eguir su camino. Todo esto, no sin antes mirar su reflejo en el impecable vidrio. Sonrió con adoración y re acomodó la co
oídos, pensando que había estado inconcebiblemente cerca de ser descubierto; y tam
aquel omega, era increíblemente
día no se sentía especialmente feliz por recorrer la universidad, ni tampoco p
mesas, pues, él creía que era u
ontraban, comenzó una nueva fase de divagación, y es que su mente no paraba. Recibió unos cuantos saludos por parte de alguno
es, realmente él lo veía co
do por los dos chicos que lo habían acogido, pero cuando él los observó adentrarse al ca
ntro. Los dos pares de ojos mieles lo miraron con adoración,
iempo aquí? - Cuestionó, alborotando el cabello d
comodaba nuevamente- . Llegué hace un ratito, pero la verdad me da
la mientras cogía el brazo del ojimiel y comenzaba a sacarlo fuera de a
es quieran, chicos -
ices, y Ryle tan sólo obvió aquel intercambi
preguntasen cómo era que podía ser de aquella manera con dieciocho años cumplidos; pero Ryle era ridíc
in dejar
tierna y armoniosa presencia cruzar las puertas de la universidad, supieron que sería un viaje interesante. Decidieron apadrinar al novat
que los había hecho quedarse, y es que Ryle era tan buen chico, que ni siquiera pensaba en herir a las personas sin intención. Parecía tener un reglamento no estipulado; aunque a Joel y Darrel
o. Un buen amigo
brazos de Joel y Darrel estaban enredados con los dos del omega, llevándolo
ntamente ante el cristal que ponía el nombre; el local con un color vinotinto por fuera, y uno bast
inseguro. Al momento de ganarse las miradas
fa, una sonrisa ladina mientras picaba las costil
vistazo hacia dentro del local, como había hecho anteriormente. Aún podía sentir
ón y cogiendo el brazo del omega, acercándolo nuevamente a ellos y perdi
ariciando cariñosamente su mejilla. Ryle suspiró, dejándose guiar una vez más,
e lugar? Verdaderam
tó de la silla. Su ceño por completo fruncido y un nudo amarrando su garganta. ¿Qué había s
mega, y realmente percibió sus ansias cuando se acercaba la hora pico
rvir en su propio caldero. ¿Por qué siquiera se sentía celoso de una persona que no sabía de s
o nunca antes, y cuando se acercó a la barra y admiró a su
e celoso. Sí
l Enigma, dándole un sorbo al café helado que estaba tomando- . No
o y tapándose el rostro con las manos- . No se supone q
terminaste de perder la cabeza cuando decidiste seguir todos y cada uno de los pasos de
labios. El Enigma encogió sus hombros- . ¿Viste como lo sujetaba
no de agonía, se rio- . Vamos, Leonidas . Eres un adulto y estás comportándote
mente no lo hacía? Era sencillo, tan simple, demasiado sencillo, pero el temo
ido, porque sabía que se había ilusionado de una manera extremista
irada fija en un punto indescifrable, y Jacob observándolo con completa atención. El Enigma notaba lo
ojos hasta posarse en los de color chocolate ante él, Jacob le regaló una sonrisa comprensible, y él realmente agradeció el gesto,