orario de trabajo. De ocho de la mañana a cuatro de la tarde. De lunes a viernes. Fines de semana y festivos libres. Llevaba diez años
guno de barba y comenzó a vestirse. Mientras se ponía los zapatos, escuchó la puerta de la entrada abrirse y cerrarse de nuevo. Miró su reloj y supo que era Judith, la empleada que venía unas horas al día a limpiar su casa. Tampoco podía ser nadie más. Ella era l
estaría de camino a la oficina.
jando para él, desde que tenía los 16 años recién cumplidos, y conocía a la perfección sus horarios y su rutina. Él le había dado de alta en la seguridad social, le habí
reunión importante a primera hora. ¿Podrías prepararme la mal
empezaré primero con otras labores
as llaves de su BMW, caminó hacia el hall. Una vez allí, tras abrir la puerta, elevó la voz para despedirse de Judith, pero no re
había despertado ningún despertador, sino una extraña y molesta vibración. Palpó su
Sí.
¿te has quedado
padre. Y por su voz sabía q
apá, el despe
e olvidaste ponerlo, com
ó la hora. Eran la
do y en cuarenta
ón empieza a las
nutos papá, t
ó las escaleras corriendo, sorprendiéndose a sí misma por poder andar así de rápido en tacones, y subió a su humilde coche marca Seat. Sonrió mientras pensaba en todas las veces que tanto su padre como Martín le habían dicho que debía cambiar de coche y comprarse otro que estuviese a su altura. Pero aquel coche había pertenecido a su madre. Y hacía muchos años que no la veía. Aquel coche era lo único que quedaba de ella. Suspiró mientras arrancaba el moto
artí
os esperando para desay
menos posible, y miró todas aquellas piezas como si fues
he... Pero no me dará tiempo de d
Llegarás a tiempo
es, llegaré a tiemp
a las nueve. Se quitó la blazer, ya que a pesar del frío empezaba a acalorarse por los nervios
do ayu
ía los treinta, moreno, de pelo rebelde y ojos azules. Definit
na reunión en menos de una hora
mi jefe, así que te
a tocar y mover piezas de las que G
n que por ser empleados de nuestros padres vamos a tener
blema con el mo
¿Q
u cara de miedo y se limpió las manos co
da caro ni tardío, esta mi
ya! ¿Cómo llega
eta de niña pequeña
u padre. Notó como sus ojo
in ni siquiera conocerme... Ya me las arreg
ara de llamarla, con la intención de llamar a un taxi. Tr
es mi moto. Si quieres puedo
tragó saliva, con miedo. En su vida se había subido a
d, ya has hecho mucho por
eras, fue
aquellas navidades. Eran las ocho menos veinticinco... La oficinas estaban a veinte minutos y, viviendo en una urbanización, el taxi tard
espera p
scucharla y se giró, aunque
? Con el taxi lleg
os dos se acercaron hasta la moto, sin dirigirse
despe
apaz de fijarse en cómo tien
oto. La arrancó de inmediato y ella lo abrazó con todas sus fue
ónde
e Gran Vía
dejó sus miedos atrás. En un viaje de diez minutos, que a ambos se les hizo de
y, de verdad... Te
veía bajar de la moto- Dame las llaves de tu coche
e has hecho ya... -Contestó la joven rubia mientras le devo
a vuelva a por ti y no te inte
imiento, pero no supo qué contestarle, así
en el español, pero prácticamen
o de mí, pero yo ni s
Ga
lem
éfono de Gala rompió. ¡La reunión! Corrió puertas hacia dentro, sin des