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Selena, una hermosa joven psicóloga de instituto, se ve envuelta en un entorno caótico y oscuro, con alguien peligroso sigue de cerca los pasos de su hija preadolescente, que ha estado oculta de su vida hasta entonces. Además, se encuentra de nuevo entre dos hombres, un apuesto compañero de trabajo y Alan, su antiguo profesor, convertido en empresario de éxito, y que fue el amor imposible de su pasado. ¿Podrá esta vez elegir lo mejor para ella sin caer en la tentación y la pasión más intensa? Y lo más importante... ¿En esta ocasión necesitará de nuevo ser salvada por un amor verdadero?
No sé muy bien por qué decidimos hacer aquello. Yo no era para nada esa clase de adolescente influenciable, al contrario si había algo positivo en mí era que tenía mucha personalidad para tener catorce años. No dejaba que nadie me manejara, ni me dejaba influenciar por comentarios de amigos o compañeros del instituto. Bueno... quizás si por mi grupo de básquet, aunque ese es otro tema. No voy a mentir, realmente estaba allí por ella, por Julia, no sé cómo pero me sentía enganchada a ella, cada vez más.
No era la primera vez que me había enamorado, Joan, ese chico de mi clase de la primaria me había gustado durante mucho tiempo... pero si era la primera vez que me sentía así con una chica.
Julia era tan... especial. Estar a su lado era mágico, competíamos juntas en la segunda división de baloncesto de nuestra ciudad y nos habíamos hecho inseparables, siempre estábamos hablando por whatsApp, practicamente a todas horas, sobre todo por las noches, cuando mi madre se quedaba dormida después de un largo día. A veces creía que era mutuo, me gustaba pensar que quizás ella sentía lo mismo por mí.
_Danae, te toca_ dijo Silvia pasándome el vaso de cristal, me miraba fijamente esperando que me hechara atrás, pero no podía darle esa satisfacción y menos delante de Julia.
Silvia era otra de mis compañeras del equipo de básquet y nuestra relación era tensa y falsa. Yo sinceramente la detestaba, en ocasiones bromeaba de que era mejor dejarme en el banquillo porque haría perder al equipo durante los partidos. Lo había repetido tantas veces que incluso había empezado a plantearme si realmente era lo suficientemente buena para estar en él. Creo que solo me quedaba por seguir estando cerca de Julia, porque en el fondo sabía que estaba cada día más enamorada de ella, nunca había sentido nada igual, pero aquello no podía ser otra cosa que amor.
_Está bien, pero llevamos aquí una hora y el vaso nunca se ha movido _ dije con frustación.
Habíamos ido seis del equipo al pueblo abandonado de la Mussara, aquella noche de Halloween porque Silvia había insistido en que sería divertido hacer la güija, y yo como una estúpida había accedido, porque enamorarme me había arrebatado mi personalidad.
Para quien no lo sepa la Mussara es una aldea de montaña muy conocida, se encuentra en Tarragona, y esta a su vez cerca de Barcelona. Este lugar esta deshabitado desde los años sesenta, es un aldea fantasma, un lugar tenebroso que se encuentra a mil metros de altitud, y donde ha desaparecido mucha gente. La leyenda dice que la Mussara es una especie de puerta a otra dimensión y un punto de conexión entre vivos y muertos, por eso muchas personas vienen aquí a hacer la güija y psicofonías.
Yo nunca había sido curiosa, ni siquiera me gustaban las películas de terror, y aún dormía con la luz encendida.
_¿Tienes miedo? _ me preguntó con una sonrisa sarcástica que conocía demasiado bien.
_¿Yo? _ dije devolviéndole la sonrisa. _ Para nada... _ dije con voz cortante intentando disimular.
Selena, mi madre, siempre me decía que no expresaba mis emociones, que me ponía una coraza delante de los demás, ella era muy buena expresándolas, pero no lo fue en decir la verdad. Me ocultó durante años, porque me tuvo sin desearme, cuando era demasiado joven, con solo quince años se quedó embarazada. Para justificar lo que hizo me dijo que no me dio en adopción. ¿Pero no fue deshacerme de mí dejarme con sus tíos durante años?
Cuando consiguió una carrera universitaria, un buen trabajo y una gran independencia económica, volvió a por mi. Volvió a recuperarme y pretendio que yo la llamase mamá, a esa chica que parecía más bien una hermana con jeans ajustados y pelo brillante con tratamiento de keratina... pero yo nunca lo hice, la llamaba Selena y ya está.
Me incorporé un poco, colocándome mejor enfrente del tablero cutre de madera que había traido Silvia, y puse el vaso justo en medio del círculo del alfabeto. Todas estaban en silencio, y podía oirse el viento que azotaba con furia las paredes medio demolidas de la iglesia en ruinas en la que nos habíamos metido a hacer aquel juego estupido, sin saber realmente sobre él, simplemente por seguir la corriente a la idiota de Silvia.
_Debes comenzar preguntando si alguien puede escucharte _ me dijo Julia, la mire y pude verme reflejada en sus ojos claros que eran como dos estrellas brillantes en una oscuridad tenebrosa.
_¿Hay algún espíritu entre nosotras?
_Colocar todas rápido los dedos _ gritó Silvia y las demás obedecierón, dibujándose seis dedos índice en lo alto del vaso de cristal.
Solo escuhamos silencio, y después de unos segundos de nuevo el viento, Julia me miró y ambas nos sonreimos, me gustaban sus ojos, su pelo largo rubio, sus labios carnosos, su piel perfecta... me gustaba todo de ella.
