Ava Smith, una joven que lucha por encontrar un trabajo y pagar su deuda estudiantil decide convertirse en la niñera de la hija de Kevin Moreno, padre soltero y exitoso hombre de negocios. Kevin lleva cinco años soltero y no puede evitar empezar a desarrollar fuertes sentimientos por la hermosa niñera de su hija. La desea y no va a dejar que nada ni nadie se interponga en su camino.
AVA
-Vale, está bien Ava. Este hombre necesita una niñera y te ha elegido a ti. ¿Qué es lo peor que podría pasar?-. Suspiro dispuesta a pulsar el timbre, pero entonces retiro rápidamente la mano y respiro hondo. -Venga. Deja de ponerte nerviosa-. Voy de nuevo a por el botón, pero salto al oír una voz.
-¿Has terminado de hablar sola, Ángel?-. Miro a mi alrededor sobresaltada.
-Me estoy volviendo loca-. Susurro para mis adentros y me ajusto la bolsa al hombro.
-No, no lo estás-. La voz se ríe. -¿Cómo te llamas? -Pregunta la voz grave.
-A-Ava Smith-. Las puertas del portal se abren. -Así que voy a entrar, ¿vale?-. Levanto la vista y diviso una cámara, le hago un gesto con el pulgar y me acerco lentamente a las grandes puertas dobles.
La puerta se abre y juro que todo el oxígeno se escapa de mis pulmones.
Este hombre es una especie de dios griego. Lleva un traje negro que resalta cada músculo de su cuerpo y lleva el pelo oscuro recogido en un moño.
Vaya.
-Eres la niñera de mi hija. Me llamo Kevin, mi hija está durmiendo la siesta-. Le doy la mano y se aparta para que pueda entrar.
Una vez que ha cerrado la puerta me doy la vuelta para mirarle.
-Soy Ava-. Asiento con la cabeza.
-Lo sé, Ángel-. Sonríe.
Ah, sí. Claro que lo sabe.
-Lo siento. -Me acomodo un mechón de pelo detrás de la oreja y miro la casa de aspecto moderno.
-Tienes una casa preciosa-. Le hago un cumplido y al volver la vista me miro fijamente. -He dicho que tienes una casa preciosa-. Repito tratando de llamar su atención.
-Lo siento, gracias. Sacude la cabeza y sonríe. -Iré a despertar a mi hija, puede que esté un poco gruñona porque odia que la despierten de sus siestas-. Me informa y sube las escaleras.
Me quedo de pie junto a la puerta sin saber qué hacer.
Un par de minutos después, Kevin camina hacia mí con una niña de aspecto cansado en brazos.
-Esta es mi princesa, Lily. Lo es todo para mí-. Sonríe, pellizcando sus mejillas regordetas.
-Hola Lily, soy Ava-. Sonrío. Ella me mira y chilla, sonriéndome.
-No ve a muchas mujeres, teniendo en cuenta que solo somos ella y yo. Probablemente, piensa que eres una princesa, por eso está tan emocionada-me dice Kevin. Asiento con la cabeza y decido que es mejor no preguntar dónde está su madre.
-¡Princesa!- Grita y me tiende la mano. Miro a Kevin y él asiente con la cabeza. Le quito a Lily de los brazos y la abrazo. -Bonita-. Dice admirada, mientras juega con mi pelo.
-Tú también eres muy guapa-. Le sonrío y sus grandes ojos marrones se abren de par en par.
-¡Papá dice que yo también soy guapa!-. Me rodea el cuello con las manos y me abraza.
No puedo evitar sorprenderme de lo bueno que es su vocabulario.
-¿Cuántos años tienes, Lily? -Me levanta cuatro dedos.
-Cuatro. Es pequeñita.
-Princesa, Ava va a cuidar de ti cuando yo no esté-. Kevin se acerca a nosotros y mi corazón empieza a acelerarse.
¿Qué carajo?
-¿Te vas?- Ella frunce el ceño, sus labios empiezan a temblar y sus ojos a humedecerse.
-Sabes que tengo que hacerlo, cariño. ¿Qué ha dicho papá sobre llorar?-. Kevin frunce el ceño y le besa la frente.
-Soy demasiado guapa para llorar-. Ella suelta una risita, se limpia las mejillas y luego apoya la cabeza en mi hombro, lo que me calienta el corazón. Kevin nos sonríe a los dos.
-Ava va a cuidar de ti, Lily. ¿Te parece bien?- Ella asiente a su pregunta y luego se retuerce, deseando que la deje bajar. La pongo suavemente en pie y sale corriendo escaleras arriba.
-¡Lily, no subas corriendo las escaleras!- me regaña Kevin.
-¡A dormir la siesta!- Grita y sube las escaleras.
Kevin se vuelve hacia mí. Está mucho más cerca que antes, puedo oler su sexy perfume.
