un estado de desesperación palpable provocando que el ambiente se volviera tenso. Su rostro, surcado por arrugas de preocupación que se acentuaban cada vez más ant
stado uno de los magnates más importantes de la ciudad, Stephen Bourousis, en una serie de negocios pr
dores que desaparecieron con su dinero. La incredulidad lo abrumó al enterarse de que no solo había perdi
un préstamo al banco, no era suficiente para la cantidad que debía. Ante la desesperación, había pensado en
phen. ¡No tengo nada! -dijo, b
ombre de negocios astuto, acostumbrado a lidiar con problemas complica
hombre afligido-. Se me ha ocurrido una idea para solucionar este asunto un
der del todo. Y dudoso, aga
? -la intriga se ap
se elevaron ligeramente en una sonrisa cerrada-. Una de tus hijas... Hanna, sí, ella es per
esultaba una locura, después de todo se quitaría un gran peso de encima. La desesperación lo empujó a aceptar. Sabía que no tení
dió, su voz apenas
a, el ambiente se sentía tenso y cargado. Hanna, la mayor, notó la incomodidad en su padre al no
papá? -pregunt
su voz áspera, mientras
spero apoyen la decisión que no solo va a sacarn
a? -esta vez
sería la solución perfecta a su problema. Y
ro de tus planes, pero es la única forma de salir de esta crisis. El
transformándose rápidamente en angustia.
imas amenazaban con escapar de sus ojos-. ¿Acaso soy un s
perpleja. ¿Cómo era posible que estuvie
r otra solución? -preguntó, s
notó lo decidido que estaba y n
perderlo todo. No seas ego
se veía más demacrado y arrugado por las malas decisiones que había tomado en
na, con la voz temblorosa pero decidida. Sin esperar re
su padre para que encontrara una salida diferente, una que no impliquese el sacrificio de
os provenientes de la habitación de Hanna la desgarró por dentro. Deseó con todas sus fuerz
bía imaginado que su padre, quien a pesar de siempre haber sido una figura distante y autoritaria, estuviera tan ciego por la desesp
? -preguntó, su voz
Un suspiro escapó de sus labios mientras se inclinaba para presionar la oreja contra la puerta,
", pensó, volviendo a su
toria que había estado leyendo. Sin embargo, las palabras comenzaron a difuminarse ante
da, escuchó la voz de su padre resonando en la casa. De repente, la puerta de su habitaci
dad? -gritó, su voz llena de rabia. La confusión se reflejaba e
el ceño, sintiendo su cabeza palpitar ante la r
uido -pronunció
rificada, incapaz d
de duda o remordimiento en su voz-. Los Bourousis esperan una esposa p
intentó protestar Hayl
elegida para salvar a esta familia de la ruina, pero ha decidido traicionarnos. Ahora tú ocu
ras su mente giraba en torno a la idea de que su
me hagas esto... -su
no sabía qué hacer. El peso de la responsabilidad se cernía sobre ella
tú serás Hanna. No podemos permitir
sino que además tendría que vivir una mentira, pretendiendo ser alguien que no era. Su v