_Aquí no pasa nada _ dijo Martina resoplando.
Pero justo en ese momento un movimiento suave nos guió hasta un sí.
_Vale... ¿Quién ha sido ? _ preguntó mirandonos a todos de manera escéptica Silvia.
_Yo no _ dijeron Anna y Carla a la vez, y entonces nos miro de manera inquisitoria a Julia y a mí.
_Nosotras tampoco..._dije yo rápido.
_Sí ¿Crees que ibamos a inventarnos algo así?
_Entonces sigue preguntando _ me ordenó.
Sentía miedo, pero debía hacerlo, y he de decir que me arrepentía mucho de haberlo hecho, y que no sabía que ir a pasar la tarde allí cambiaría mi vida para siempre.
Ni siquiera podía decir que ya era tarde, porque el padre de Silvia no pasaría a buscarnos hasta dentro de una hora con su caravana, no tenía excusa, así que simplemente proseguí.
_¿Cómo te llamas? ¿Cuál es tu nombre?
El vaso comenzó de nuevo a guiarnos, letra por letra, y todas leímos lo que nos decía en voz alta.
_E-V-E-L-Y-N.
_Evelyn _ dije yo asustada, pero todas lo estabamos, el ambiente era tenso y parecía que ninguna estaba dispuesta a continuar disimulando, ni siquiera Silvia.
_ Preguntale que quiere _ dijo Julia.
Note como mi corazón se aceleraba, juro que hubiera echado a correr si hubiera tenido a algún sitio mejor al que ir, pero fuera de aquella iglesia abandonada solo había una aldea tenebrosa en ruinas y nadie más a varios kilometros de distancia. No tenía otra mejor opción.
_¿Qué quieres Evelyn?
El vaso no se movió así como niña ingenua que era pregunté de nuevo.
_¿Qué quieres de nosotras Evelyn?
Y entonces volvió a moverse, esta vez más rápido.
_Quiero avisarte.
_¿Avisarnos de qué? _pregunté sin entender nada.
_E-s-t-á-s e-n p-e-l-i-g-r-o.
Yo abrí mis ojos muy asustada, todas habían leído en voz menos yo.
_¿Quién está en peligro? _ pregunté con un hilo de voz.
_Tú . _ Guió el vaso con violencia. Y enseguida continuó guiádonos entre las letras escogidas del alfabeto para darnos una nueva información. El vaso se movía demasiado rápido y el viento azotaba las paredes de piedra de aquel lugar cada vez con más fuerza.
_Irá a por ti _ leyó Silvia, está vez sola, y después de eso simplemente el vaso estalló, y los gritos de todas retumbaron contra las paredes ruinosas de aquella iglesia oscura abandonada en el tiempo.
Y bueno, después de aquel estúpido juego, simplemente mi mundo se fue a la mierda, incluyendo en este a mi aburrida ciudad. No tardó mucho en desmoronarse mi vida, y en que aparecieran la primeras víctimas, junto a una psicosis colectiva que no tardó nada en afectar a Selena... sí, esa mujer que aún puede considerarse joven, con una imagen entre inocencia falsa y chica de atracción fatal, a la que se me obliga a llamar mamá.
Siempre me había sentido en la sombra, una chica promedio que en lo único que destacaba era en las notas académicas, pero un día apareció un nuevo profesor, Alan, que hizo que me obsesionase completamente con él. Cuando hice aquel hechizo a Evelyn solo pretendía alejarla de él, nunca imaginé lo que ese acto de celos inconsciente provocaría. Ella, una estudiante hermosa y exitosa del último año de mi universidad, había sido víctima de una especie de ritual oscuro... interiormente me culpé a mi misma por lo sucedido, aunque yo no hubiese tenido nada que ver, así que me marché de la ciudad. Años después y a punto de casarme con un hombre maravilloso, decidí volver, no sabía que me reencontraría con Alan y entre nosotros renacería una pasión demasiado intensa para ser verdad.
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En opinión de todos, William se había casado con Renee bajo la presión. Ahora que su verdadero amor había vuelto embarazada, no podían esperar a que abandonara a Renee. Sorprendentemente, Renee fue sincera sobre la situación: "Para ser franca, soy yo la que pide el divorcio todos los días. Lo deseo incluso más que cualquiera de ustedes". Pero ellos ignoraron su comentario como un mísero intento de salvar las apariencias. Hasta que William hizo una declaración: "El divorcio está fuera de discusión. Cualquiera que difunda falsos rumores se enfrentará a consecuencias legales". Renee estaba confundida. ¿Qué planeaba hacer ahora este loco?
Hace tres años, Avery quedó maltratada y sola por el hombre que más amaba, Dylan, pero ella completó valientemente la ceremonia de la boda mientras estaba embarazada. Tres años después, aunque estaban casados, con el tiempo se distanciaron. Avery se centró en su carrera y ya no creía tontamente en el amor. Pero su transformación instantáneamente hizo que Dylan entrara en pánico... ¿Y cuál es el secreto de hace 11 años que Avery siempre se ha mostrado reacia a revelar? *** "Fue a un bufete de abogados, se reunió con un abogado..." ¿Un abogado? ¿Avery está demandando a alguien? ¿OMS? ¿Existe algún litigio reciente contra la empresa? De repente, Dylan se rió entre dientes con frialdad: "¿A quién podría demandar? Soy el director ejecutivo de esta empresa. ¿Cómo es que ese asunto no me llega a mí primero?" La asistente tragó nerviosamente y habló en voz baja: "Señor, no hay ningún litigio contra la empresa. Se reunió con... un abogado de divorcios".
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