ba decorado con un lujo intimidante, rebosante de detalles meticulosamente cuidados; todo parecía un reflejo de la personalidad de su dueñ
una araña de cristal que parecía flotar sobre ellos, Nikolai agu
se cerraron detrás de ella con un eco que le retumbó en el alma. Se plantó firme en el centro del
gesto desafiante. No iba a dejar que él creyera, ni por un momento, que podí
ecía calcular cada gesto con la precisión de un depredador acechando a su presa. Su silueta imponente llenaba la habitación, ha
adió el aire entre ellos, cargado de significado. Antes de que ella pudiera contradecirlo, Nikolai ext
arla. Él, quien parecía tener el control absoluto sobre todo y todos, sostenía esa flor con una delicadeza que parecía impropia de sus m
momentáneamente. Sus palabras no eran un cumplido vacío; su tono grave y pausado las hacía pesadas
cuidadosamente para contener sus sentimientos comenzaran a ceder. Pero no estaba lista pa
manos firmes, aunque su interior temblara. Su mirada seguía siendo desafiante, pe
una botella de licor costoso y dos vasos. Tomó la botella con una calma ensayada, pero sus ojos se perdieron por un momento en las lla
no tenía nada que ver con este mundo. Pero eso no importó. Él la atrapó en su red de violencia, y yo... no pude salvarla. Desde entonces, mi vida ha sido esto: poder, venganza y un pozo interminab
el rechazo absoluto al control que él ejercía sobre su vida. En ese momento, Nikolai no parecía el hombre invencible que lo había llevado
un nudo en la garganta. Pero s
kolai -dijo al fin, su voz baja pero inquebrantable
ó como una sombra al anochecer, reemplazada por la máscara fría que solía us
ejo. -Su tono era definitivo, cerrando cualquier posibilidad de réplica, y antes de que ella pudiera ag
esión en su pecho hacía que cada respiro se sintiera pesado. Al llegar, colocó la rosa sobre la mesita de noche junto a su cama. El contraste entre el negro
sigo algo siniestro, como si estuviera maldita. Su mente giraba entre
talos, suaves como terciopelo. Y a pesar del calor que proporcionaba la chimenea en la esquina de la habi