Isabella, perdió todo en un instante: su esposo y lo más importante, su bebé. Fue atacada por la persona que hace 10 años, dormía con ella; su esposo cuyo nombre era Gabriel. El disparo además de casi arrebatarle la vida, interrumpió su embarazo. Su vida es salvada, por un empleado de Gabriel.
Escucho un sonido, abro los ojos sorprendida. Tomo mí vientre con susto, no comprendo. Salgo de la cama, camino en puntillas de pie. En cuanto abro la puerta, un sujeto en el suelo me asusta. Cubro mi rostro y mis ojos están llenos de lágrimas. No entiendo que ocurre, pero cuando un disparo suena por todo el salón, sé que es algo muy malo.
Estoy temblorosa, dando pasos confusos. Bajo las escaleras, veo cuerpos girando, golpes, puños. Hay una gran pelea en la mansión, no sé a dónde voy pero... quiero encontrar a mí esposo.
-¿Gabi? –comento con dificultad, lo busco con la mirada, no lo encuentro.
Vuelvo a repetir su nombre, lo hago con más ansias, con la certeza de no encontrarlo. Tengo miedo, veo todo borroso por el agua en mi iris. Avanzo, lo hago a pesar de ver a dos hombres disparando. Ahogo un grito, me cubro el rostro y sigo avanzando. A unos metros puedo ver a Gabriel, está dando indicaciones y tiene un arma.
Nunca vi a Gabriel así, ni siquiera lo imaginé alguna vez. Su sonrisa se mezcla en mí rostro confuso, se acerca corriendo y me observa. Sus ojos están entrecerrados, me toma de la barbilla, la levanta y sonríe.
-Isabella –murmura y asiento, confusa ¿por qué pregunta mí nombre?
-Amor ¿qué ocurre? –quiero saber asustada, me toma de la mano. Esquivamos cuerpos luchando, y otros sin tanta suerte.
Entramos a una habitación, toco mí vientre el cual aún no se nota, no sobresale, pero ambos sabemos que está ahí.
-¿Amor...? –pregunto con dificultad, Gabriel mira a través de la ventana, en cuanto me ve, siento alivio. Se coloca de cuclillas a mí lado, levanta mí barbilla y gira mi rostro.
-Amor –comenta con una sonrisa, pero cuando estiro los brazos para sostenerme, se quita.
Está de pie, mirándome desde arriba, con el semblante serio. Desenfunda el arma, me quedo perpleja.
-¿Qué haces...? –pregunto temblorosa, arrastro mis pies hacia atrás. Sostengo a mí bebé y quiero gritar.
-Me estorbas y... te asesinaré –dice de forma sencilla, las palabras no le tiemblan y menos la mano, cuando levanta el arma en mí dirección.
-¿Qué haces? ¡Estoy embarazada! –exclamo, intentando hacerlo entrar en razón. Veo un poco de duda en su cuerpo, baja el arma pero nuevamente me apunta.
Con Gabriel, nos conocemos hace diez años, desde que ambos teníamos quince años. Nos amábamos, al menos yo sí a él. No entiendo porque sus ojos brillan de esa manera, porque hay una sonrisa mientras me apunta con el arma.
Pero sin dudarlo, dispara.
Después de unas horas fingiendo amor frente a su jefe y de un pico después de decir "acepto", la noche pasó sin ningún otro contratiempo. Se marcharon en un Ford descapotable de los años sesenta y finalmente llegaron a la casa de Lionel. Tan pronto como pisaron el suelo, él la observó con aburrimiento y se giró para irse a dormir. No le gustaba estar rodeado de personas, a menos que fueran bailarinas en poca ropa. -¡Oye! -protestó Alexa, pero él no se giró para seguir avanzando-. Se supone que estamos casados -murmuró temblorosa. Finalmente, él se detuvo y Alexa se acercó a pasos firmes, rodeándolo. Lionel bajó la vista para fijarla en ella. Le resultó... ¿Bonita? Supuso que ese era un adjetivo acorde a esa mujer, aunque le parecía insoportable y aquello restaba la belleza que poseía. -¿Qué? ¿Quieres acostarte conmigo? -preguntó él. Ella levantó una ceja para negar, pero ya era tarde. Lionel la tomó entre sus brazos y la recostó sobre la pared. Una mano detrás de su cintura bajó hasta sus glúteos y los apretó. Alexa rodó los ojos para darle un empujón. -Al cabo que ni quería... puedo cogerme mujeres de verdad -se burló, pero no esperó recibir un cachetazo de la dama. Alexa observó sorprendida la mejilla roja de su ahora esposo. Su piel se volvió más pálida de lo normal y retrocedió un paso, luego otro. Lionel se limpió un hilo de sangre que caía en la comisura de sus labios y la observó furioso. Era raro verlo así. Corrió a su lado y la tomó del cuello con brusquedad. Poco a poco, Alexa pudo sentir que el oxígeno no pasaba por su garganta y que estaba quedándose sin aire. -P-por favor... -suplicó, pero Lionel siguió presionando hasta que la soltó arrojándola al suelo. Se limpió el saco, como si ella lo hubiera ensuciado, y se dio la vuelta. Alexa, perpleja por haber sido estrangulada por su esposo, se levantó. -¡Soy tu esposa! ¡Te guste o no! -gritó a todo pulmón. Lionel se giró, buscó algo en su bolsillo y dijo: -Bien. Ten, son diez mil dólares. El próximo mes te daré más, ahora vete. No me interesa tenerte en esta casa. -Somos marido y mujer. Merezco y debo estar aquí -susurró con la voz quebrada y los ojos llenos de sufrimiento. Él le lanzó una sonrisa ladina mientras avanzaba, pero ella, a pesar de temblar por ese hombre, no se dejó intimidar. -Entonces... -comentó mientras bajaba el cierre de su pantalón, sacando su enorme miembro frente a ella-... mételo en tu boca... -canturreó divertido. Lionel se rió de la desgracia de aquella mujer. Y ella lo sabía.
