Alexa despierta después de una monumental borrachera sentada en un viejo faro y sin recordar nada del día anterior ni de cómo llegó allí, salvo que la sangre que cubre sus manos y ropas no es de ella. Ella se permite navegar en su mente y recapitular lo que recuerda de los últimos días y de aquellos momentos de su vida, que la han llevado a ser la persona que hoy en día se encuentra en ese faro. Con mucha paciencia deberá reconstruir las escenas eliminadas de su memoria teniendo como únicas pistas: Un cuchillo ensangrentado, una golpiza, una violación y un resurgimiento No todo lo que brilla es oro y a veces la muerte, es lo único que te libera.
Hoy, 21 de Noviembre de 2015
Sentada a orillas del Faro, la poca estructura que sobrevive el pasar el del tiempo, un oleaje salpica mis pies haciéndome pequeñas cosquillas. La marea amenaza con ir subiendo poco a poco a medida que pasen las horas. A lo lejos observo un pequeño yate, e imagino a sus tripulantes, una pareja disfrutando de lo que para ellos es un excelente día de verano, con un sol resplandeciente y un cielo despejado; la brisa fresca y marina refrescando sus rostros, mientras una fina copa con algún vino demasiado caro para cualquier otro mortal, se calienta en sus manos. Una charla amena, ligera, divertida los mantiene riéndose por horas y horas. Cuando hayan hablado lo suficiente, él se acercará a ella y comenzará a seducirla, con dulces palabras, con caricias certeras, quitará el cabello de su rostro, y comenzará a besarla con si temiese romperla con solo el poder de su pasión.
Desvío mi atención de esa línea de pensamientos, tan rápido como es posible. Respiro tan hondo como mis pulmones me permiten, llenándolos a su máxima capacidad de aire salino. Para mí es un día triste, nublado, opaco y confuso; muy confuso.
No sé cómo he llegado hasta aquí, literal y filosóficamente hablando. Volteo a ver la única compañera que amaneció en mis brazos cuando el sol comenzó a calentar mi rostro, una botella de Smirnoff, ahora vacía, con rastros de lo que fue, o eso espero que sea, mi pintura de labios. Las náuseas vuelven a hacer acto de presencia, así que alzo mi vista al infinito mar para apaciguarlas, abro mi boca y aspiro la brisa marina, disfrutando la sal en mi boca y mi garganta.
El yate sigue en ese mismo lugar, flotando, meciéndose en las olas; esa pareja sigue allí, feliz; y yo sigo aquí, sentada a orillas de un viejo faro, con el maquillaje corrido, oliendo a vómito, con el cítrico sabor ligeramente amargo del vodka, acariciando mi paladar, refrescándome aún después de tantas horas. Y para mi extrañeza descansada; tratando de evitar a toda costa revivir las últimas horas de cordura que recuerdo.
Algunas imágenes vuelven a mí, muchas de ellas son fruto de decisiones apresuradas, desequilibradas y del Smirnoff. (¿Por qué debía tener Smirnoff?) ¿Lo compré, me lo dieron? Oh Dios, ¿lo robé?) Y después estaba la llamada.
Esa llamada es la que me tiene aquí sentada junto al faro, esa llamada es la que me hace balancear mis pies sin que me importe que las olas comiencen a humedecerlos. Esa llamada me trajo hasta este éste momento, desencadenando toda una serie de hechos, de pesadillas que me trajeron hasta este odioso presente, con un pasado borroso y sin un futuro a la vista. Porque si algo tengo claro, es que después de hoy, no existe futuro, y la única salida a este presente abominable se encuentra a mis pies, en esa agua fría y espumosa. Mientras el sol comienza su lento pero seguro recorrido hasta la cúspide del cielo, lucho por poner en orden mis pensamientos. Una presencia, acaricia con sutileza la superficie de mi consciencia, es una pieza de un gran rompecabezas de mi último día; una pieza sin forma, sin principio y sin final, uno que no quiero hacer, un laberinto que no quiero recorrer, pero allí estoy, luchando contra esa imagen, aterrorizada de lo que puedan significar o de lo que pueda descubrir si la permito emerger del todo. Pero mi obsesión por la organización no permite semejante desorden en mí, incluso aquí, en lo más profundo de mí, tengo la necesidad de juntar las piezas.
