/0/13240/coverbig.jpg?v=d04a170aac6a868ac81e44b2f55d5f13)
Tania aceptó una cita a Lucas, el chico apuesto de la librería que suele visitar. Aunque aquella noche de luna llena vaticinaba una tormenta, ella se animó a salir, sin imaginar que se vería envuelta en un misterio difícil de manejar, donde los ojos amarillentos de un lobo comenzaron a acecharla.
Tania miró su reloj de muñeca una vez más y luego dirigió su rostro cansado hacia el cielo.
La luna llena se mostraba esplendorosa en el firmamento, como si estuviera cubierta por un velo mágico, pero pesadas nubes de lluvia se acercaban con rapidez, atraídas por una brisa fría que presagiaba tormenta.
Por enésima vez evaluó la calle, ansiosa porque el cuerpo delgado, pero bien constituido de Lucas, el sujeto que trabajaba en la librería que ella frecuentara, apareciera.
Horas antes había recibido un mensaje de texto del hombre, donde le pedía que se encontrara con él en esa parada de bus exactamente a las ocho de la noche.
No recibió más detalles, solo un escueto: «es urgente».
Cuando a ella le nombraban esa palabra se le erizaba la piel. Urgencia era igual a problemas y eso era lo que menos quería en su vida.
Sin embargo, le fue imposible negarle algo a Lucas. Cada vez que él se acercaba, ella sentía que en su interior se desataba un vendaval de emociones.
El simple hecho de pensar en ese sujeto le producía un cosquilleo en su vientre que comenzaba a ser insoportable.
Para Tania, esa debía ser una señal, estaba cansada de vivir sola, de comer sola, de levantarse y encontrar solo a un desgastado y descolorido perro de peluche a su lado.
Ansiaba la cercanía de un cuerpo cálido y fuerte, de unos ojos hipnóticos que nunca dejaran de mirarla con fijeza y de unas manos suaves y curiosas que acaricien con dulzura cada tramo de su piel y de su cabello oscuro y espeso impidiéndole que se alejara.
En resumidas: anhelaba a Lucas.
Por eso no dudó en atender a su llamado, aunque al aceptar aquella cita no imaginó que el lugar del encuentro estaría tan desolado. Ni un alma se hallaba por los alrededores.
Pero ella nunca había sido una cobarde.
No lo fue cuando supo que había sido abandonada por sus padres en las puertas de un orfanato siendo apenas una bebé, ni cuando fue encerrada en habitaciones sin ventanas por las monjas que la cuidaban como castigo por sus esporádicas reacciones prepotentes.
Tampoco lo hizo a sus dieciocho años cuando tomó la decisión de guardar en una maleta sus pocas pertenencias y aventurarse a vivir sola en un pueblo montañoso distante de la ciudad, dándole la espalda a su duro pasado, olvidándose de él.
Ella no era una cobarde, pero esa noche, cinco años después de su independencia, con esa luna llena tan brillante en el cielo y el clima cargado de estática, sentía miedo.
Algo se agitaba dentro de ella. No sabía si era un presentimiento o la ansiedad. Aquella sensación la empujaba a escapar a las carreras de allí, como si intuyera que otro ser se encontraba cerca, al acecho.
Introdujo las manos dentro de los bolsillos de su grueso abrigo para aplacar el frío que la invadía.
-Vamos, Lucas. ¿Dónde demonios estás? -murmuró. La espera comenzaba a exasperarla.
Lucas tenía más de media hora de retraso y, aunque la soledad la agobiaba, no quería marcharse sin verlo.
A los pocos minutos se fijó que a una cuadra de distancia un SUV compacto 4x4, de color negro, cruzó la esquina y se acercó con lentitud.
El corazón comenzó a palpitarle con fuerza y le aumentó el nerviosismo.
El auto se detuvo frente a ella. Por los vidrios polarizados no pudo ver al ocupante, o a los ocupantes, pero ya no tenía opciones.
Si adentro había algún asesino o un secuestrador lo único que podía hacer era encomendar su alma a Dios, pero si era Lucas, más le valía a él encomendar su alma, porque ella estaba muy asustada y él iba a pagar por su retraso y por esa misteriosa llegada.
El vidrio del asiento del copiloto bajó para revelar al sujeto sentado frente al volante. Era un hombre joven de rostro trigueño, muy atractivo, de facciones endurecidas y cabellos muy cortos.
