r algo de calor. Me arrepentía profundamente de haber olvidado mi abrigo esa mañana. ¿Cómo podía ser tan despistada? Había
en la última hora. Para distraerme, comencé a ordenar las llaves y cerraduras en el mostrador, aunque no l
u lugar apareció un hombre vestido completamente de negro. Su abrigo largo y sus botas le daban u
-preguntó con una
, sorprendida de qu
¿En qué pue
so, dio un paso adelante y extendió una caja recta
es par
usión a
arte d
ió de manera críptica, com
a y se dio la vuelta para salir por la puerta, dejando tras
e cerró tras él. ¿Qué estaba pasando? Primero Carlos Torres apareciendo d
curiosidad podía más que cualquier otra cosa, así que, con dedos tembloroso
igo, pero no cualquier abrigo. Era un diseño impecable: blanco como la nieve, con botones dorados que parecían pequeños ra
tan fino. Y cuando miré la etiqueta, casi me caigo de la silla. Era de una marca internacional que
mé con manos temblorosas y la abrí, descubriendo
tú es más valioso que tod
anka
te no podía evitar conectar los puntos: Tutankamón, arqueología, lujo
a esto? Sentí un montoemociones: asombro, nerviosismo, y sí, un toque
El tacto era perfecto, y el ajuste, impecable, como si hubiera sido hecho a mi medida. Por un momento, me sentí como algu
nte. ¿Por qué Carlos había hecho esto? ¿Y cómo
me miraba en el espejo, no pude evitar sentir que algo estaba cambiando, como si e
su caja. Tenía muchas preguntas y ninguna respuesta, pero algo me d