os sueños, no importan las críticas: n
ndo. Internamente se emocionó al darse cuenta de que no serían muchos los que estaban en el avión, ya que tenía malas experiencias viajando con el lugar abarr
sablemente s
veintitrés años le fue imposible, sabía que el tiempo se le estaba yendo, que no estaba l
Tener una relación estable: Estaba amargada y sola. Tendría un
Aparentemente todas tenían un lugar al que ir en familia, mientras que ella estaba sola. Sus padres se habían divorciado y quién la crió fue su abuela Sadie, que ya est
s días por la vida aburrida que le había tocado. Y ella estaba muy segura de que tenía razón. ¿De qué serví
ras de su abuela,
nosas compañeras, y de paso te diviertes un poco», le había dicho Sadie, aco
ta y había pasado por muchas cosas a lo largo de su longevo camino. Tuvo dos matrimonios maravillosos, tres hijos y un par de nietos. Todos ellos en otros estados del país y sus
ba con excitación como tomaban altura, y luego, divisaba su ciudad en lo alto. Poco a poco fueron pasando las horas, aunque el vuelo era largo de veinte horas, disfruto la maravilla
──༺༻─
tir la luz repentina que había, parpadeó y fue a buscar sus pertenencias. Luego, abordo un taxi que la llevaría al embarcadero donde tomaría el ferry rápido hacia Mykonos, las bellas islas griegas que más le llamaron la at
nte entre el gentío, por eso mismo no se sorprendió cuando accidentalmente piso el pie de alguien y casi se cae, tuvo suerte de que unas manos grandes y firmes la sostuvieron por la cintura. Asustada, trato de estabilizarse por su cu
rapidez. Le daba tanta pena mirarlo
o supo porqué, pero de pronto la forma en que la toca
aire se le quedó congelado en l
Esme una med
le gustó su voz. Acababa de conocerlo, pero en segundos notó que era
ente solt
e, ¿Verdad? -tart
e venga con retraso -le explicó. Su agarre le embotó los sentidos. Fue muy conciente de sus dedos, y de como no le desagrado que
rístico de un hombre como él: una fragancia pican
a cerrar los ojos y olerlo más de cerc
decirme, acab
grabando cada parte de su ser en ese instante, no importaba que tuviera lentes, movía la cabez
ntes de c
ucho uno famoso del sitio -respondió, con l
sint
tan peculiar como la tuya -susurró lo último, d
, abrió la boca sorprendid
verificar aquello. Estaba afeitado, su piel dorada contrastaba con el sol del atardecer. Era bastante más alto que ella y eso la hizo sentirse frágil, algo a lo que no estaba acostumbrada en su país de origen. Lo único que ansi
cibió su escrutinio, bajo la
ía dicho algo así -
ó con la cabez
sita -su voz sonó verd
de hombros, derr
al buscar pareja -suspiró-. Yo... creo que será mejor que me vaya,
o, la fue soltando-. Al menos merezco eso, por salvarte de u
e inquietó. Ese hombre tenía un poder innegable, la ponía nerviosa como una colegiala. Sus pala
bordar al ferry, eso fue lo que le saco de su encanto. Tal vez eso era una advertencia de que
amo Esm
erla de vista. Esmeralda compro el boleto y abordo, preguntándose s
s que había recibido mientras estaba en el avión y contestó algunos. En las cuatro horas que duró el recorrido en ferry, no pudo olvidar a ese hombre. Se pregun
ál le recordaba que no se hacía joven con cada día que pasaba y seguía sola, la familia con la que soñaba de niña poco a poco desaparecía. No tenía ningún interés amoroso con nadie, si Natanael Benson su mejor amigo gay
cara con las manos y suspiro. ¿Algún día se casaría, tendría unos hijos maravillos
tética vida. Estaba harta de sentirse así con el
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nos de viento. Respiro el aire puro, y a pesar de solamente ser las nueve de la noche, se dió cuenta que la vida nocturna era muy amena en el lugar. Decidió que recorrería los lugares al día sig
cía ni por poco feo y aburrido, al contrario. Habían muebles, decoraciones y luces de moda, pero no lo suficiente para alejarse del estilo griego, tonos azules y verdes con blanco lo caracterizaban, con bastantes cerámicas y columna
rse una ducha, mientras pensaba en si podía ordenar algo todavía para cenar, moría de hambre. Se sintió muchísimo mejor, el baño definitivamente suavizaba los músculos
vas en ciertas partes de su cuerpo. Logró dirigir sus pensamientos a cuestiones menos excitantes, en lo que enjuagaba su rostro en el agua. Luego,
ía la opción para cambiar el idioma, por lo que vió Bob esponja un rato, lo que la hizo cuestionarse si no era por cosas así que estaba sola. No supo res
cepillo sus dientes, apago las luces y se acostó en la cama. Pensó en lo que haría al día siguiente, habían un montón de posibilidades. Podría ir a ver cómo eran las fiestas de Mykonos, famosas por ser hasta el amanecer y recomendadas en los sitios
, relaciones públicas, creaciones de marcas o publicidad... Pero no, vendía seguros de autos. Quizás por eso resultaba tan aburrida para el sexo contrario, porque además de no ser precisamente la mejor compañía para salir a citas, su vida entera era aburrida. Con pocos amigos y un trabajo que no la hacía feliz, cuestionó su felicidad. ¿Realmente era eso lo que quer
ad para no ser ordenada e inflexible, aburrida y sosa. Se prometió todo aquello mientras el sueño la dominaba, una suave invitación a soñar con aquel exquisito desconocido
cuánto su vida estarí