Los hombros y el pecho eran tan anchos y musculosos que lo hacían ver como un fisicoculturista, o tal vez, un soldado de algún comando especial del gobierno.
Él la miró a través de unos ojos negros que desprendían amenazas.
-¿Tania? -preguntó con una voz autoritaria que le trajo a la mente a la iracunda monja que la obligaba a dar lo mejor de sí en las clases de deporte en el orfanato. Algo que jamás pudo lograr, ya que desde pequeña demostró no poseer cualidades para las actividades atléticas-. Soy Carlos, amigo de Lucas -continuó el sujeto-. Estoy aquí para llevarte a tu casa. Lucas no podrá venir al encuentro.
Ella tenía la mirada tan brillante como la luna llena que con lentitud se ocultaba tras nubes de lluvia.
¿Por qué demonios Lucas no la había llamado para avisarle que no llegaría a la cita? ¿Para qué enviaba a ese guerrero romano si ella podía regresar a casa por su cuenta?
Hacía tres meses que había conocido a Lucas, cuando él comenzó a trabajar en la librería dónde ella siempre adquiría sus novelas de ficción.
Por alguna extraña razón confiaba en ese silencioso hombre. No lo creía capaz de hacer algo en su contra, mucho menos, después de demostrar en varias oportunidades que estaba interesado en ella, tanto como ella lo estaba de él.
Salió con brusquedad de sus recuerdos por culpa de la mirada amenazante del intimidante desconocido. No sabía que responderle.
Esperaba que Lucas saliera de la parte trasera del auto muerto de la risa, pero no fue así.
-No temas -pidió el tal Carlos, y esta vez aplicó un tono más sutil-. Pronto comenzará a llover, sube al auto para llevarte a casa.
Como si el sujeto hubiera invocado el poder de la naturaleza, el cielo se rasgó con inmensos rayos y ensordecedores truenos retumbaron anunciando la llegada de la tormenta.
El viento comenzó a azotarle los largos cabellos y le erizaba la piel.
-No te preocupes, caminaré -habló por fin, con algo de temor.
-Pronto comenzará a llover, mujer. Sube al auto -ordenó.
-Te dije que no es necesario, son solo seis cuadras.
-¡Tania, sube! -dictaminó Carlos, y clavó una mirada inflexible en ella que disparó en la chica todas sus alarmas.
-Gracias, pero caminaré -expuso con una valentía que había salido de algún rincón muy oculto de su interior, pues jamás había sido tan atrevida y menos frente a un tipo como aquel.
Se giró y caminó en dirección a su casa sin despedirse. Aceleró al escuchar que la puerta del auto se abría y unos pasos firmes y apresurados se acercaban.
Una mano fuerte y cálida le apresó el brazo. Con la adrenalina fluyéndole desbocada en las venas encaró al hombre y, aunque su altura y musculatura superaban sus expectativas, al mirar sus ojos sintió un fuego avivarse en su pecho que la obligó a relajarse y perder la postura altiva.
-No te haré daño -aseguró Carlos-. Te dejaré en tu casa y después, si quieres, te olvidas de mí.
-¿Dónde está Lucas? -indagó Tania. Luchaba para que no se le quebrara la voz, no estaba dispuesta a mostrar su turbación.
Carlos dudó casi un minuto, luego se irguió y volvió a asumir una pose intransigente.
-Se le presentó un percance -respondió con dureza.
-¿Qué le sucedió?
-No puedo decirte.
-Entonces, ¡¿cómo esperas que confíe en ti?! -inquirió alterada.
-Porque no tienes más opciones.
Aquellas palabras se clavaron en el alma de la mujer y despertaron de nuevo su temor.
-¿Por qué? -insistió con los ojos húmedos.
-Solo, haz lo que te digo. Cuando Lucas se libere, vendrá por ti.
-Pero...
-¡Ya basta, Tania, tenemos que irnos!
Esta vez la orden del hombre había sido tan firme, que ella sabía que no sería inteligente desobedecerlo.
Decidió dejarse arrastrar por él hacia el vehículo y permitir que la introdujera en el asiento del copiloto, pero antes de cerrar la puerta, Carlos miró con preocupación hacia el final de la calle.
Tania dirigió su atención a ese lugar, sin encontrar nada fuera de lo normal. Sin embargo, sintió unas malas energías recorrerle el cuerpo y alterarle aún más los nervios.
