s alto cuando el reloj marcaba casi el medio día, desde que había cumplido 8 años y el oráculo había llegado a la manada dando sus profecías sobre el futuro duro que le tocaría vivir al pequeño ascend
o, se ganaría su título a gota de sudor y sangre, no por derecho de nacimiento, no dejaría que nadie se hiciera el desentendido sobre la fuerza de su hijo, pero no todo era fuerza bruta, desde los doce años había comenzado a llevarlo a las reuniones de concejo, haciéndole partícipe de cada decisión q
a y delicada, su cabello blanco siempre iba suelto, no le gustaba mostrar las cicatrices que adornaban la piel de sus hombros, cuello y espalda, un recuerdo que había dejado el último Alpha que la había secuestrado,
vergüenza, su padre era el Alpha más feroz en territorio canadiense, varias veces había temblado de miedo al verlo enojado o torturando en las mazm
ara abrazar a su hermano, pero retrocedió casi al instante arrugando la nariz.
un Mohín infantil, disfrutando internamente la caricia de su hermano mayor, El futuro Alpha se dio media vuelta y subió las escaleras de
ría lo sucedido en cuanto considerara oportuno, si no había hablado hasta ese minuto era porque quería dejar fuera al mayor de sus hijos. Ilyana suspiro y le dio una mira
a la dulce peliblanca – las dos manadas de Este se acercan, se han uni
rmosos ojos azules que lo había visto crecer desde que se habían conocido en la niñez, toda aquella armadura guerrera y agresiva se quebrajó completamente sumido en una sincera preocupación y dolor, no había nada más horrible que ve
rar a su familia, subirlos a uno de los coches y salir corriendo de ahí, su preciada burbuja había sido rota y ella no
aseguro a la mujer dispuesto a irse ya, los guerreros esperaban en el bosque, su
su mujer temblaba y la sentía por completo aterrorizada, incluso la culpa se ceñía en la desesperación que podía sentir en ella a través de la conexión que ambos compar
ó a su mujer quien apretó sus ojos con el corazón desbordado, se obligó a sí misma, por unos segundos, solo unos, llenando su mente de todos aquellos recuerdos que llenaban su alma, su primera noche juntos, cuando se dieron cuenta de que eran destinados, su ceremonia de unión y abrió sus ojos, regalándole una sonrisa tan hermosa que el lobo pudo obtener todo el valor que necesitaba para enfrentar la muerte como una vieja amiga luego de dejar todo en el campo de batalla y la seguridad establecida en su manada.- siempre tuyo, siempre mía... Siempre nuestro...- recito en su oído sus votos y dándole un último beso lleno de desesperación, sus labios chocaban con anhelo y esperanza, quince segundos, solamente quince segundos de un beso que
secando su cabello con una toalla, viendo a la bella rubia dormir sobre el so
lla peliblanca cerrando el
el dolor de aquellos bellos ojos oscuros, sería su labor en lo que le quedaba de vida, si tenía que ser canal de dolor para el joven Alpha, entonces pasaría su vida borrándolo, como fuera necesario. Leo se movió a
o, luego miró sus ojos pidiendo permiso, la peliblanca sonrió y eliminó el espacio entre ellos, chocando sus labios muy suavemente, El chico tomo su nuca cuando se alejaba y la jaló hacia si, profundizando el beso,
ando llegaron al salón, Ilyana se abrazaba el torso en la alfombra entre gritos y lágrimas desgarradoras de puro dolor. -NOOOOO ... MYLAN!!!.- gruñó cuando el cambio la azotó de un solo golpe, Mahia tuvo que jalar hacia atrás al joven Alpha para que el enorme lobo gris en que se había convert
a en sus ojos, Magia sabía que él podía hacerle daño si quisiera, muy, muy
Mintió la pel
o a correr al bosque, siguió el aroma de su madre, sentía sus músculos contraerse en la deliciosa necesidad de correr, Rey, su lobo, le aseguro que llegarían en pocos segundos, el viento pasaba con suavidad sobre su azabache pelaje, algo andaba
amente, en medio del caos su padre estaba desnudo, había perdido su forma de lobo, sobre las hojas secas del bosque descansaba su cuerpo, en medio de su abdomen, una herida que atravesaba de extremo a extremo, sus órganos se regaban sobre su piel, sus ojos abiertos solo le daban un toque más desgarrador de la horrenda escena,
anta y una creciente necesidad por ir con su madre que lo estaba volviendo loco, sus ojos ardiendo por las lágrimas, miro alrededor, sus hombres parecían perd
as manadas del este, aquellos bastardos, su padre pudo haber absorbido sus manadas en una sola tarde si hubiera querid
a través del enlace mental donde los guerreros escu
mientras sus dientes rasgaban la garganta de otro lobo y la des
po de batalla. Como si se les hubiera inyectado energía pura en las venas, la fuerza de las palabras del nuevo Alpha caló en los huesos de los guerreros aumentando su fiereza y certeza, Leonardo desgarro cada garganta que llego a sus garras, sus movimientos exigían sangre y la obtuvo de forma ardiente, eliminó cada lobo que se cruzaba en su camino, rodando por el suelo enterró las garras en los pulmones de uno ahogándole en su propia sangre, su pelaje negro se pegaba a su cuerpo, al poco rato, sus e
salada de sus lágrimas, la rubia apareció detrás de él, su mirada llena de ir
guerreros afirmaba al sujeto para que no se moviera mientras la sangre chorreaba por su córnea, insatisfecha, una de sus uñas se volvieron grises, las pozo sobre la garganta fría y temblorosa solo unos segundos antes de desprenderla del cuerpo que cayó, un instante después, inerte a sus pies, ebria de ira hizo lo mismo con el segundo