Cierro los ojos y dejo el recuerdo apoderarse...
¿Eso es todo?- Pregunta el cajero de la licorería.
Tiene un aspecto como aburrido y cansado; es joven, con ojeras bien pronunciadas, un cabello desordenado y negro azabache, unas pocas canas comienzan a aparecer en su cabello, dándole apariencia de tener reflejos de luz. Donde estuvo sentado segundos antes ahora yacen muchos recibos de servicios parcialmente arrugados.
Sí. - Respondo por inercia. Me doy cuenta que tengo tan pocas ganas de hablar como las tiene él. Ambos queremos terminar la transacción y continuar ahogándonos en nuestros problemas. En mi caso, trataré de ahogar mi problema; en su caso, quizás él ya está ahogado en los suyos.
Un chocolate, una botella de Smirnoff, una pintura de labios, Rojo Coral. - Dice enumerando mis productos para mantener sus pensamientos concentrados en mi factura, y no en las suyas que lo acosan desde su silla. - Son 15,37$.
Le entrego la Tarjeta de Crédito mientras escarbo en el bolso algunas monedas de propina. Algunos billetes sueltos se tropiezan con mi mano, y un frasco de pastillas rebota en el interior.
Gracias - Me dice mientras intercambiamos mis bolsas por su propina.
A ti. Buenas noches. - Y le dedico una pequeña sonrisa sincera.
Igual para usted. - Me contesta al tiempo que levanta un lado de su boca, en lo que debe ser la mejor sonrisa que puede tener bajo sus circunstancias.
***
Abro los ojos y vacío mis pulmones de un aire que no sabía que estaba conteniendo. No fue tan malo como lo temía. Por lo menos sé que no robé el Smirnoff; pero no sé qué pastillas eran esas. Fuerzo un poco mi creatividad para darle claridad a esa vaga imagen del frasco de pastillas, pero no tengo éxito. Frustrada, dejo caer mi cabeza hacia atrás, y me doy cuenta de algo. Abro los ojos y miro hacia la botella.
-Ok, ese no es Rojo Coral y no es la misma botella de la licorería- digo en voz alta.
Un nuevo recuerdo burbujea en mí y la llamada, esa maldita llamada.
Amelia contó su historia, pero ahora conoceremos todas las curiosidades de los personajes, nos adentraremos en la cabeza de cada uno de ellos, veremos como piensan, sabremos algunas de sus historias y secretos.
Amelia vivió una violación traumática, ahora veremos la historia de todos sus amigos y familiares, sus pensamientos, sus reacciones. ¿Qué pasó por la cabeza de Rámses cuando se enteró? ¿Qué tan enamorado está Gabriel de Amelia? ¿Como llevan la paternidad Fernando, Mike y Hayden?. Aquí leeremos lo que se esconde en los corazones de ellos, en sus acciones, en sus palabras. Leeremos el interior de cada persona que participa en esta historia y como Amelia los transforma, los hace evolucionar. Veremos a través de sus ojos el crecimiento de Amelia
Amelia contó su historia, pero es hora de que conozcamos el punto de vista del resto de los personajes. ¿Qué sintió Rámses? ¿Qué pensó Fernando? ¿Qué pasaba dentro del corazón de Gabriel?.
Me llamo Amelia Maggio y hace tres años mi vida cambió drásticamente cuando decidí irme de casa, huir de un padrastro que me violó y de una mamá tan loca como él. Me recibió una maravillosa familia, los O’Pherer, y atraje hasta ellos mis problemas, pero me ayudaron a sobrellevar esas cargas y lucharon conmigo. Pero las vicisitudes de la vida no pararon de llegar a mi, aunque quisiera dejar atrás mi pasado. Ahora debo batallar para reunir nuevamente a mi familia, arrancarlos de las garras del rencor y que me ayuden a salvar Hayden antes de que sea demasiado tarde; todo esto mientras debo decidir qué hacer con las dos nuevas vidas que se forman: una en mi interior, fruto de mi amor con Rámses; y otra en el interior de mi madre, fruto de su locura y la de mi padrastro violador. La vida avanza y pasa rápidamente, las decisiones que debo tomar traerán consecuencias para mí y todos los que me rodean. La vida tiene un principio y un fin, y este es el final de mi historia. No se apresuren a juzgar la portada, ni siquiera esta sinopsis, porque nadie sabe lo que mi corazón oculta ni toda la transformación que me espera.
