de una m
-Mario levantó la vista hacia Jorge, con una mezcla de confu
etros de aquí, es un buen lugar para esconderse. Pero si decidió
-
n un denso dosel que apenas dejaba pasar la luz del sol. Cuando llegaron a la entrada, una inmensa grieta en la ladera de
r el camino de tierra y roca, siguiendo las señales que parecían marcadas recientemente en las paredes. Finalmente, encontr
uela, al verlos entrar-. No sabía si les qu
recía más demacrado, con ojeras profundas y un nerviosismo evidente
llegó poco después de que ustedes se fueran. Estaba buscando algo, un objeto, una reliquia.
ando el medallón del b
esto? -preguntó, m
sus ojos se iluminaron con una
n lugares secretos custodiados por la Hermandad. Son la clave para abri
endo que el suelo se desvanecía b
onocimiento olvidado, otros aseguran que son puertas hacia dimensiones que no deberían ser abiertas. Pero la Herm
Mario con p
siguiéndonos. Debemos encontrar el resto
uela a
n que una de las llaves está en un lugar llamado "El Santuario del Silencio". Está ubicado en las profundidade
poner un peso sobre los hombros, pero ta
ino que debo seguir, lo haré. Encuentra la v
que no habría vuelta atrás. El misterio se adentraba más y