Dios, este hombre es sexy.
-Es una buena chica, solo se excita con la gente nueva. Se nota que ya te quiere-. Me sonríe y yo asiento en respuesta.
-Eres muy alto-. Le miro y se ríe.
-A lo mejor eres muy pequeña, Ángel-. Sonríe.
-Mido un metro setenta. Soy alta-. Cruzo los brazos sobre el pecho, pero me sonrojo invisiblemente cuando me mira el escote.
-Vale, lo que tú digas-. Me guiña un ojo. -Tengo que irme. Por favor, sírvete comida y demás, si hay algún problema llámame. Volveré sobre las nueve de la noche.
-De acuerdo. -Le acompaño a la puerta.
-Hasta luego, Ava-. Me guiña un ojo y se dirige a su Range Rover.
Cierro lentamente la puerta y una pequeña sonrisa se dibuja en mi cara.
*
Un par de horas más tarde, Lily se despierta de su siesta. La ayudo a bajar las escaleras, asegurándome de que no se caiga.
-¿Tienes hambre, cariño?- La levanto y la apoyo en mi cadera al ver que aún tiene un poco de sueño.
-Sí, ¿me das una tostada, por favor?-. Susurra, quitándose el sueño de los ojos.
Coloco a Lily en una silla y empiezo a hacerle la tostada. Se queda mirándome un rato antes de hablar.
-¿Vas a ser mi niñera para siempre?-. Se inclina hacia delante y sonríe.
-No para siempre, Lily-. Le doy una pequeña sonrisa.
-¿Vas a ser la princesa de mi padre?-. Me atraganto al oír su pregunta.
-No, cariño.- Me río ligeramente.
-P-Pero él necesita princesa-. Sus labios empiezan a temblar. -Papá está triste y solo-. Me quedo estupefacta mientras ella empieza a resoplar.
-Oye, seguro que tu papi está bien. Te tiene a ti-le digo, intentando animarla.
-Solo quiero una mamá-. Susurra con tristeza y se me parte el corazón.
-No estés triste, cariño-. Me agacho delante de ella y le limpio las lágrimas.
-Me caes bien. Eres amable y muy, muy, muy guapa-. Susurra.
-No voy a ir a ninguna parte por ahora, Lily-. La tranquilizo. -¿Qué tal si vemos una película, sí?-. Ella asiente entusiasmada.
-¡La princesa y el sapo!- exclama.
-Vale, ve a prepararla y yo terminaré de hacerte la tostada-. La ayudo a bajar de la silla y rápidamente me abraza la pierna antes de correr hacia el salón.
Entro en el salón y le doy a Lily un plato con su tostada.
-¡Gracias, Avey!- Ella sonríe y yo me río del apodo que me ha puesto.
*
Tres películas más tarde y me despiertan.
-Ava-. Abro los ojos lentamente y veo a Kevin mirándome.
-¡Oh! Lo siento mucho.- Susurro y acomodo a Lily que está dormida contra mí. -Estábamos viendo una película, debí quedarme dormida-. Empiezo a divagar y Kevin solo se ríe y pone sus manos sobre mis hombros.
-Oye, cálmate, Ángel-. Me mira divertido. -Voy a llevar a Lily a su habitación. Gracias por cuidar de ella-. Miro por la ventana y veo que fuera estaba muy oscuro.
-Será mejor que me vaya-. Me pongo los zapatos.
-Déjame ir a buscar tu dinero-. Vuelve un par de minutos después y me da el dinero.
Mis ojos se abren de par en par. ¡Doscientas libras!
-Creo que me has dado demasiado, Kevin. Creía que en la carta decías ocho cinco libras.
-Coge el dinero, Ava-. Dice con severidad. -Nos vemos mañana, ¿sí?-. Asiento con la cabeza y ambos caminamos hacia la puerta principal. -Alguien vendrá a recogerte, ¿verdad?-. Me mira preocupado y me impide salir.
-Mi amigo llegará en un par de minutos-. Digo, acomodándome un mechón de pelo detrás de la oreja.
-Vale, pues quédate dentro hasta que venga-. Cierra la puerta.
-Él, en realidad-. Sonrío torpemente y veo una emoción irreconocible destellar en sus ojos azules.
-¿Tu amigo es un chico?- Levanta las cejas.
-Sí.- Nos interrumpe el sonido de mi teléfono y veo que es un mensaje de mi amigo Charlie. -Está fuera-. Kevin asiente y me abre la puerta.
-Asegúrate de mandarme un mensaje cuando llegues a casa, ¿vale? Tienes mi número, ¿verdad?
-Sí-. Tuve que conseguir su número para contactarlo en primer lugar sobre cuidar a Lily. -Nos vemos mañana-. Sonrío y él me devuelve la sonrisa.
-Buenas noches, Ángel.
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