go brillosa, el labial ya había desaparecido, trato de poner un poco de orden en mi cara, el alcohol ya estaba corriendo por mis venas y ya no podía ver con claridad y todo me parecía más relajado, sa
ece haber mucha confianza, pero a veces no, puedo llenarme de esos pensamientos en los que tal vez el sienta algo por mi, pero luego recuerdo que es el hermano de mi esposo y recobro el sentido y definitivamente me digo a mi misma que eso no puede ser, son solo ideas mías, de pronto siento un apretón en mi mano, te preguntan ¿Que si no vas a querer otra cerveza? Me dice Eduardo, aún aturdida de mis pensamientos reaccionó tarde y volteo y asiento con la cabeza y estiró la mano para poder tomarla, gracias le digo con una sonrisa, parece que ya no
vo, es más alto su ceja es poblada, sus ojos oscuros dan una mirada intensa que pone nerviosa a cualquiera, y sus labios carnosos piden a gritos ser besados, por otro lado Daniel tiene los ojos verdes, pero a veces parece tener la cara de ganador nato, sus personalidades es lo que sin duda los diferencia. El camino hacia la tienda para comprar más cerveza, es silencioso, normalmente cuando estamos con los demás, m