clase desde Sicilia, Italia, desembarca una familia italiana para extender su negocio traí
o lo más profundo de los corales de su nuevo país que deberían llamar hogar, la bella Italiana tenía facciones delicadas, una presencia tan digna que era imposible no quedarse mirándole al pasar, a su lado y tomado de su mano un pequeño niño de 6 años caminaba de la misma forma imponente que sus padres, su tez trigueña como la de su
xterior una fila de 5 Jeeps negros blindados esperaban a la familia, uno de los guardaespaldas abrió la puerta para los tres, el pequeño fue el primero en subir, luego el imponente hombr
lina, amor mío, esto es lo mejor, aquí formaremos nuestro propio imperio, la herencia para nuestro gran Adriano") Respondi
ápidamente y los coches se estacionaron rodeando una redonda fuente en frente de la entrada principal de la enorme mansión de dos pisos, la propiedad tenía aproximadamente 3000 metros cuadrados, un establo, una cancha de tenis, una piscina de 4.5 metros de largo, un pequeño gimnasio, una sala de cine, quincho, 12 habitaciones y 8 baños, Dos coci
la perfección, matemáticas y fórmulas estadísticas, mantenía un amplio vocabulario, era docto en el arte de la lucha, en distintas doctrinas y er
lla mujer se escondía de algún pretendiente y evitando que se golpeara Eduardo cayó con ella sobre su cuerpo amortiguando su caída al suelo, Carolina siempre le dice a su hijo que en minuto que vio los ojos de su padre ya le había entregado su alma. La familia de Carolina era una poderosa familia Italiana que se dedicaba a acoger niños huérfanos y les daba un oficio, los convertía en verdaderas máquinas de matar, entrenaba los agentes más sang
amente no aptas para un inocente niño o cualquier persona común. Su madre al poco tiempo se dio cuenta de que su hermoso hijo comenzó a perder su sonrisa y luego de horas de discusión con su esposo llegaron a la decisión de sacar al niño de la casa de la rama principal de la familia, donde los sonido
osamente las hermosas aguas turquesas del mar, la brisa salada acaricio su tersa piel, cerro sus ojos unos segundos para disfrutar del aroma a sal y dejarse invadir por los nuevos sonidos desconocidos para él, entonces nuevamente aquella dulce y suave risa interrumpió sus pensamientos, abriendo sus ojos para buscar la procedencia de tal distracción, luego de unos segundos salió del mar hasta la orilla en la blanca arena una pequeña niña de cabellos rizados y castaños, tez bronceada llevaba una larga remera desteñida y vieja que se le pegaba al cuerpo, camino unos pazos hasta un short de jeans rasgados tirados en la arena, con sus pequeñas manos estrujó su prenda superior y paso los shorts por sus piernas hasta subirlo
nte hombre, y por un segundo la imagen de los la
r.- dijo con un tono tranq
el ventanal.- ¿deseas seguir viendo las habitaciones antes de elegir?.- pregunto e
tono de voz llamo la atención de su padre, ¿tal vez el énfasis en tan pequeño tamaño?
s, saldremos con tu madre, permanece dentro de la propiedad