Isabella, una joven inocente, se ve envuelta en una apuesta con el seductor caballero Alejandro. Si gana, Alejandro la protegerá y la cuidará. Si pierde, ella perderá su virginidad a los ojos de Alejandro.
Observé de reojo al joven que estaba a unos metros delante de mí, Eric. Era el hijo de mi mejor amiga, Laura. Suspiré bajando la vista, pero no pude evitar verle. Ultimamente, para ser sincera podía llegar a jurar que el chico, se veía mas atractivo que antes. A sus veinte años, parecía un hombre sacado de una revista para mujeres maduras. Mis mejillas se tornaron rojas, y tuve que sostener con fuerza mi vestido. Mis ojos se volvieron frágiles ante la imagen que tenía frente a mí. Cuando flexionó sus brazos para sonreírle a mi hija, sentí un nudo extraño en mi garganta. Olivia, tenía la misma edad que Eric. Laura, me pasó un mate y desperté de la ensoñación, de observar la sonrisa de su hijo. -¿Estás bien? –cuestionó bajo una mirada intimidante, asentí enfocando mi vista a los dos. Eric, rodeaba en un abrazo a Olivia, tragué saliva en seco –son adorables. -Lo son –comenté sin titubear, si tan solo un solo sonido de mi voz sonaba insegura, Laura se tiraría sobre mí como una gacela. La conocía demasiado bien para saber que era curiosa, en demasía. -Entonces... ¿saldrás con el ingeniero? –su pregunta, provocó que mi concentración volviera a ella. Suspiré asintiendo, ¿qué le podría decir? De todos modos, ya era demasiado extraño que quisiera quedarme con su hijo en la ciudad. Yo tenía una casa en la capital, y me había ofrecido para que él fuera a vivir allí una temporada, incluso Laura fuera para hacerme compañía. No pretendía comenzar a mirar a Eric con otros ojos.
Una enfermera encuentra a una niña congelada en el exterior de su hospital y la rescata. Después de atenderla, descubre que la pequeña tiene un don mágico que le permite curar heridas y predecir el futuro. La niña la lleva a su manada, y se desarrolla una tensa relación con su cruel padre, el Rey de la Manada.
Unidos por un matrimonio arreglado, Lina y Mateo se encontraron por primera vez en la noche de su boda. Sin embargo, Mateo sólo tenía ojos para su herencia y no para Lina, y la abandonó en cuanto obtuvo lo que buscaba: cuatrillizas. Cinco años después, un anciano de la familia empieza a sospechar que los dos no están enamorados, ejecuta un plan para arruinar la herencia de Mateo si no puede demostrar su amor a Lina. Con la presión de los dos lados de la familia, Mateo hace una propuesta arriesgada a Lina: fingirán ser amantes y recuperarán la herencia. Pero el destino tiene otros planos, y mientras más tiempo pasan juntos, más difícil es ocultar sus secretos y, aún más importante, el creciente amor que los une.
Kiara despierta en una carcel, había sigo secuestrada por unos desconocidos. Esperando no encontrar el peor amo, alguien la salva, un hombre lobo cuyo nombre es Alexander. Emilia, hermana de Alexander descubre que Kiara es su pareja, al parecer reencarnada en una humana. Pero él se niega a creer eso. Ella la cura y le borra la memoria. Vuelve a su vida normal ya la universidad, encontrándose aun profesor muy sensual, Alexander.
