ra de ejecutar sus disímiles proyectos, mientras que ella, por su parte, lo utilizó para es
o fue hasta que el ladrón le arrebató violentamente el bolso que volvió en sí. Estaba atónita por presenciar aqu
parecía ser la persecución de su vida. En medio de la carrera, continuaba pidiendo ayuda, pero al parecer, había olvidado un rasgo importante de aquel lugar: allí la gente era indif
ción. La nueva calle en la que se encontró resultó ser mucho más tranquila que la bulliciosa de hacía unos mo
a toda velocidad junto a ella y se desvió con precisión para evitar que el ladrón se escapara. P
alza hacia el ladrón. Al llegar, agarró su bolso y lo tiró a un lado. Luego, pisoteó tan fuerte co
acones fuertemente la cabeza del hombre. Cuando terminó, se enderezó y jadeó roncamente. No fue hasta entonces qu
El hombre, apoyado contra el coche, la miraba con unos ojos tiernos que resultaron el complemento ideal para su mentón tremendamente
los tacones altos colgando entre los dedos y miró al atractivo ch
drón", respondió el hombre, quien recogió la bolsa del suelo y se la entregó a Michelle. Al darse cuent
rodilla y suavemente le sacudió el polvo de la planta del pie para luego ponerle el zapato. Luego repitió la misma
mo una mascota, pero este hombre la hacía sentir como una presa. En el fondo, sentía un pánico histérico mie
cer a continuación. Entonces tomó su bolso con presteza, se mordió el regordete labio inferior y se preparó para mar