ñana, y la alarma comenzó a sonar despert
ba. Junto a ella, su pequeña hermana dormía profundamente, lo cual agradecía ya que así t
spiró profundo, viendo con decepción el barrio que la vio nacer y crecer. A menudo intentaba no quejarse de su vida, pero era u
ue otras, aunque había algunos suertudos cuyas casas eran de dos plantas, pero no garantizaba un mejor nivel de vida, como el caso de su familia. Aunque no todo era malo, había algo que l
o para ver nuevamente hacia el exterior; el sol brilló frente a sus ojos y la sola imagen logró serenarla. Forzó una enorme sonr
dose con un rostro cansado. Observó cada una de sus facciones, notando que el desvelarse en el trabajo la noche anterior no le había sentad
pero no tenía tiempo para desenredarlo, por lo que solamente se hizo u
esastre er
ien. Tenía que darse prisa y realizar un par de quehaceres, y preparar el desayun
Nena, arriba -insistió apartando las sábanas. La niña gruñó en respuesta mientras se removía hasta girar
-exclamó con emoción
rtaba los rizos rebeldes de su frente con el dorso de su mano. Amaba comer
tengo el tiempo ajustado, por lo que
jo sus pies, y luego caminaron hasta la cocina, en donde su padre se encontraba sentado en la pequeña me
jando el periódico sobre la mesa. -. La cifra de delincuencia ha aumen
canturreó divertida, logrando
día nos iremos de aqu
a menor con euforia. -. ¡Quie
rieron enternecid
menos 1.4 de altura se quede toda la n
a lengua a su padre, consiguiendo que éste le devolviera
cerme el favor de termin
on hablar al unísono, pe
quiero ponerme est
. -la pequeña rio a carcajadas, mastic
nera. Y para de reír con la boca
lo mejor que puede pasarte. ¿Notas co
estarás castigado. -
estalló en
irigió a la pequeña.
le digas
ió Noah, guiñándole un ojo a su pequeña, quien cubri
en la cabeza. Loa, termina de comer y v
ió, bajando de la mesa para subir las
evará a la c
taba quedando un poco más corto y ajustado a su figura de reloj de arena. Tendría que solicitarle a su jefe un cambio, ya qu
mano de Loamy y salió por la puerta de
nta de verte así, sobrio y desintoxicado -estiró la mano hacia su rostro y
o, lo
. -. ¿Sí, papito? Te
tristeza y dolor. Tomó su mano y la guio hasta sus
e lo intent
anto resignada. -. Iremos a toma
a cena, espero v
ron ambas, al unísono, mie
dados, y el césped crecía aún entre el asfalto. Ambas hermanas caminaban con mucha prisa, evitando a personas desconocidas que lucían peligrosas, a los perros bravos q