degradante. El lugar se encontraba repleto de personas que, como ya se esperaba, no eran de Central City. Eran hombres muy elegantes, todos de etiq
e encontraban festejando. Le pareció curioso el hecho de que no había mujeres acompañando a aquellos hombres. ¿Acaso era una empresa donde no aceptaban que laboraran personas del sexo fem
indis. -le informó la atractiva pelirroja, quien e
n, Natash
opios pensamientos. Pero, aun así, no sacó de su cabeza la idea d
lena de copas que no podía dejar caer, pasara lo que pasara. Aunque eso era casi imposible, ya que sus manos le
bre que, por el tono en su voz,
antes de avanzar haci
n hilo de voz, mientras tomaba l
manera burlona, antes de sujetarla del antebrazo
s en aquella mesa, y notó que todos
ondió, temerosa. -
e la tenía sujetada. -. Tu t
to de sus compañeras. Todas se veían igual de incomodas que ella, por lo que supuso q
seria. -. Debo
ban los guardias cu
si hubiese escuchados sus pensamientos, uno
ienen a un motón de chiquillas cobarde
por favor las respeten. -dijo el guar
o de ese despreciable hombre, por lo que sin pensarlo le dio la espalda para marcharse, pero el muy abu
erminó chocando con otro hombre que pasaba por ahí,
a, y rápidamente se inclinó para tra
había
ave y seria, que gruñía, y rápidamente alzó la
h
a del organizador de la fiesta, y fue aún peor el ver cómo su her
de verdad lo
anera brusca. Él estaba fur
n avergonzada que ni siquiera se atrevió a levantar
ento,
ble, y dañaste mi noche -la acusó. -. Ahora, tendrás que pagar por todo esto, ese vino es de
escuchar las palabras de ese hombre, al mismo tiempo en que el
o? -continuó, cru
aldas solo consiguieron infundirle más miedo. Abrió la boca para tratar de
o, s
ese momento. Parecía que lo disfrutaba en gran manera. Posó su mirada en ella, quien se
donde está el baño. -com
Per
as un p
n la cabeza, y comenzó a caminar en la dirección donde se encontraban los ba
e paró frent
tra
sobresalt
jo, avanzando hacia la puerta luego d