rpresa, aquel día llegaba con otras exigencias. Cuando entró en el despacho, Nikolai estaba ajustándose los puños de su impeca
evento. -La instrucción fue c
-preguntó, cruzando los
lado por tu seguridad, no lo olvides. Pero deberás cumplir ciertas reglas: s
ra de su ser deseaba gritarle en la cara, sabía que pelear abiertamente con Nikolai en esos momentos no
s invitados, todos miembros de la élite más poderosa, emanaban una mezcla de poder y misterio. Aunque se sentía como una intrusa en aquel m
u habilidad para leer a las personas le jugó a favor. Uno de los hombres más influyentes de la sala, un tal Viktor, se mostró intrigado por ella. Amable, pero con un trasfondo de t
la se tensaba era casi imperceptible para los demás, pero para aquellos que realmente lo conocieran, era una señal de que su paciencia estaba al límite. Y
rcarse a ella. La tomó del brazo, no con brusquedad, pero sí con una firmeza que dejaba en
gitado, una pequeña sonrisa desafiante apareció en sus labios. Nikolai no iba a inti
edos se deslizaron por la piel sensible hasta llegar a su mandíbula. Con un s
clinaba lentamente hacia ella. Lilia cerró los suyos, expectante, sintiend
impulso brusco, presionando sus labios contra
de su reacción, pero pronto se rindió
su lengua en el interior de su boca, explorándola con avidez, como si tratara de conquistar cada
ikolai brillaban con una mezcla de desafío y
ra rabia hacia él por su audacia? ¿O era un anhelo desesperado que ella misma no alcanzaba a comprender? Pronto se dio cuenta de que
aja, casi un susurro, antes de darse la vuelta y marcharse,
y disfrutó de la diversión. Ella era una persona sociable y apreciaba las fiestas, especialmente cuando podía distraerse de sus pen
ofrío en la columna vertebral. Era como si pudiera sentir su furia en la distancia. Pensó en acercarse para pedir disculpas, pero deci
omo si su presencia tuviera un efecto negativo en ellos. Se volvió para observarlo y lo encontró solo, con el rostro ence
ó mientras la to