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Historia

Capítulo 3 ESE DÍA VI UN ÁNGEL

Palabras:1053    |    Actualizado en: 03/04/2023

ev

su acabado semblante–. Primero cancelará su deuda y

. No tengo con que pagarle, por eso necesito

ba atento–. No puedo darle más dinero,

ugas bailaban en su quemado rostro. El sol le hab

. Un temblor imperceptible, se apoderó de mis manos. El solo hecho de pensar en lo

o un tanto

t". –Agregué sin dejarle p

nfundido. Sus decaídos ojos tiritab

ervaba entre los papeles de mi desordenada meza–. Entrégueme a su hija

do– ¡No puedo hacer eso! ¡

o. Le brindé una solución a su miserable vida y se negó, no pued

e obtiene sin antes entregar algo a cambio. Para ganar beneficios, debemos hacer ciertos s

e las tantas zorras que se hacen llamar secretarias–, en un bar céntrico de la ciudad.

mayordomo–. Los accionistas mayoritarios

mbargo, también era consiente que lo más importante para mí es el dinero. Se arriesgó a decirme lo de RAMP –asociación de comer

n retirando un cigarrillo de sus ro

ón y su perfume asfixiaba como humo de basura quemada; pero tenía un cuerpo exuberante, pecho

migas y juntas iniciaran una libidinos

compara con el amor, que llega el momento en que uno se cansa y solo desea te

da estu

alguien cans

si seguro que una sola mujer no podría apla

o color me recordaba al cobre; sus grandes ojos vivaces me despertaban una enigmática curiosidad, parecían sal

rosa. Sentía que, si la apretaba entre mis brazos, terminaría destrozándola

ería; deseaba que fuera mí

ne

sus edificios, es por eso que para muchas personas es suficiente comer, tener sexo y ganar unas cuantas monedas que le permitan conseguir las dos primeras cosas, mientras nosotros,

algún tiempo me albergó en sus aulas–, deambulé un ra

muchacha

físico, porque ya tenía la espalda destrozada por las cajas

te y ya me acercaba a la z

stán buscando jóvenes para que atiendan a lo

aborar. Camine durante mucho tiempo en dirección hacia La Molina. Unos amigos del traba

en otros lugares. Las luces le otorgaban calidez, sofisticación; sus mesas eran de vidrio, redondas y pomposas; en cuanto a su aroma ¡Que puedo decir!... Apenas se percibía el humo

llos prefieren llamar "barman", pero a fin de cuentas es

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