Caleb Palmer, es un hombre cual corazón lo tiene cerrado para el amor. Desde que sus sentimientos fueron lastimados, decidió olvidarse de amar a otra mujer. Únicamente, salía con mujeres con las que no duraba mucho tiempo. ¡Claro!, a ninguna le rompía el corazón, siempre era sincero con ella. Nada de relaciones duraderas, era lo que les decía. Pero su vida no se centra únicamente en lo desastrosa que era sus relaciones amorosas, este empresario tuvo mucha suerte en los negocios. Desde joven trabajo muy duro como administrador de los mejores hoteles de la ciudad. Hasta que un día, logro hacerse socio de un importante y prestigioso hotel llamado Atlantis, en la ciudad de Jacksonville. Y dado que gozaba de una increíble astucia, se hizo el presidente de todos los hoteles con este nombre. Era un CEO muy codicioso, de eso no existía dudas, por eso se hablaba mucho de él en las revistas. Pero como todo el mundo, le gustaba la discreción. Era de los que creía que su vida privada era sagrada, hasta que conoce a Olivia Millán. Una encantadora dependienta de la boutique de uno de sus hoteles, y precisamente, en el que él tenía su oficina personal. Olivia conoce a Caleb por primera vez en su lugar de trabajo, y desde entonces la castaña suspira por él. Desde luego, esta chica evita por todos los medios al CEO, ya que no quiere que se dé cuenta de su existencia. Pero no tiene mucha suerte, porque el destino tiene mejores planes para ambos.
-¿Y cuál es el plan para esta noche? Porque asumo que tienes un plan para más tarde.
Leticia, la compañera de trabajo de Olivia, le pregunta mientras dobla algunas prendes de ropa dentro de un estante. Olivia la observa, para luego continuar con su trabajo.
-Es sábado, así que esta noche debes salir y disfrutar -Agrega.
-Por favor, Leticia, ya no sigas con ese asunto.
-Amiga, en serio, debes salir más y conectarte con el mundo. Quizás tener un novio, o algo así.
-Leticia...
-De verdad amiga, no te lo digo por mal, pero necesitas urgentemente salir con un hombre. Ya sabes, una buena cena, un buen vino, visitar un lugar romántico y exótico -La morena sonríe mientras contonea el cuerpo -. Luego de todo lo trillado de una cita, viene la mejor parte, una noche llena de sexo, hasta que te dejen agotada.
En cierta parte, Olivia estaba de acuerdo con Leticia, necesitaba salir con alguien que la hiciera sentir especial, aunque sea, solo por una noche. Pero es que los hombres eran tan complicados, y lo cierto es que no lograba tener suerte con ellos. Bueno, tampoco es que tuviera muchas experiencias, pero los pocos con los que habían salido las cosas no terminaron nada bien.
Si no era porque le eran infiel antes de comenzar a tener algo serio, era porque no la volvían a llamar. O el peor de los casos, descubría que el tipo estaba bien casado. Aún recordaba cuando tuvo esa cita con aquel sujeto, la hizo meterse debajo de la mesa en plena cena porque su esposa había llegado al restaurante buscándolo como una loca desquiciada.
Sin duda alguna, esa había sido la peor de sus tres únicas citas... es más, ni quería recordarlas. ¿Para qué?, de nada ayudaba en esos momentos. Y menos cuando su compañera de trabajo le estaba soltando el sermón, como si no tuviera en que ocupar sus pensamientos.
-No tengo una cita, si es lo que estás preguntando. Y deja de molestarme con eso, sabes que el hombre indicado llegará por sí solo. No tengo que andar por allí buscándolo, las cosas no funcionan así, Leticia.
-Si funcionan, sabes que sí. Lo que pasa es que no lo quieres admitir.
-¡Claro!, como me paso con los tres sujetos con los que salí -La castaña la mira después de meter en un gancho un hermoso vestido de seda, el cual colgó en un exhibidor.
-Eso es arena de otro costal, Oliva -La morena rueda los ojos.
-Olvídalo, mejor sigamos trabajando antes de que la gerente llegue y nos regañe.
La morena niega al mismo tiempo que cierra un closet y abre otro... ambas chicas trabajaban como dependientas en la prestigiosa boutique del hotel más famoso y elegante de todo Jacksonville. Era una tienda muy frecuentada por las personas más ricas de la ciudad, y desde luego, por todos los huéspedes del mismo.
Era un buen empleo, y Olivia trataba de mantenerlo y no perderlo como todos los demás. No era mala empleada, lo que pasa es que era de las que no le gustaba que el jefe abusara de su confianza. Su último trabajo no le resulto muy bien, desafortunadamente, le toco un jefe muy mano larga. Y esa fue una razón importante para renunciar.
En cambio, en la boutique no, su jefe resulto ser mujer, y no tenía ningún tipo de problemas con ella. Era mandona, pero con eso podía lidiar.
