gunta sino una afirmación, y lo dijo con voz neutr
Sabía cuánto te afectó cuando Elena decidió venderla. Cuando fue obvio que no ibas a estar para recibir tus regalos de boda ya era demasiado tarde para echarme
ndo la arena del camino, Isabella tuvo la sensación de que, si cerraba
erto y algo dentro de e
eron bajado del coche. No podía hablarle de otro modo, para ell
a el miedo Dexter abri
a, pero... -le dio la espalda, pero su voz parecía entrecortada por la tristeza -. La verdad e
lo miró i
nvernadero que siempre quiso tu madre, y que tu padre no tuvo fuerzas para hacer después de que ella muriera... se me ocurrió que... -hizo un
aleras por las que había corrido para dirigirse a su boda con el, corazón destrozado por las palabras de s
o su madre hacía tanto tiempo, y todos ellos estaban cubiertos por una considerable capa de polvo. Por mucho que le molestara, lo cierto era que empezaba a sentir el impulso de volve
de la razón más obvia, por supuesto -añadió con mordacidad -. Me s
exter se quedó callada; la expresión de su ro
tu casa de aquí en adelante -resp
dujo por el estado en el q
ivo. Pero... no creo que un apartamento sea
ba tanteando con la esperanza de que contestara que sí, que no iría por allí muy a
iedo del sexo? -le preguntó él con suavid
rse sonrojado visiblemente -. No tiene nada que ver co
uridad -. El hecho de que una mujer de t
n la persona a quien le voy a dar mi... -estuvo a punto de decir m
a miedo -continuó él con calma -.
e tenía miedo, y mucho. Para ella el sexo era algo que estaba neces
acostarse con Dexter para darle un hijo, también
ncia de lo que iba a sacrificar comparado con el bien que iba a poder hacerles a los pobres niños de la calle. Pero, por muy lóg
pasillo dándose cuenta de que su instinto la
de pronto -. Pero, por si lo habían hecho con la misma eficiencia con la que limp
nismo de sus palabras -. ¿Por qué no mejor me llevas direc