Me llamo Amelia Maggio y hace casi dos años mi padrastro me violó. Pensé que lo había podido dejar en el pasado, pero entonces descubrí que mi mamá está tan loca como él. Esa experiencia pudo haber acabado con cualquiera, pero yo contaba con una formidable familia, los O’Pherer, quienes no solo me aceptaron como una integrante más de su familia, sino que me han cuidado y protegido desde entones. Fernando, Mike y Hayden se han convertido en mis tutores, los padres que siempre deseé y que no tuve, ellos me apoyarán a lo largo del juicio que inicié contra mi padrastro y me ayudaran a hacer frente a todas las sorpresas que la vida me depara. Mi novio, Rámses O’Pherer es un francés obsesivo, acosador y un tanto gruñón, aunque eso es lo que el mundo mira, yo conozco a su mejor versión, una dulce, amable, cariñosa y divertida. Se ganó su lugar en mi corazón entre cada rechazo que le di y mis intentos de friendozonearlo a como diese lugar. Mi cuñado, Gabriel O’Pherer, es un portugués divertido, sonriente y con más instintos suicidas que ganas de vivir. Es mi mejor amigo y también mi compañero de departamento. Mientras Gabriel estudia Derecho en Harvard, Rámses y yo batallamos en ciudades distintas en cursos universitarios que nos permitirán ingresar a la universidad; pero la verdadera lucha es la distancia entre nosotros y la presión de los estudios, en especial los de Rámses, que tienen mayor exigencia y que están llevando su cuerpo y mente al límite. Las cosas nunca son como parecen, ni siquiera la solidez de nuestra relación. No se apresuren a juzgar la portada, ni siquiera esta sinopsis, porque nadie sabe lo que oculta un corazón. Nadie sabe lo que oculta el de Rámses, ni siquiera yo.
Me llamo Amelia, y hace un año me enamoré perdidamente de Daniel, un chico que me cautivó y me hizo vivir la mejor de las historias de amor, pero también la decepción más grande que una chica puede pasar: una violación. Y hoy, a pesar del tiempo no logro recuperarme del dolor que me causó, haciendo casi imposible que me fije algún chico. Hasta que llegan los hermanos O'Pherer, Gabriel y Rámses, con sus rostros atractivos, sus sensuales acentos extranjeros, sus músculos definidos y siendo tan distintos como el agua y el aceite. Rámses, es un francés de pocas palabras, a simple vista pedante, reservado y con un pasado problemático, seguro de esos que arrastran a los que se acercan a su vórtice. Gabriel, en cambio, es un portugués atractivo, dulce, carismático, simpático y con todos los atributos que me hacen suspirar y que prometen hacerme creer una vez más en el amor. Decir que el me gusta es poco. Solo hay un pequeño problema, a mi me gusta Gabriel el novio de mi mejor y única amiga y yo le gusto a Rámses, su hermano y mi mejor amigo. Y como si eso no fuese suficiente, Daniel insiste en regresar a mi vida. No se apresuren a juzgar la portada, ni siquiera esta sinopsis, porque nadie sabe lo que oculta un corazón. Nadie sabe lo que oculta el mío
Era una doctora talentosa de fama mundial, CEO de una empresa que cotiza en bolsa, la mercenaria más formidable y un genio de la tecnología de primer nivel. Marissa, una magnate con una plétora de identidades secretas, había ocultado su verdadera identidad para casarse con un joven aparentemente empobrecido. Sin embargo, en vísperas de su boda, su prometido, que en realidad era el heredero perdido de una familia adinerada, canceló el compromiso, incluso la humilló y se burló de ella. Cuando las identidades ocultas de la chica salieron a la luz, su exprometido se quedó atónito y le suplicó desesperadamente que lo perdonara. De pie, protector ante Marissa, un magnate increíblemente influyente y temible declaró: "Esta es mi esposa. ¿Quién se atrevería a quitármela?".
