Es una historia cargada de erotismo, contada desde la perspectiva de Jenny, una joven estudiante de Psicología que atraviesa por una gran encrucijada, al involucrarse íntimamente con el profesor que se supone detestaba y con quien rivaliza constantemente. Reflexionando sobre lo impredecible que llegan a ser las cosas y el poco control que tenemos sobre ellas. Además de la ironía que existe en el hecho, que futura terapeuta sea incapaz de resolver las decepciones de su vida personal, cediendo ante los instintos por encima de la razón. El drama, los malos entendidos y el sexo, se hacen presente en la vida de Jenny poniéndola de cabeza.
- ¡Voy a llegar tarde!-
El despertador no deja de sonar mientras corro de un lado para otro para arreglarme - ¡No, hoy no, no puedo llegar tarde! - me parece injusto que justamente hoy me haya quedado dormida -No debí pasarme de tragos anoche- me auto regaño mientras termino de maquillarme.
Tomo los apuntes y salgo corriendo de la habitación, ni tiempo de desayunar me da, mi única preocupación es llegar a tiempo a la clase de ese tirano que me la tiene montada. No importa cuánto me esfuerce por agradarlo, nada de lo que hago parece llenar sus exigencias.
Me llamo Jenny estudio el cuarto año de psicología en la UCV, soy muy aplicada y adoro mi carrera, de hecho siempre he destacado entre el resto de los alumnos por mis notas sobresalientes, los profesores por lo general me adoran y no tengo problemas con ellos pero siempre hay una excepción.
En mi caso se llama Leonel Serrano, catedrático especialista en análisis de conducta que imparte sus conocimientos en la materia en la universidad. Desde que llegó lo primero que hizo fue mirarme con superioridad, como si no existiera, delatando un complejo narcisista en su personalidad, incluso misógino.
- ¡Bienvenido profesor Serrano!, Cualquier cosa que necesite puede apoyarse en la alumna González - dijo el director al momento de presentarlo a la clase, lo recuerdo claramente mientras conduzco a la universidad.
Su fría mirada se posó sobre mí, helándome la sangre - ¡Con gusto lo ayudaré en lo que pueda! - la voz me tembló me sentí intimidada, con gesto despectivo hizo menos mi disposición a ayudarle, ignorándome por completo. Nunca he entiendo el porqué de su desagrado, dentro de mis recuerdo he buscado arduamente una razón que lo explique y, hasta ahora, no he conseguido ninguna.
Pero lo cierto, es que no son imaginaciones mías, lo he comprobado al pasar del semestre, ya que, en cada oportunidad que tiene, no hace otra cosa que denigrarme, me descalifica ante mis compañeros, reduciendo a cero, mis intervenciones en clase. Estoy convencida que de seguir así reprobaré su materia y mis metas de graduarme con honores ser van a ir a la basura - ¡Que mala suerte la mía! -
Tal como imaginé llegué cinco minutos tarde, haciendo imposible que pasará desapercibido mi ingreso al salón - ¡Vaya señorita González! Ya que se dignó a llegar, ¿Será que puedo continuar con la clase? ¿O tiene algún problema con eso?-
Respiro profundo y muerdo mi lengua para no decirle del mal que se va a morir. Soy una persona bastante volátil, en cualquier otra circunstancia de mi boca habrían salido mil insultos, pero, si algo me ha enseñado esta carrera es que, el autocontrol oportuno es una herramienta poderosa que puede salvarnos de cubrirnos en excremento.
- ¡Disculpe profesor! No volverá a suceder - digo corriendo la mirada buscando donde sentarme.
- ¡Señorita González! No prometa cosas que será incapaz de cumplir, solo deja en evidencia su poco profesionalismo -
Un calor indescriptible corre por mis venas, la cara siento que me va a estallar - ¡Que se ha creído este miserable! - replico en mi mente con los ojos desorbitados de la rabia. Seguramente me está retando para que de un espectáculo en el salón y tener todos los argumentos para joderme, pero está muy equivocado si piensa que le voy a dar el gusto.
Respiro profundo y avanzo entre las filas de pupitres, para descubrir que mi mala suerte no termina, el único lugar disponible esta frente al escritorio de ese pesado. Con toda la elegancia del mundo me siento retándolo con la mirada, en su rostro se dibuja una sonrisa maliciosa que me desafía.
- Bien bachilleres, para retomar la idea que la señorita González interrumpió con su impuntualidad- tuerzo mis ojos involuntariamente - Podemos saber mucho de una persona por su lenguaje corporal, sus gestos dicen mucho más de lo que piensan, presten atención a cada detalle, observen minuciosamente, como se sienta, si cruza o no las piernas - sus ojos recorren cada centímetros de mis descubiertas piernas disimuladamente, mientras habla.
- Si una persona oculta algo, su postura es rígida, incomoda, cerrada a simple vista - camina con lentitud hasta sentarse en su escritorio, admito que su personalidad imponente me pone nerviosa, supongo que me da miedo que haga algo para avergonzarme. Al tiempo que da su explicación sus ojos clavados en mí, se sienten como cuchillos, casi no puedo concentrarme en la clase debido a eso.
