s manos sobre la piel canela de la menor. Las llantas soltaron un poco de humo cuando frenó el vehículo de golpe fuera del lujoso edificio donde vivía la peq
abajo, sin vergüenza alguna, le dio una sonris
una promesa vacía de lo que la mujer quería buscar con su generosa coquetería, se le hacía increíblemente desagradable aquella actitud vulgar y completamente falsa y desvergonzada, pero él estaría
ñorita sophie Hernández en el penthouse – dijo apoyando sus an
oven y tomó el teléfono
o al edificio, por favor, si das aviso arruinarías la sorpresa y hace meses que no nos v
r la poca distancia entre ambos. Un bufido seco salió de los labios del mayor y se dio la vuelta para i
reggaetón y la música de ritmos latinos inundó sus oídos, la marea de pubertos en el enorme piso lo hizo soltar un suspiro con hastío y arrugar la nariz ante el olor de sudor, cigarrillos, marihuana y muy probabl
guntó a una chica al az
izados para su corta edad, Finalmente, luego de diez incesantes minutos entre la gente, logró divisar primero la bella melena rebelde de su hermana junto a la piscina apoyada en el barandal del balcón, conversaba animadamente, una bella sonrisa enmarcaba su rostro, mientras caminaba en su dirección pudo divisar su atuendo, apretó su mandíbula, iba a quemar aquel mald
sado sobre los hombros de ella, nada más llegar junto a ellos, luego giró su altura hacia el chico poniénd
había convertido el italiano, manteniendo en su espalda a la morena mientras ignoraba sus gritos y alegatos de mole
stado por la amenaza del mayor, trato de zafarse inútilmente del agarre ajeno. Emma había quedado atónita ante la actitud de su hermano mayor, finalmente, soltó al mocoso, quien en un esfuerzo por mantener la compostura perdió el equ
irarla.- ¡Adriano!- exclamó elevando su furia ... Esa ira pasional y enceguecida ... Era simplemente suya,
torso del mayor buscando separarse en el principio de la lógica y cordura, pero Adriano jalo de su cabello con fuerza arrancándole un pequeño jadeo de dolor, aprovechando la apertura de su boca, sumergió su lengua de forma demandante
l edificio, Emma miró extrañada a la desconocida mientras trataba de no gemir cada vez que los dedos del mayor se apretaban en la piel desnuda de su cintura, una sensación de suave dolor y expectación enviaba desconocidos latigazos a zonas s
l garaje, Emma l
tó ansiosa, nerviosa y con algo de mied
lidad inhumana que hizo que la mandíbula de la m
, Adriano sujeto su mano, Emma se detuvo de golpe y le miró expectante, el Italiano entrelazo suave y lentamente sus dedos con los color canela y llevó ambas manos hasta sus labios para solo besar la palma de ella, Emma enrojeció a una velocidad que no creyó posible y su corazón comenzó a golpear como loco contra su
aba salir de aquel coche, necesitaba espacio lejos de la fragancia de su hermano para poder procesar toda aquella información que había recibido. Trago duro y se soltó de un jalón del agarre del mayor, la mirada del mayor se endureció, pero un brillo hambriento que no había percibido hasta aquel minuto, se dibujó claro y fuerte ahora en sus ojos, llevó su mano a su espalda mientras lo veía inclinarse hacia él – No sirve
los ojos de su hermano al escucharla luego de salir del coche, pero ella no esperó, no era estúpida, sabía que en temas de fuerza y lucha, no era rival para él, por eso, actuó como cualquier mujer desesperada y poco racional hubiera hecho, corrió dentro de casa y escaleras arr
a su propia habitación, sabía que la morena seguía siendo una niña, le daría espacio para obtener su propia madurez y que se