nto, en mi ambiente, sabiendo que debía mantenerme limpia para poder avanzar, temblando gracias a la fiebre, vomitando, con retorcijones en
na parte de mi cerebro dejando un débil cosquilleo y se sentía bien. Sabía que no podía seguir así, estas cosas no se superab
una micro-siesta, sí, ese era e
tando maldiciones gracias a mis costillas, estaba al fondo del bolso y el brazo me dolía aún así lo encontré, se cayó un par de veces de mis manos temblantes a la colcha que m
o me haría sentir mal, aún así cerré los ojo
SHB
o mi cuerpo no colaboraba, así que asentí mirándolo fijándome-¿Qué?- se veía nervioso y apretaba el volante con fuerza, ya le había
da venir a e
n esta zona, en realidad- su respuesta me sorprendió y él se explicó- no
me mordí la lengua, pero no, t
rendió fue sentir la caricia en mi mejilla, su mano era grande y fuerte pero me tocaba con demasiada delicade
ono bajo, casi murmurando para él- Kriegerprinze
sidad, miré su perfil mientras conduc
te a mi apartamento y me sentí como una princesa cuand
especial de este al que había catalogado como patán y es que después de lo que me hicieron sus familiares, ¿C
egar a mi pequeño palacio debía de ser un basurero para él pero si en algún momento le repugnó al
y sentí mis mejillas enrojecerse- vaya, quien diría que la chic
u mirada, su mano acarició mi cabello despeinado, por suerte pude lavarlo antes de salir con ay
enes mi número agendado, que no se te olvide. Los medicam
lir, su espalda era ancha, era
y suspiré, estaba sola, maltr
sabía que conta
DE FL
, ni Marissa, no podía, no quería lidiar con ellos en ese momento, sentí las l
cualquier momento abriría la puerta y sentí el cosquilleo de la inconsciencia en mi nuca, bajé la papelera con bolsas
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, estaba abierto y me pregunté si seguiría así desde que me fui hace más de 2 días, esa chica terca debió de llamarme en el primer momento en el que su malestar empezó, la encontré desmayada en la cama, temblando, toqué su frente y me sorprendió el alto grado de fiebre que debía tener, apestaba, junto a ella estaba una papelera con vómitos y las pastillas calmantes que le había dejado
sin sentido y me sentí tan mal... Abrí la ducha con una mueca cuando el agua fría nos bañó, casi cae de mis brazos cuando los choques climáticos hicieron huella en su cuerpo, la sostuve dejando que cay
su cabello con un shampoo de cereza que estaba ahí, luego de un rato abrió los ojos y
oan
mo si de verdad no
a empezar con tu terquedad, ¿estamos?- hablé con dureza, no quería que se negara ni un inst
se más en mi pecho con los ojos cerrados como si yo sólo hubi
aba verla bien, así que con la toalla cubrí su cuerpo cuando la puse de pie, no quería perderme mirando
abía qué