do, ese hombre causaba algo en mi, es c
sor cuando alguien me empujo, pe
do a mi atacante, quede sorpr
es que no puedo contenerme mas-dijo m
no sabia que hacer, pero luego algo fue
an, su sabor todavía estaba ahí, en mi boca, como un recordatorio de lo que acababa de ocurrir. Carlos permanecía frente a mí, su respiración era e
murmuró, su voz rot
do contra algo que no podía controlar. Quise moverme, apartarme, pero no pude. Mis pies e
aunque no entendía por qué. ¿Cómo podía doler algo que había pas
tremecer. Finalmente abrió los ojos, pero no había rastro d
r dejado que esto pasara -continu
que había inundado mi cuerpo se transformaba en hielo. La confus
e contenerme. Mi voz salió más fuerte de lo que esp
o por el cabello, visiblemente frustrado, com
.. como si no pudiera controlarme cuando es
ue sabía que estaba arriesgándome, no podía quedarme callada. -No entiendo, Carlos. Primero me
o de algo que parecía igual de confuso que lo qu
a mi oficina, no hay mas entrevitas-dijo fina
boca para decir algo, para preguntar por qué, pero no
ica pudiera protegerme del impacto de lo que acababa de decir. -¿Por qué? ¿Qué estás
un momento, pareció
amb
mantener mi dignidad, aunque por dentro me sentía desmoronándome. -Si me quieres lejos, entonces no vuelv
mó mi rostro entre sus manos. Sus dedos eran firmes, pero no m
ad que me dejó sin aliento. -Eres... eres todo lo que no
decir, qué hacer. Mi corazón latía con fuerza,
oz apenas un susurro. -¿Po
iro largo, como si estuviera carg
reces. Y porque... porque hay cosas de mí que no conoces, cosas
a todo eso, pero antes de que pudiera hacerlo, el sonido de un timbre no
quemaran y dio un paso atrás. El aire entre
e, como si no acabara de besarme con toda l
lió sin mirarme, dejándome allí, sola, con un t
paz de procesar todo lo que acababa de pasar. El ascensor volvi
yo entendía. Y aunque cada fibra de mi ser quería seguirlo, quería entenderlo, también sabía que había alg
estab
pesar de todo, quería correr ese riesgo, aun