olo un bebé; era un mujeriego borracho que había aparecido mue
tu padre. Siempre quise tener con él algún tipo de lazo familiar -vol
ibir su herencia, tendría que cumplirlas porque ahora sabía que no podía traiciona
re, Isa; pero sí podía ser el abu
No era posible que hubiera dich
mente -. No puede ser qu
sí lo decía en serio. Su corazón reaccionó b
r, esto es chantaje -lo acusó enfa
rza -. ¿Es que no has oído lo que te he dicho? Lo que qui
asi sin habla -. Debes de creer que estamos en la Edad Med
no te daré
rlo o.. te llevar
nta que tu padre hizo ese testamento porque no te creía lo bastant
nzó una mirada iracunda, pero él l
quel hombre? En ese momento lo único que sentía por él
pudieras ver a esos niños, Dexter. No tienen na
e prometo donar un Billón de dólares al refugio, y un Billón más cuando des a luz a nuestro hijo. Aquello era cruel. ¡Dos millones de dólares! Sí debía de ser muy rico si podía permitirse deshacerse de tal cantidad de dinero solo para... Sabía que
o para pensarlo -le d
? Pensé que esa obra benéfica era im
dispuesta a seguir s
dinero supondría para los niños de la calle de Río, sabía que
us niños brasileños y para mí una esposa y,
r lo tentada que estaba de aceptar aquella proposici
acue
atravesando la campiña Alemana. No le había preguntado adónde se dirigían, de hecho no le había dirigido la palabra desde que se ha
a información que le había dado después de que ella aceptara el trato
-le dijo de pronto con la misma dureza con la que le había hab
spués de lo que me has hecho
ó sorprendido -. Lo único que he
a un hijo tuyo -giró la cabeza para que no pudiera ver que era incapaz de controlar su
no desafiante -. Nunca permitiré que un hijo m
eras que siga
empo como nuestro hijo nos necesite,. ¿Qué cre
ón de separarla de su hijo una vez que hubiera nacido. Porque no importaba lo que sintiera por Dexter
o. A pesar de no haber vuelto allí desde hacía cuatro años recordaba con total claridad todas y cada una de las calles por las que pasaban. Eran las calles que hab