El día de su boda, Khloe fue inculpada de un delito que no había cometido por su hermana y su novio. Fue condenada a tres años de prisión, donde soportó mucho sufrimiento. Cuando finalmente liberaron a Khloe, su malvada hermana utilizó a su madre para obligarla a mantener una relación indecente con un anciano. El destino quiso que Khloe se cruzara en su camino con Henrik, un elegante y despiadado mafioso, así cambió el curso de su vida. A pesar de su frialdad, Henrik quería a Khloe como nadie. La ayudó a vengarse de sus enemigos y evitó que volviera a sufrir acoso.
Sólo había un hombre en el corazón de Raegan: Mitchel. Tras dos años de matrimonio quedó embarazada. Raegan se sintió muy feliz. Pero antes de que ella pudiera darle la noticia, él solicitó el divorcio porque quería casarse con su primer amor. Más tarde, Raegan tuvo un accidente y, tumbada en un charco de su propia sangre, le pidió ayuda a Mitchel. Sin embargo, se fue con su primer amor en brazos. Afortunadamente, Raegan escapó por poco de la muerte y decidió retomar su vida. Años después, se hizo famosa en casi todo el mundo. Después del divorcio, Mitchel se sintió muy incómodo. Por alguna razón, empezó a extrañarla. Le dolió el corazón cuando la vio sonreírle a otro hombre. En la ceremonia de su boda, él irrumpió y se arrodilló. Con los ojos rojos, preguntó: "¿No dijiste que tu amor por mí era inquebrantable? ¿Por qué te casas con otro hombre? ¡Vuelve a mí!".
Acusada de asesinato, la madre de Sylvia Todd fue considerada una traidora por toda la manada, condenando a Sylvia a vivir el resto de su vida sola y humillada como una humilde esclava. Lo único que quería la chica era demostrar la inocencia de su madre de alguna manera, pero el destino nunca parecía estar de su lado. A pesar de todo, Sylvia nunca perdió la esperanza. Como el futuro rey licántropo de todos los hombres lobo, Rufus Duncan poseía un gran poder y estatus, pero tenía una inexplicable reputación de ser cruel, sanguinario y despiadado. Sin que todo el mundo lo supiera, había sido maldecido hacía mucho tiempo y se veía obligado a transformarse en un monstruo asesino cada luna llena. Aunque el destino no siempre favorecía a los dos, unió a Sylvia y Rufus como pareja predestinada. ¿Se hará justicia para la madre de Sylvia? ¿Podrán ella y Rufus desafiar todas las normas sociales y permanecer juntos? ¿Tendrán estas dos almas desafortunadas un final feliz?
Jennifer Bennett, la legítima heredera de los Bennett, luchó denodadamente por el reconocimiento de su familia, solo para verse eclipsada por una impostora. Enfrentada a falsas acusaciones, acoso y humillación pública, Jennifer acabó renunciando a ganarse su aprobación. Con la promesa de superar la injusticia, ella se convirtió en la pesadilla de quienes la agraviaban. Los esfuerzos de la familia Bennett por doblegarla no hicieron sino alimentar su éxito, llevándola a la altura con la que sus rivales solo podían soñar. Alguien le preguntó: "¿Te sientes defraudada por tus padres?". Con una sonrisa tranquila, Jennifer respondió: "No importa. Al final, el poder prevalece".
Joelle pensó que podría cambiar el corazón de Adrian después de tres años de matrimonio, pero cuando se dio cuenta de que ya pertenecía a otra mujer, ya era demasiado tarde. "Dame un bebé y te liberaré". Sin embargo, el día en que Joelle se puso de parto, Adrian viajaba con su amante en su jet privado. "No me importa a quién ames. Ahora ya he pagado lo que te debo. A partir de ahora, no tenemos nada que ver el uno con el otro". No mucho después de que Joelle se fuera, Adrian se encontró suplicando de rodillas: "Por favor, vuelve conmigo".
Para ayudar a su padre, quien era un jugador oprimido por muchas deudas, Molly Xia se veía obligada a beber drogas alucinógenas para calentar la cama de un hombre poderoso y, en adelante, estaba destinada a convertirse en su juguete sexual. Después de haber pasado por una ruptura dura, Brian Long, un hombre frío e indiferente, consideraba a Molly como nada más que un reemplazo físico para su ex novia. Cuando escaparon de situaciones que amenazarían la vida, Brian y Molly estaban profundamente enredados en una compleja relación de amor y odio. Justo cuando Brian decidió abrirle su corazón a ella, su ex novia desaparecida regresó para reclamar su lugar en su corazón.