ne
or eso no encuentra ningún aviso de se busca en nuestra pared –sentí mucho no haber n
ar bebidas, limpiar mesas, barrer, encerar, lavar... ¡Incluso aprendí algo de electricidad!
n vaso con una tela fina
otro sitio que no fuera este. Regresar a la tienda com
ó frente a mí un hombre alto de sibilina apariencia, ojos pardos como la tierra, cabellos g
, hasta el punto de hacerlo temblar de ansiedad. Me parecía h
inclinando levemente los hombros–. Es un p
ra el presidente de CODALU, entidad dedicada a realizar prés
mino, era como si se interpusiera entre la salida y yo par
me diera el trabajo, en ese mismo instante, lo hubiera hecho–. Es sol
Madison acercándo
an pequeñita a su lado. El era inmenso como una montaña, recio co
elerado, parecía que rompería mi pecho y se estrel
amor a prim
tas, llevándolos por el camino de la desesperación, sumergiéndolos en un mar prof
te maravilloso don, son pocas las mujeres q
ero no importa, si es amor, quiero experimentarlo; no me rehusaré a este agradable sentimient
on esos místicos ojos ¿Qué podía hacer? Me avergonzaba que viera
os ardían como el intenso fulgor de una fogata... Ese es el r
de su pantalón esperando mi pronta respuesta. Me apresuré
tentando vanamente d
na de mis secretarias se irá de vacacio
a que dijera eso, pensé que me ofrecería el puesto de conserje. Pero no imp
ev
Dentro de poco la tendría amarrada a mi cama, exp
ral que emanan las vírgenes; porque estaba seguro que ella nunca antes había experimentado el placer de la carne y anhelaba ser el primero. Eso podía sa
que Marilyn llamaba, más no le di importancia; estaba hastiado de su cuerpo –aunque no puedo negar que me complacía en todo–,
s amantes para que al final termine trabajando en uno de mis prostíbulos, o tal vez
ra de la Empresa, cerré con llav
quellas, que, por ser amantes del jefe, creen tener el derecho de comportarse como las señoras y armar un esc
iones, ni un sueldo el
demás mujeres que aún c
traté a todas igual; a ninguna pagué más por su cuerpo, ni otorgué beneficios que no me convenían–. Yo no estaba c