-Bien bachilleres- se levanta apoyándose con una mano en el escritorio y con la otra se quita los lentes, dirige su mirada hasta mi - ¡Quiz sorpresa! - su tono burlón me causa repulsión.
- ¡Mierda! Este desgraciado va a tirar un examen justo cuando no entendí un Co$ de lo que explicó- pienso.
- ¡¿Qué están esperando?! - Aplaude con las manos - ¡Saquen papel y lápiz!, Que el tiempo se acaba-
Estoy segura que no hubo uno solo de mis compañeros que no le mentara la madre en silencio, a mis espaldas escuchabas murmullos imperceptibles de desagrado. Cuando estuvimos listos, se preparó a dictar las preguntas de su estúpido examen, desde su posición prepotente y altiva se notaba a leguas la mala intención en sus ojos, como dije es un narcisista de primera.
- La evaluación solo constará de una interrogante- voltea a verme y tuerce la sonrisa - Analice, ¿Qué puede esconderse detrás de la impuntualidad de una persona perfeccionista? - después de escuchar eso, casi me sale humo de los oídos.
- ¡Desgraciado! - grito internamente, aunque la mirada fulminante que le di, sin duda me dejó en evidencia. No entiendo que se propone al humillarme de esa manera, pero si su intención es descolocarme, al paso que vamos lo va a conseguir, mi paciencia es cada vez más pequeña y mi autocontrol se está desvaneciendo, sobre todo después de oír las risas de mis compañeros.
- ¿De qué se ríen? - Vuelve a aplaudir - ¡El tiempo corre! Y el Quiz vale 10% de la nota final- me parece increíble lo cínico que es - ¡Ya quedan ocho minutos de los diez que tenían! - el aula quedó en silencio.
Transcurrido ese tiempo, pasó por cada uno de los asiento recogiendo las pruebas y dejando la mía de ultima, al momento de recibirla la burla en sus gestos es evidente - ¡Ya me harté! ¡Voy a cantarle sus verdades a este hijo de...! -
Tras ser despedida de su empleo, una mujer obsesionada con el trabajo decide seguir el consejo de su mejor amiga y tomarse unas vacaciones fuera de control que la ayuden a salir de la depresión. Lo que no sabia es que un fin de semana de locura cambiaria tanto su vida, cuando dos meses después descubre que estaba embarazada y no tiene idea de quien de sus citas ocasionales de aquel viaje, es el padre.
Owen es un hombre de 43 años que ha logrado construir un imperio en el mundo de los servicios digitales, pero su éxito no ha sido suficiente para llenar el vacío de su corazón. Desde que su esposa lo traicionó con uno de sus socios y lo abandonó, dejándolo solo con su hija de 5 años, Owen ha vivido atrapado en un mundo de desconfianza y dolor. Incapaz de abrirse nuevamente al amor, intenta ahogar su tristeza con relaciones fugaces con sus secretarias, buscando en esos encuentros un alivio temporal para sus heridas. Anna es una joven llena de pasión y determinación, que lucha cada día para superar las dificultades económicas que enfrenta mientras estudia para convertirse en profesora. Trabaja sin descanso para pagar la universidad y se aferra a sus sueños, a pesar de estar atrapada en una relación con un novio que vive a su costa, tocando el violín en el metro sin otra ambición que pasar el tiempo. A veces, Anna se pregunta si en su vida podría haber algo más, algo que vaya más allá de sobrevivir. Cuando los caminos de Owen y Anna se cruzan, el choque de sus mundos tan diferentes provoca una chispa que ninguno de los dos esperaba. Él, con su corazón endurecido por las traiciones del pasado y el cinismo de sus relaciones pasajeras; ella, con una luz de esperanza a pesar de sus propias luchas. Juntos, descubrirán que el amor puede surgir de los lugares más inesperados y que, cuando las almas rotas se encuentran, pueden sanar de formas sorprendentes.
Cuando eran niños, Derek le salvó la vida a Norah. Años más tarde, Derek quedó en estado vegetativo tras un accidente automovilístico y Norah se casó con él sin pensarlo dos veces. Con sus conocimientos médicos, incluso lo curó. Durante dos años, Norah amó a su marido con todo su corazón, esperando poder devolverle su bondad. Pero cuando volvió su primer amor, él pidió el divorcio. Sin dudarlo, ella estuvo de acuerdo. Lo que pocas personas sabían es que ella, etiquetada como "abandonada", era en realidad una piloto de carreras, una famosa diseñadora, una genio hacker y una reconocida doctora. Lamentando su decisión, Derek le pidió perdón a Norah. De repente, apareció un encantador CEO, abrazó a Norah y le dijo: "¡Aléjate de mi esposa!". Sorprendida, Norah soltó: "¿Qué?".
