irectamente el contestador. Quería recordarle que mañana pasaría temprano a por ella para ir al aeropuerto, y de paso comp
aquí, Martín? Ya
óvil al escuchar la voz de su sueg
semana estaré fuera y qu
es una vida después de esto. No descuides a Gal
subió a su BMW, poniendo rumbo de inmediato a su casa, recordando todas las veces que había puesto el software y su trabajo en general por delante de su relación, todas esas llamadas perdidas de su novia sin contestar, los WhatsApp leídos e ignorados, esos planes que finalmente tuvieron que cancelar... Martín aparcó el coche en el garaje de
iaje señor, nos vem
mplir los 16 años, así que ya tenía edad legal para trabajar en España. En ese momento se encontraba viviendo con ella, ya que su madre no quiso saber nada más de ella cuando le contó que su padrastro había intentado abusar varias veces de ella. Martín le comentó que podía pasarse por su casa y empezar a trabajar unas horas al día para él. Y, cuando
y ambos condujeron hasta el instituto de la joven. Tras la ceremonia, Martín quiso marcharse y dejar que su empleada disfrutase de la celebración con sus compañeros, pero la chica insistió tanto que acabó acompañándolos. Martín tenía miedo de no encajar, la celebración sería en una discoteca y él podía contar con los dedos de una mano las veces que había estado en una,
re, no puede
en, no te
vamos a co
Martín intentó escaparse varias veces porque realmente creía que estaba bien y que Judith lo estaba exagerando todo. Después de un viaje de quince
él, que sentía cómo le costaba hasta hab
, supongo -Contestó ella con humo
fe... Lo tumbó en la cama y se colocó sobre él, sin dejar de besarlo. Minutos después, toda esa ropa elegante que habían llevado en la graduación estaba tirada en el suelo, y Judith cumplí
na camiseta y unos pantalones cortos a modo de pijama. Cogió su móvil y, ya desde la cama, volvió a llamar a su novia, nuevamente sin éxito. Decidió mirar su última conexión en WhatsApp y vio que fue a las cuatro de la tarde,
amos por hacer. Creo que estos 6 meses se me han hecho tan largos por tu ausencia, y lo más estúpido de todo es que yo mismo la causé. Esta tarde pude estar en tus zapatos. Los mensajes ignorados duelen, y las llamadas sin devolv
mañana y cerró los ojos, intentando dormir. Pero los remordimientos lo atorme
do tan sólo a unos centímetros de sus labios. Cuando estaba a p
r el partido! -Comentó el más alto de to
ería cualquier partido... -Añadió
os a tu novia, Kay? -Preguntó
mirada a los jóvenes, que no dejaban de reír. Se preguntaba
avi y Joel, los amigos con los
la con timidez, aunque son
destino quiso que nos encontráramos, ¿qué os
ay, que lo único que quería era quitarse a sus a
, al restaurante más pijo del c
siempre está mucho mejor que cualquier sitio
ticamente susurrando, aunque le apetecía estar a
d, que puso rumbo al famoso local
o si se conociesen de toda la vida, y les acompañó hasta una m
Joel cuando el camarero se había retirado
en mi familia nunca f
o, ¿te ha contado que
para hablar, Joel -Interrumpi
se llevó un ligero golpe en el hombro por parte de su amig
porte pra
edido cerveza, excepto Kay, que tenía que conducir
, y competía en atletismo, pero lo dejé cuando empecé la
de cobardes, ¿de quién huías, si se pu
s tan malos que
os amigos de Kay querían ir a una discoteca que conocían a celebrar y, aunque el alemán le ofreció en repetidas ocasiones que podía llevarla a casa si no quería ir, Gala aceptó la invitación del grupo de jóvenes. Tras despedirse de los empleados del local, sólo tuvieron que caminar tres minutos hasta llegar
eguntó Joel elevando levemente la
una sonrisa mientras sentía la mirada de Kay clavada
visto beber cosas como Champagne y vino de altísima calid
ió la chica antes
ió Joel mientras le cedía su vaso
iremos muy tarde, mañana t
y acabas quedándote hasta
-Contestó el alemán m
uando Kay vive en Alemania? -Se inte
e nosotros -Respondió irónicamente Da
comunicamos mucho por Whatsapp y de vez en cuando nos vamos los tre
da más tiempo todavía, ¿no, Gala
á con más frecuencia... -Aseguró la chica, intenta
que yo quiero unos también -Contestó de vuelta J
el? -Preguntó Kay,
-Afirmó el chico, co
. -Dijo Gala mientras se llevaba a Kay de la
se podía estar perfectamente. Al llegar a la zona de baile, en la que unos pocos ya l
sé ba
o pon tus brazos en mi cintu
ron mucho en unirse a ellos, finalmente supieron coordinarse y bailaron un par de canciones sin pisotones de por medio. Kay estaba algo confuso, por un lado se moría estando tan cerca de Gala, viéndola reír, mi
-Le preguntó Gala, elevando levement
y se agachó un poco para poder habl
a vez hay más gent
tud. Antes de que pudiese verla llegar a la barra,
conociste? -
habías hablado de el
hermana solter
eran las dos y media, y él tenía una cita a las nueve de la mañana con la
o, Javi, mañana te lo llevo al taller. No os he hablado de ella porque no hace ni 24 horas que
í de vuelta, Kay estuvo a punto de arrebatarle el vaso cuando sospechó
Gala, te prometo que yo
-Le advi
voy a r
e él fingía escucharlos, ambos sabían que todos sus sentidos estaban en Gala esa noche. Los tres sabían cómo era Kay cuando se enamoraba, ya lo habían vivido con su exno
enemos qu
rse un poco más, pero él negó con la cabeza y le cogió la
que, después de Kay, era el que menos había bebido, tan
l grupo, ¿ah que sí, rubia? -Le ani
óxima en mi casa -Dij
entras empezaba a caminar de su ma
mientras conducía hacia la casa de Gala, pensando en lo bien que lo pasaba con ella y en lo rápido que se pasaba el t
en dos horas y media,
no? -Preguntó la chica mientras se
a de Martín, tiene que darme un
ortancia de los papeles...
n ellos no podemos lanza
ué no te l
o me parece justo que estés celosa, ¿
ntió vergüenza de sí misma, ella no era así, jamás había
razón, lo
estés así,
u barbilla en la cabeza de ella y aspirando su perfume. Ambos se abrazaron en silenci
o Kay, hoy me lo
isculpa si mis amigos te in
pezó a reírse, sin poder evitarlo, al recordar al
s de silencio y debate entre su lado ángel y
a idea. Prefiero que la Gala no alcoholiza
o he beb
ro qu
mpañaba hasta la puerta d
Y llámame cuando
ectamente... -Dijo la rubia mien
hasta el segundo piso, se desmaquilló, desvistió y se puso la primera camiseta que encontró en su armario a modo de pijama, sin ni siquiera mirarla. Después, se tumbó en su cama, cerró los ojos y no tardó ni cinco minutos en queda