monios apestaba su patrulla cuando vio la bolsa de
bolsa, ya le llamaría para q
cena o qué?
a alguien le llamaré p
a la afortunada que te tr
é mierda
en, te veo de mejor humor que cuando llegamos
ahora sal de mi despach
hermosura de chica – sal
pero no le daba ni siquiera el tono – Joder ¿ahora que hago con esta
J
contestó p
le está
mi despacho – suspi
o poco cristiano se creó, verlo sobre su escritorio suplican
no, lo está haciendo de mente abierta. Pero al mismo tiempo le asusta, sabe que él tiene pareja y que están planeando su boda
es sol
lgo
le a
interrumpidos cuando a
del
ndo, cerró la puerta y lo m
cuando apesto el
gusta cocinar cosas frescas y
ás
y quieras o no estoy induciendo a Nat a mi
, lo más sano que he comido fue un
quieres un día que estés libre, pu
staban demasiado cercas, sus miradas se encontraron,
Jack – susurro Gustav
s parar, po
de la corbata a Jack para terminar c
de la calidez de sus labios, como sus lenguas se movían al compás de sus latidos, Jack tomó el
de su mome
, rozando sus narices, compartiendo calor corporal. Jack be
vo – susurro – No puedo
icción y eso me da miedo – abrió los ojos y pudo mirar mejor a
llas – No quiero ser el responsab
ro acabar esto, no
e sonrió – Podemos s
éramos – los
ahora ya no t
o – Debemos parar esto, debo concentrarme en
mejor pa
io la vuelta pero no caminó, pasó su dedo pulgar por sus labios, la sensación de no volver a sentir el calor de Jack
efieres? – so
cerró con seguro y bajó las pers
Gus
– se acerco hasta quedar fren
tás s
estuve t
spacho, los gemidos ahogados de Gustavo comenzaban a escucharse. Jack comenzó a besar el cuello del rubi
o estaba follando sobre su patr
más hasta bajarle los pantalones liberando el miembro erecto del mayo
y le demostraría que era te
el largo del pene del mayor. Sintiendo como se ponía cada vez más duro en su boca, como crecía dentro de su boca. Jack tomó el cabello de
lo profundo que podía llegar
ca de Gustavo dejando hilos de saliva, por más que deseaba
ntó sobre su sofá y palmeó sus piernas
iere preparación, momentos a
cceso, poco a poco fue bajándolo hasta que sintió como había e
piernas impulso para comenzar a embestirlo, Gustavo dando sal
legaban a la cumbre del placer, se tomaron un segundo para mirars
tata del rubio, sintiendo como sus paredes lo apretaban, como el placer l
mirarse, se sonrieron tiernamente y se dieron un cálido y dulce beso. Jack salió de
eraron el aliento y las fuerzas q
ieras ir al club eres bienvenido –
é, pero gracia
olvide – le dio un guiño, tomó
olvido G
que hacer – le sonrío – Que t
rac
rta se
raran sin
.
sonrió Gustavo abrazando
ba las manos de Gustavo – Por fin des
io – Casi dos meses y
avo – Dos meses y esta señorita
sonrió Greco -
nrió Nat – Ya t
ijo Ivanov – Por
s meses, el 5 de Ab
ijo Greco – Estoy
– dijero
ido de novia ¿n
York a buscar el vestido – sonri
jo Gustavo – Una de nuestras últimas fiestas en esa casa – sonrió de
aras la ca
que no
cocina mejor qu
ta en casa
ba detrás de ellos viendo todo pero su reflejo en el cristal lo delató.
o hacer espaci
Nat – Venga a nuestra casa y divi
a v
urro Gustavo provocand
l – dijo
ntensa. Tenían tres semanas sin verse, desde que habían roto aquella "relación" que te
stavo – No es por alagar,
ué hor
ijo Nat – Lo est
irada a Rusell, lo está provocando. Está jugando sucio. Fueron unos segundos que lo miro mientras besaba a su novia, los s
prometida y salió de la com
.
imió en alto –
– susurro a su oído mientras embestía a
última vez dijo su nombre
sonrió Gustavo termi
o Nat – Eres u
lla y se dejó caer en el sofá – Empezaste en el ce
hace que tu culo se vea
oder, Nat, la casa esta echa u
rlo – Nos damos una ducha caliente
stavo tomó en brazos a su chica
na, sus embestidas eran profundas y constantes. El sonido de sus cuerpos chocar, los gemidos de ella, hacían crecer la excitación de Gustavo. Tanto qu
ndo el cuerpo de su novia, pero seguía presente como
xtrañaba el
.
legar en cualquier momento. Gustavo se fue a la cocina y comenzó a sacar
la bienvenida, la mayoría hablando con ella sobr
á gusto verlo – dijo Nat dándole un beso en
je un
mando el vino – Y es el
nada –
vo está encerrado en la cocina, por lo regular no le
licidades por
s un poco pero ya
rme, a mi esposa le costó mucho elegir un vestido. Teníamos todo, lugar,
nas semanas recorrer las mejores tiendas en Nueva York, se que encontrare algo y si no es a
uena idea, per
ibir a los demás invitados, integre
vio a Gustavo metiendo algo al horno. No puedo evitar mirarlo con detenimiento, todo lo que tenía puesto le ental
la vista – so
lgo
aquí? La fi
a él – Es tu casa, no la mía,
nde esta mi culo – Gusta
aces? –
o acercó más a su rostro a modo que quedaran frente a frent
ust
elo, me
eo? – Rusell se aferró a
e deseo tanto
ust
use
amente, Gustavo enredando sus dedos en el cabello de Rusell, mientras que
o puso sus piernas alrededor de la cadera de Rusell acercándose aún más, sintiendo la f
manas sin besarse, parec
na seria
ndo sucio y
irse mutuamente cuando el sonido
os se miraron. Tot
jadeo Gustavo pasando sus d
, atente a las consecuencias – le
me jo
e dio un últim
ntalón y salió de la cocina dej
jugand
una larg