tomó café, conversó un poco con el consulto, y comenzó a sentirse ligeramente molesta po
smo con expresión preocupada. En ese momento, el señor Clark se levantó y
día haberse perdido en una población del tamaño de la suya si era un completo incompetente, y en
bía convencido a sí misma de que el señor Squires, el hombre invisible, definitiv
uelta autom
l fue tan grande como si hubiera mirado por la ventana y hubiera v
a, y ella se puso en pie, completamente pálida. Estaba te
e ya debería estar aquí. Tú no eres el señor Squires... -fue lo único que consiguió
esos pedazos no habían podido volver a ser colocados nunca en su sitio. Pero, aún así, había relegado su recuerdo al pasado. Había
ba hacien
, sin sonreír, clavando en ella su
piernas, y ella deseó desesperadamente dejar de m
su boca, en la dureza de sus rasgos, pero aparte de eso, podría estar mirand
cir Isobel-, pero no puedo creer que sea
ida sonrisa que no
amente, apartando la vista-. Me temo que l
Fue un trági
esto, sentí
aci
rrió exac
dedos juguetearon nerviosa
n dirección contraria. Jeremy murió en el acto. Mi padre... -se
está tu
scamente, encontrando más fácil hacerlo
ió fría
eliminares, ¿verdad, Isobel? Han pasado
archaste sin des
cogió de
volvería, cuando l
a llegado el
omprar la compa
ándolo con asombro-. Per
teresado. Sí. El señor Squires e
ón, mientras que Lorenzo permaneció donde estaba,
no demasiado cerca, porque algo en él era vagamente amenazador. ¿Era ése el
o más en serio e
, ¿po
gusta dejar
zo? -susurró ella
es una palabra d
qué la compañí
l, pero la crueldad estaba aún en su v
e fuera el propietario no t
los ojos de su cara-. Además,estoy cansado de la vida de ciudad. Chica
edarte aqu
é otra cosa
troso día de su boda, de aquel horrible enfrentamiento en el jardín, antes de que él saliera de su vida para siempre. ¿Había est
la perspectiva -dijo él, alzando las
te... -intentó contestar e
l. Tu cara es dema
uborizó d
da agradable en ese anuncio, ¿verdad? No estás planeando quedarte aquí por el bien de la comunidad. Est
iría a ponerse violento, ¿no? Luego se rió nerviosamente. Claro que no. ¿Cómo iba a hacerlo en un
La gente cambia>>. De hecho, el rostro que ella estaba mirando con apr
con desprecio-. ¿Demasiado mayore
ió ella mirando hacia la puerta, y él siguió l
r Clark que espera h
Qu
cosas que quería disc
zó ella, pero comprendió que ése no era el objeto de su discu
do las cejar en un gesto de desprecio que la molest
uieres
.. los dos requisitos básicos, sí no recuerdo m
no es
por qué continuaste casada con él durante cuatro largos años? Tu prec
antó, pálida
escuchar esto -dijo en tono cort
e a sen
por encima
s órdenes, Lo
e el señor Clark entrara corriendo en su despacho. Pero nadie entró-. Ahora, vas a escucharme -continuó él c
dor -dijo ella fríament
ver
me dijo que habí
fertas,
ro.
creíble que no haya sucedido ya. Y si cae en la bancarrota, será vendida en pequeñas piezas a l
a disfrutando con su incomodidad, viéndola en una posición de dependencia
tenía tales deseos de venganza, ¿no le proporcionaría esa confesión el arma que necesitaba? Su padre estaba
ue una vez, hace tanto tiempo que casi no podía recordarlo, le había hecho el amor, había
esto, Lorenzo? -preguntó
dió él, e Isobel apretó l
i co
nder eso? -preguntó él,
que pelearnos cu
er el
ió las mejill
mos ser amig
o los ojos con insole
o, creo que puedo resistirme a ti -añadió, sonriendo de nuevo, con esa fría sonrisa que hacía que Isobel tuviera deseos de golpearlo-. N
despre
flejó en el
maría un noble gesto, Isobel. O quizá sea simplemente mi mente de
eremy se encargaba siempre de decir cuando se mencionaba su nombre, pero, mirándolo, nadie lo habría
ella, y fue más la expresión de un pensamiento pri
ho. La ciudad pe
por la vida de la ciudad. Simplemente, había deci
e entera
ó el articulo por fax. Pensó que encontraría divertida la coincidencia, aparte de ser una posible
gura, y él le dirigió una mirada de incomodidad. Sólo duró unos segundos, pero en ese tiemp
es asunto suyo -contestó, y se levantó bruscamente y
todos estos años -murmuró ella, y Lorenzo se di
obel, cuando las reuniones terminaban y os quedabais los dos solos en vuestra lujosa y vacía casa? -ella apartó la vista, agitada, y no dijo nada-. Creo que no -continuó él. Había recuperado la compostura, pero
papel -le dijo rígidamente-
ás cuando y