Se suponía que mi matrimonio con Mathias me haría la mujer más feliz del mundo. Aunque sabía que él no me amaba, pensé que se enamoraría de mí una vez que lo colmara de amor. Ya pasaron cinco años y Mathias me trataba como a una cualquiera. Para colmo, conoció a su verdadero amor y cortó todos los lazos conmigo por culpa de ella. Él la presentó a todo el mundo; algo que nunca hizo por mí. Su infidelidad me llevó a la depresión. Me sentía totalmente destrozada. Tristemente, incluso en mi lecho de muerte, mi supuesto marido nunca apareció. Cuando volví a abrir los ojos, sabía que el destino me había dado una segunda oportunidad. Yo todavía era la esposa de Mathias y pasamos dos meses antes de que conociera a su verdadero amor. En esta vida, me negué a que él volviera a lastimarme. Consciente del gran error de mi antigua yo, le pedí el divorcio. Mathias rompió los papeles del divorcio una y otra vez y al mismo tiempo me encerró. "¡Rylie, deja de hacer estupideces! ¡Hacerte la difícil no me funciona!". Para demostrarle que hablaba muy en serio, seguí adelante y solicité a la justicia. Finalmente entró en pánico. Abandonó a la "mujer de sus sueños" y se arrastró a mi lado. "Por favor, dame una segunda oportunidad, Rylie. Te prometo amarte con todo mi corazón. Serás la única mujer en mi corazón de ahora en adelante. No me dejes, ¿de acuerdo?". Una guerra estalló en mi mente. Por un lado, no quería que me hicieran daño otra vez. Pero, por otro lado, no quería dejar ir al hombre que amaba tanto. ¡¿Qué debo hacer?!
Durante tres años, Jessica soportó un matrimonio sin amor mientras su marido fingía impotencia. Sus mentiras se desvelaron cuando apareció una amante embarazada. Tras seis meses recopilando pruebas en secreto, Jessica se deshizo de él y construyó su propio imperio multimillonario. Tras el divorcio, se transformó en una figura irresistible, atrayendo admiradores. Un día, al salir de su oficina, se encontró con Kevan, el hermano de su exesposo. Él intervino, enfrentándose a ella: "¿Acaso era solo una herramienta para ti?". Los labios de Jessica se curvaron en una sonrisa tranquila mientras respondía: "¿Cuánta compensación quieres?". La voz de Kevan se suavizó. "Todo lo que quiero eres tú".
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Hace tres años, la familia Moore se opuso a la decisión de Charles Moore de casarse con su amada mujer y seleccionó a Scarlett Evans como su novia. Pero Charles no la amaba. De hecho, la odiaba. Poco después de la boda, Scarlett recibió una oferta de la universidad de sus sueños y se lanzó sobre ella. Tres años más tarde, la amada mujer de Charles cayó terriblemente enferma. Para cumplir su último deseo, él llamó a Scarlett y le presentó un acuerdo de divorcio. La joven estaba profundamente herida por la abrupta decisión de su esposo, pero ella decidió dejarlo libre y aceptó firmar los papeles. Sin embargo, Charles pareció retrasar el proceso deliberadamente, dejando a Scarlett confundida y frustrada. Ahora, Scarlett estaba atrapada en las consecuencias de la indecisión de Charles. ¿Sería capaz de liberarse de él? ¿Charles eventualmente entraría en razón y enfrentaría sus verdaderos sentimientos?
El día de su aniversario de boda, la amante de Joshua drogó a Alicia, que acabó en la cama de un desconocido. En una noche, Alicia perdió su inocencia, mientras la amante de Joshua llevaba a su hijo en el vientre. Desconsolada y humillada, Alicia pidió el divorcio, pero Joshua lo consideró una rabieta más. Cuando finalmente se separaron, ella se convirtió en una artista de renombre, admirada por todos. Consumido por el remordimiento, Joshua se acercó a su puerta con la esperanza de reconciliarse, solo para encontrarla en brazos de un poderoso magnate. "Saluda a tu cuñada", dijo este.