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Historia
Jugando A Lo Prohibido

Jugando A Lo Prohibido

Autor: Halley
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Capítulo 1 El Juego de las Sombras

Palabras:1349    |    Actualizado en: 02/02/2025

majestuosa sede de Enterprise Dynamics, un

as, salvo por las luces que ilumi

espacho de Leonardo Velasco, el imponente CEO cuya presencia

revisaba un informe con la meticulosida

recían leer el alma de quien los mirara, proyec

latía en cada rincón de esas paredes de ese edificio, un secret

gué de confirmar la asistencia mediante el correo empresarial, y todos estarán aquí muy puntuales y a las 8:00 de

desarmaba incluso al más estoico. Su cabello castaño caía en suaves ondas sobr

moverse con la elegancia y la discreción que él exigía, además de que también había

de lo que hacía para voltear a mirarla. Pero cuando ella se acercó,

, aunque había algo más

a asegurarme de que tiene todo lo que necesita par

Ese instante fue suficiente para que el aire

ono era mitad elogio, mitad advertencia. Y sus ojos, la miraban de ma

a entre ellos. No era la primera vez que se encontraba a solas con él en esa oficina después de que

Velasco -contestó con

la distancia entre ellos co

iro de distancia, incli

eres mucho

esponder, él tomó su rostro

ntenso, que quemaba con l

entre el deseo y la duda, pe

mirada de Leonardo la hacía olvidar el resto del mundo. En e

menzó a decir cua

que saberlo. Nadie tiene por qué entrometerse en lo nuestro. Esto solamente lo sabremos t

nque en el fondo

sensación de que Leonardo controlaba cada aspecto de

mansión, la esposa de Leonardo y sus tres hijos disfrutaban de una vel

o para un amor que no debía existir. Pero, como todo secreto, este estaba

ra cuando Sofía salió del despacho, tratando de

a mirada de Leonardo seguirla, incluso después d

amientos: ¿qué tan lejos estaban dispuestos a llegar por una pasión

he que la llevaría a casa, su teléfono vibr

tes de que sea tarde. Leonardo no es quien dice ser y q

dia de seguridad al fondo y él estaba muy concentrado en su trabajo como para decir que se había distraído en su celular y

esde ahí podía ver la ciudad iluminada, pero sus pensamientos estaban en otra parte. Su teléfono sonó y, al

é qu

esposa sonaba serena, pero h

ntaron por ti. Dijiste que llegarías te

pechas innecesarias de su esposa y no tener que aguantar una discusión

es crucial. No puedo

ella hablara otra vez, esta vez co

e a no querer venir a pasar tiempo de cal

empre había sospechado de su habilidad para leer entre líneas, pero nunca había

, era pequeño pero acogedor. Cerró la puerta y se apoyó

la, observó la luz inte

rminará bie

tudes solo alimentaba su ansiedad. Lo que ellos compartían no solo era peligroso, sin

oscuro, sujetando un sobre con fotografías. En ellas, la imagen

, murmuró para sí mismo, ante

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