Se quedó en silencio mientras el hombre rodeaba el auto y ocupaba su puesto frente al volante. No podía negar que estaba muerta de miedo.
Se hallaba inquieta, además, por Lucas. Recordó las palabras de Carlos: «Cuando Lucas se libere, vendrá por ti».
¿Se libere de qué? ¿Dónde se hallaba el chico atractivo que le había robado sonrisas y besos entre los viejos y polvorientos estantes de la librería que frecuentaba? ¿Qué demonios sucedía?
¿Por qué se sentía tan... diferente ese día?
Carlos, ignorando la confusión que atormentaba a Tania, puso en marcha el vehículo y se alejó de aquel lugar mientras la brisa se agitaba y traía consigo a la tormenta.
Eddy Bass está a punto de perder lo poco que tiene. Los conflictos que le han ocasionado sus borracheras, así como su incontrolable adicción al sexo, lo llevan a cometer locuras poniendo en riesgo su trabajo como periodista y el amor de su hija. Necesita estabilizarse. Mientras piensa en eso se mete en serios problemas. Una mujer severa (y hermosa) lo toma con fuerza del abrigo, lo tumba al suelo y apresa sus manos con unas esposas. Él no pone resistencia, más bien, sonríe de manera seductora dispuesto a conquistarla, pero pronto descubre que esa ocasión es diferente. Cupido ya no lleva consigo un arco y una flecha, sino un lanzacohetes múltiple capaz de destrozarlo. La mirada ruda de ella lo hechizó, aunque impedirá que alcance su exclusiva y recupere su dignidad como profesional y el amor de su hija. ¿Hará algo por evitarlo o se dejará atrapar?
Elena está siendo obligada a devolver una importante carta que su hermano robó a un peligroso criminal de la ciudad, que haría temblar los cimientos de una poderosa organización delictiva. De no hacerlo, su madre será asesinada. Iván, un antiguo mercenario que busca la redención, acepta el reto de hallar una carta que pondría en peligro su vida y la de sus mejores amigos, sin importar si eso lo empuja de nuevo al ambiente de delincuencia del que trata de salir. Ella tiene las pistas y él la fuerza y la astucia. Ambos se encuentran en medio de aquella búsqueda y deciden unir sus fuerzas ocultando secretos que podrían poner en jaque esa misión. Una que no solo unirá sus corazones, sino la tragedia que los arropa.
¿Qué harías por conocer a tu músico preferido? Madison lleva un año siguiendo a la banda de rock Squids, por su guitarrista Liam Davis, convirtiéndose en una de sus fanáticas más fieles. Está dispuesta a conocerlo en persona, sin importar las consecuencias. ¿Quieres saber de lo que es capaz?
La Navidad es una época de mucha tensión, que obliga a Jessie a descargar sus frustraciones en la familia de muñecos de nieve que adorna la cafetería de Ethan Martin, poniendo a prueba las fortalezas del hombre. ¿Qué ocurrirá cuando se encuentren? ¿Podrán sus besos mediar en aquella pelea?
Conoce los secretos que se esconden en una selva solitaria, donde habitan bestias y demonios poderosos capaces de seducir a sus víctimas hasta apoderarse de sus almas… y de sus corazones. Ninguna mujer podrá ser indiferente al poder de atracción de estos seres sobrenaturales. Caerán en sus redes a pesar del peligro que eso pueda representar para sus vidas.
Tres hombres en busca de su redención, luchando en un mundo habitado por demonios. La guerra final contra los demonios se acerca, justo en el momento en que ellos se encuentran con mujeres que les ponen precio a sus almas y las reclaman para ellas.
Jiang Chen renació después de más de 100 años en el cuerpo de un joven maestro en la ciudad de Tiang xian , con la experiencia de años de antena miento y fortalecimiento usando sangre de bestias para su transformación, Jiang Chen comenzará su camino a la cima de la hegemonía, usando la técnica de cultivo del dragon.
La historia sigue a Maya Stone, una chica de 19 años, cuya vida tranquila en el hotel de sus padres da un giro inesperado cuando su amiga la involucra en un plan para confesarle sus sentimientos a Ares Bailey, un CEO importante, el cual se hospeda en ese hotel. Aunque Maya inicialmente se muestra escéptica, ya que Ares es un hombre mucho mayor a ellas, siendo una chica que jamás a experimentado los deseos carnales y mucho menos el amor, de pronto todo eso surge cuando ambos se conocen. Ares cae ante la belleza de Maya y aunque sabe que su diferencia de edades podría ser un gran problema, está dispuesto a esperar el tiempo que sea necesario para estar con ella y sumergirla al mundo de la Dominación. A medida que su relación se intensifica, ambos se dan cuenta de que están destinados a pesar de los obstáculos que enfrentan.
