ard
e metros más alto que yo. De tan solo pensarlo me da escalofríos. Pero el dinero que me paga
steñido. Tiene casi 30 años. Fue un regalo que le dio mi
en rígidos contra el manubrio, por lo que debo moverlos constantemente para que no se me estanquen en la misma po
abeza. Por eso es que no me gusta venir, solo me hace recordar feos momentos.
. En la entrada espera el director del establecimiento; es gordito y alto, risueño y suda bastante, por lo que siempre anda con u
o dos pasos hacia adelante, pero retractándose al
de es el problema? -inquiero rápida
l y horrible sorpresa, sobre todo porque fue mi mayor apoyo cuando estuve estudiando ahí. Sí, puede ser bastante f
por el problema direct
mios y diplomas de alumnos destacados. A su lado descansaba el anuario, el cual contenía recuerdos de todos los años. Quizá estoy yo por ahí, a
la madera vieja. Noto que está tan arcaico, que en algún momento podría d
ya está por caerse -le indico con mi de
Desde que estaba en este instituto, el pobre hombre era un cabeza
entras iré a hacer lo mío. Muchas gracias
a, su oficina. Miro al techo nuevamente, buscando lo más fácil
llevamos bien, ambos somos unos desdichados de la vida. Intento no pensar tan mal por él, al fin y al cabo recibirá la herencia de su padre el cual nunca
inmiscuyendo. Inspecciono con los dedos la mojada madera, que ya está gris. E
o casi asfixiante del lugar. También está húmedo, algo que no aguanto. O
llo. Hoy es domingo, por lo cual, no hay nadie ni mucha actividad que digamos. Pero
cordar, tampoco me genera buenas sensaciones. So
la -