Janet fue adoptada cuando era niña, un sueño hecho realidad para los huérfanos. Sin embargo, su vida fue cualquier cosa menos feliz. Su madre adoptiva se burló de ella y la acosó toda su vida. La mucama que la crio le dio todo el amor y el afecto de una madre. Desafortunadamente, la anciana se enfermó gravemente y Janet tuvo que casarse con un hombre que tenía mala fama en sustitución de la hija biológica de sus padres para cubrir los gastos médicos de la criada. ¿Podría ser este un cuento de Cenicienta? Pero el hombre estaba lejos de ser un príncipe, aunque tenía un rostro atractivo. Ethan era el hijo ilegítimo de una familia rica que vivía una vida lujosa y apenas llegaba a fin de mes. Él se casó para cumplir el último deseo de su madre. Sin embargo, en su noche de bodas, tuvo el presentimiento de que su esposa era diferente a lo que había escuchado sobre ella. El destino había unido a las dos personas con profundos secretos. ¿Ethan era realmente el hombre que pensábamos que era? Sorprendentemente, tenía un extraño parecido con el impenetrable hombre más rico de la ciudad. ¿Descubriría que Janet se casó con él por su hermana? ¿Sería su matrimonio una historia romántica o un completo desastre? Siga leyendo para saber cómo se desarrolla el amor entre Janet y Ethan.
Clara Goodman, es la primogénita de la familia Goodman, una familia de empresarios de Nueva Zelanda, su madre murió cuando ella tenía seis años, y su padre volvió a casarse poco después con una mujer que la odiaba, más aún cuando nació su hija, y hermana de Clara, Karen, a la que su madrastra consideraba la verdadera heredera de la fortuna Goodman. Justo por eso hace que la vida de Clara durante su infancia un auténtico infierno. Los años más felices de la heredera, fueron cuando fue enviada por su padre, que desconocía lo que verdaderamente pasaba en su casa, a los Estados Unidos, exactamente a Washington, para estudiar en la Universidad, cumpliendo así la promesa que le hizo a la madre de Clara. Una noche que una compañera de la universidad le hicieron una jugada, tras emborracharla, Clara acabó pasando la noche con un desconocido, que resulto ser el multimillonario turco más poderoso de Asía, Azize Osman, Dueño del grupo Osman. A la mañana siguiente, Clara huyó, avergonzada sin dejar rastro de quién era ella, por el contario Azize pensó, en un principio, que ella era mujer de la noche, hasta que descubrió unas manchas rojas entre las sábanas, y supo que él había sido su primer hombre, y eso él nunca lo olvidaría. Pero lo peor estaba por llegar, cuando dos meses después Clara descubrió que estaba embarazada. Ella quiso pedir ayuda a su padre, pero eso nunca llegó, gracias a la manipulación de su madrastra, que le ofreció una cantidad de dinero enorme para que pudiera vivir, a cambio de que ella rechazara su herencia, todo lo que Clara conocía acabó, fue así como Clara se encontró embarazada, y expulsada de su familia. Pero todo cambio siete años después, cuando el inteligente hijo de Clara, Mack Goodman, quiso saber quién era su padre biológico, y gracias a su excepcional inteligencia, y a sus habilidades informáticas de genio, sin que su trabajadora y famosa arquitecta madre lo supiera, no sólo descubrió quien era, sino que, además, ideo un plan para que ambos estuvieran juntos para siempre. ¿Saldrá el plan como quiere este pequeño genio? ¿Es ya demasiado tarde? ¿Podrá Clara vengarse de quiénes le hicieron tanto daño? Muchas preguntas por responder, en mi próxima novela.
Durante tres años, Jessica soportó un matrimonio sin amor mientras su marido fingía impotencia. Sus mentiras se desvelaron cuando apareció una amante embarazada. Tras seis meses recopilando pruebas en secreto, Jessica se deshizo de él y construyó su propio imperio multimillonario. Tras el divorcio, se transformó en una figura irresistible, atrayendo admiradores. Un día, al salir de su oficina, se encontró con Kevan, el hermano de su exesposo. Él intervino, enfrentándose a ella: "¿Acaso era solo una herramienta para ti?". Los labios de Jessica se curvaron en una sonrisa tranquila mientras respondía: "¿Cuánta compensación quieres?". La voz de Kevan se suavizó. "Todo lo que quiero eres tú".
Hace dos años, Ricky se vio obligado a casarse con Emma para proteger a la mujer que amaba. Desde el punto de vista de Ricky, Emma era despreciable y recurría a artimañas turbias para asegurar su matrimonio. Por eso mantenía una actitud distante y fría hacia ella, reservando su calidez para otra. Sin embargo, Emma amaba a Ricky de todo corazón durante más de diez años. Cuando ella se cansó y consideró la posibilidad de renunciar a sus esfuerzos, Ricky empezó a tener miedo de perderla. Solo cuando Emma estaba muriendo, embarazada, él se dio cuenta de que el amor de su vida siempre había sido Emma.