Ellos no saben que soy una chica. Todos me miran como si fuera un hombre, un príncipe. Su especie compra humanos para satisfacer sus lujuriosos deseos. Y cuando ellos llegaron a nuestro reino para llevar a mi hermana, intervine para protegerla. Fue así como ellos también terminaron comprándome. El plan era escapar, pero mi hermana y yo nunca tuvimos una oportunidad. ¿Cómo iba a saber que nuestra prisión sería el lugar más fortificado de su reino? Se suponía que debía quedarme en el anonimato, pues no tenían un uso para mí. Solo era alguien a quien nunca debían comprar. Pero entonces, el hombre más poderoso de la salvaje tierra, su despiadado rey bestia, se interesó por ese "principito bonito". ¿Cómo podremos sobrevivir en este reino brutal, donde todos odian a los de nuestra especie y no tienen piedad de nosotros? ¿Y cómo puede alguien, con un secreto como el mío, convertirse en una esclava sexual? Nota del autor: es una novela de romance oscuro, apta solo para mayores de edad. Espera varios temas sensibles, como la violencia. Si eres un lector experimentado de este género, buscas algo diferente y estás preparado para entrar sin saber qué es lo que te espera, ¡entonces sumérgete en esta aventura! . De la autora del bestseller internacional "La Esclava Más Odiada Del Rey"
Jennifer Bennett, la legítima heredera de los Bennett, luchó denodadamente por el reconocimiento de su familia, solo para verse eclipsada por una impostora. Enfrentada a falsas acusaciones, acoso y humillación pública, Jennifer acabó renunciando a ganarse su aprobación. Con la promesa de superar la injusticia, ella se convirtió en la pesadilla de quienes la agraviaban. Los esfuerzos de la familia Bennett por doblegarla no hicieron sino alimentar su éxito, llevándola a la altura con la que sus rivales solo podían soñar. Alguien le preguntó: "¿Te sientes defraudada por tus padres?". Con una sonrisa tranquila, Jennifer respondió: "No importa. Al final, el poder prevalece".
Elena, antes una heredera mimada, lo perdió todo de repente cuando la verdadera hija le tendió una trampa; su prometido la ridiculizó y sus padres adoptivos la echaron. Todos querían verla caer, pero ella desveló su verdadera identidad: heredera de una inmensa fortuna, famosa hacker, top diseñadora de joyas, autora secreta y doctora talentosa. Horrorizados por su glorioso regreso, sus padres adoptivos le exigieron la mitad de su nueva fortuna. Elena denunció su crueldad y se negó. Su ex le suplicó una segunda oportunidad, pero ella se burló: "¿Crees que te lo mereces?". Entonces, un poderoso magnate le propuso amablemente: "¿Puedes casarte conmigo?".
Stella Richard se casó con Rene Kingston en lugar de su hermana Sophia por algunas razones. Pero desde el principio, ella sabe que su matrimonio era solo un contrato por tiempo límite y una vez que se cumplió el tiempo, ella tenía que irse. Para RK, este matrimonio fue solo una carga, pero para ella fue un regalo de Dios. Porque RK era el hombre al que había amado toda su juventud... Entonces, mientras tanto de su matrimonio, Stella hizo todo lo posible para que este matrimonio funcionara. Pero el día que descubrió que estaba embarazada, su esposo le dio el papel de divorcio y le dijo... "No quiero a este niño. No olvides abortar". Estas palabras salen de su boca, como una bomba para Stella, y cambiaron su vida... Ella firmó su nombre en el papel de divorcio y salió de la casa... Porque ella no quiere estar con un hombre tan frío... Seis años después... RK compró la empresa en la que trabajaba Stella. Pero Stella hizo todo lo posible por no tener nada que ver con él... Porque ella tenía un hijo y no quería que él se enterara de él... Pero un día, cuando Stella recogió a su hijo de la escuela, él la vio... RK, "¿Cómo te atreves a tener un hijo con otro hombre?" Stella, "No creo que tenga nada que ver contigo". RK estaba a punto de decir más cuando su mirada se posó en el niño a su lado... Su rostro se veía igual que cuando era joven...