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o había llegado. Me senté en las gradas, recostado. Cerré los ojos y me de
balones deportivos. Gemí en voz baja y de mala gana me lo quité de los hombros. Lo puse a mi lado en el banco e hice una mueca ante la larga y b
nreí y me di la vuelta. Allí estaba ella. Mi estómago tenía esa extraña sensación de aleteo de nuevo
e acercaba. - Mariabella - ase
o del ejército. - ¡Eres tan formal! Cielos, relájate. Abrázame - bromeó. Abrió sus brazos hacia mí, moviendo sus manos ansiosamente para
Miller, no se toca en mi clase: ¡mantenga su vida personal privada! - Dijo delibera
no el amor. Golpear era un poco más lo mío. Cuando el entr
iabella también comenzó a reírse. Nuestras risas eran de diferentes tonos. Ella era soprano
que me hizo reír aún más. En ese momento, otros estudiantes comenzaron a entrar al gim
a deportiva dura contra el piso del gimnasio,
a el lado izquierdo de la habitación - ¡Hoy vamos a jugar dodgeball! - Nos dividió y luego comenzó a explic
ador Richards me señaló con un dedo y con otro d
eballs a la cabeza de nadie esta vez. Además, ¡No
antemente al equipo contrario. Mis propios compañero
ro también había una leve sonrisa jugando en sus labios. -Suena
onamente mi bíc
la cabeza de Mariabella cuando se inclinó para agarrar una pelota. En lo que pareció un segundo relámpago,
ñeros de equipo me chocaron los cinco. Mariabella parecía un poco sorprend
hacia mí. -¡Mi superhombre personal! Gracias, Edgar - ca
incliné un sombrero de mentira. Arrastr
mientras recogía los dodgeballs - Recuerden que las pruebas de baloncesto comienzan mañana a las 8:00 de
- Sus ojos se movieron lentamente hacia mí y se detuvieron allí por un momento. Hizo contacto visual directo conmig
¿Qué pasa con la chaqueta? - Su nariz se arrugó como si n
todos los muchachos, usamos una. Además, realmente no me gusta no usarl
n por un momento, sin responder a mi broma. Me di c
la garganta y dije: -Bueno, será mejor que vayamos
agarrarme del codo otra vez, pero se detuvo. Sus oj