e tanto quieres – le sonrió
o te daré el auto que quiera
o - ¿Tratas de soborn
perro, por favor, co
Horacio – No pueden
podemos – di
aban en un dilema, dama de honor y padrino, los dos quería a Horacio de su lado,
o ¿ella o yo?
s q
da que soy tu
e decida – dijo Nat
arlo – suspiro – Iré por mi orden,
– bufó
ste? – sonrió Na
¿Q
y yo estaríamos
mujer de mi vida – le dio un corto beso – Pero eso no me
a tu mejor amigo de mi lado con u
o de mi corazón – los
volvieron a besar tiernamente cuando e
rpresa de Gustavo, Horacio estaba acompañado de su j
sonrió coqueto, se lev
ndo una corriente eléctrica que recorrió hasta sus dedos
atalia Campel
ocemos – son
Lo que no sabía es qu
hace que mi perfecto anillo – lo mostro – se arruine
Ese anillo lo hice yo mismo, bueno no yo, pero estuv
– dijo Horacio – Nat acompá
hora volve
ndo como su chica se iba, cuan
ersona – sonrió Gustavo – Sientese, n
decir lo mis
confidencial – lo miro – Yo no te conoz
spiro - ¿A qué t
o lo gasto en un bar que no me hace ganar ni un p
to que se co
es – sonrió orgull
ismo que yo cum
miro - ¿Y que lo
nada, por mi jam
se quedó callado cuan
Gustavo –
ué hiciste? – mir
– Seré una García a final de cuenta – le di
iendo – Entonces nada,
r al Jefe y que
no – dijo Ruse
lo de inmediato – Es más, me quedaré con él solo para conocerlo – dio suave
mi dama de honor y yo nos vamos,
tá b
Gustavo y le dio un corto pero rápido
so, sentía como la mano de Gustavo
ta tener su mano sobre el miembro de Rusell, dando suaves caricias sobre la te
oño hace
sonrió mirándolo - ¿
o miro – No se supone que nada sale del
ndo se detuvo, se levanto y dejo un par de billetes en la mesa – Te veo en mi auto – bajo la mirada a su pantalón – En cu
e puta –
sabe cómo llegó a ese punto pero no negara que le gusta,
madamente 2 minutos cuando se levantó y salió de la cafetería, Gustavo pit
Daddy? – sonr
. Gustavo soltó una risita y condujo sin rumbo
club – lo miró unos segundos antes de tomar rumbo
lo d
uera del club, como ella y yo solamente – Rusell bajo sus gafas para verlo – Bueno, casi del todo – sonrió divertido
a folla con distintas persona
fuera se puede hacer, claro el resto ya es su problema porque todo e
- ¿Qué ahí en l
ló de ella? – s
esc
solto una risita – Es una planta exclusiva pa
¿Q
as enormes a su chica pero bueno jamás paso nada, hace unas noches los encontramos en el club. B
Va
res bienvenido –
tel que parecía caro, Gustavo bajó del a
e Gustavin? – sonrió
a acercarlo y besarlo lentamente – Según
to – Rusell sonrió
.
quitando con desesperación su ropa, Gustavo tratab
rlo pasando sus dedos sobre la pálida piel del rubio quien se estremecía con el tacto del mayo
que sentía con ese hombre era
o. Bajo su atenta mirada, abrió la botella y comenzó a dejar caer el alcohol sobre su piel, mojando su pálida piel,
iel de Gustavo, el chico comenzó a gemir, sentir la húmeda y cali
acercó su boca al miembro de Gustavo y soltó el alcohol que
iencia que no
Rusell, quería bajar las manos pero él se lo negó, tenía que disfru
a los ojos con fuerza y gemía en alto, disfrutando de la mamada que le estaba dando. No puede negarlo,
emidos se hacían más agudos y como su cuerpo se c
stavo se liberara por comp
usell limpiaba lo manchado de semen que tenía su labio y
se acercó a él, abrió sus piernas echo un poc
raje c
siento de verdad
le sonrió, puso su pene so
ones de dolor y placer se mostraban frente a él. Podía admirarlo mucho mejor, ese d
ara a la cavidad anal de Gustavo, comenzó a embestirlo. Sacando por c
n ser escuchados hasta por la recepci
anas, levantó sus caderas y volvió a penetrarlo. Jalo el cabello de Gustavo y aumento sus embes
tavo, los dos recuperaron el aliento, Rusell salió de Gustavo,
acercó y desató sus manos, se recostó a su l
una palabra –
cir lo mismo –
iro - ¿Amigos? – l
– sonri
sonrisa cabrón – dijo Gust
nor
r intenso en la cadera, c
eas ex
ra del hospital, pasaré por
be de la o
o que hagamos fuera del club – se acercó
quedas atrá
porque me has dejad
spiro – Algo pasó en com
rraspeo – Ammm ¿
bio que estaba en su chamarra
sonrió – Nos
dio un guiño ant
ra de hace