-Olivia, hay que ir atrás para buscar algunas cajas, necesitamos llenar estos estantes.
-Si ya voy.
En cuanto la castaña se marchó al depósito, la puerta de cristal de la tienda se abre. Leticia levanta la mirada y expande los ojos de par en par. Su corazón comenzó a latir con fuerza al ver aproximarse a ese hombre.
Olivia tomó la caja que necesitaba, y se dispuso a regresar a la tienda. En cuanto lo hizo, busco con la mirada a su compañera de trabajo, y la encuentra atendiendo a un hombre que a cualquier mujer con sangre en las venas le pondría los vellos de punta.
Eso fue al instante, el corazón de oliva empezó a dar brincos como loco. Nunca en su vida había experimentado una cosa así, ese hombre estaba provocando en ella una extraña sensación en su interior.
La joven admiró sus duras, pero elegantes facciones, era rubio, pero no de esos casi albinos. Más bien, su piel era bronceada, y su cabello no era del todo amarillo, era como un castaño claro. Aunque no podía ver el color de sus ojos, asumió que eran de colores. Bueno, eso creyó. Luego llevo la mirada al resto de su cuerpo, llevaba un traje muy caro, pero se podía notar que debajo del mismo existía un cuerpo de dioses.
Deja la caja sobre el mostrador, mientras se queda embelesada mirando a ese cliente. Estaba mal lo que estaba haciendo, pero a fin de cuentas él no la estaba mirando. Lo raro era que, para ser tan atractivo, Leticia se estuviera comportando tan recta. Desde luego que estaba prohibido flirtear con los clientes, pero no por ello se les iba a tratar tan secamente.
De pronto, y sin previo aviso, el cliente gira el rostro y observa a Olivia, quien no paraba de mirarlo. Ella, al percatarse de lo que estaba pasando, inmediatamente, se pone a sacar las cosas de la caja y se da la vuelta. Estaba nerviosa, la habían pescado infraganti.
Luego de algunos minutos, Leticia hablar a espaldas de Olivia provocándole un respingo.
-¡Demonios, Leticia! No hagas eso -Expresa horrorizada.
-¿Qué rayos te pasa?
-Nada.
-¿Por qué estás como un papel?, por cierto, ¿has visto al hombre que estaba atendiendo?
-No, no lo vi -Responde como si fuese otro cliente más.
-Debiste verlo, está hecho un por la mano de los mismos dioses.
-No deberías estar hablando así de los clientes.
-Pero es que ese no es cualquier cliente, él es...
-¡Ustedes dos! ¿Qué se supone que han estado haciendo?
Las chicas miraron hacia atrás, fijándose que su jefa se encontraba parada y de brazos cruzados. Ahora sí que estaban metidas en un buen lío, le habían dejado una tarea para esa tarde, y ni siquiera llevaban hecho la mitad del trabajo.
[...]
Al salir de la boutique, Caleb se quedó pensando un momento al tiempo que observaba la bolsa del pedido que había hecho. Se preguntó si ese vestido que eligió para la mujer con la que iba a salir esa noche era el indicado, bueno, siempre sabía qué comprarle a las mujeres. Pero, esa tarde, se sentía como indeciso, ¿Por qué seria?
Bueno, sea lo que fuese, ya no importaba. Compro el vestido y esa mujer tendría que usarlo. De todos modos, hasta esa noche saldría con ella, su tiempo junto se había agotado. Avanzo por el corredor lleno de tiendas, seguido por uno de sus guardaespaldas.
-¿El coche está listo? -Le pregunta a su seguidor, al mismo tiempo que avanzaba sin mirar hacia los lados.
-Sí, señor. Lo está esperando en la entrada
Caleb avanzo hacia la salida, sabiendo que era el centro de atención de todos los que lo conocían y de los que no. Pero este ni se inmutó, era normal para él llamar la atención de la gente y aún más, siendo el dueño de aquel hotel.
Hola mis amores, bienvenidas a esta nueva aventura. Espero que les guste mi historia, un beso a todas esas damas que me apoyan.
Bianca fue secuestrada por el terrible descuido de un par de idiotas que no supieron hacer bien su trabajo, esta joven rubia después de salir de su trabajo muy tarde en la noche, es secuestrada por dos sujetos en la calle. La inocente rubia es llevaba a un club nocturno donde la vida no era nada fácil para las chicas de ese lugar. Y es aquí donde su destino estaría sellado de por vida, Bianca era la ofrenda perfecta para un italiano reconocido, Antonio Garibaldi, empresario, dueño de muchas compañías de coches prestigiosos. La virginidad de Bianca es lo que la lleva a unir su destino con este CEO de muy mal carácter, sin embargo, Antonio también podía ser su salvación. No tenía tantas opciones, o quedarse en ese club de prostitutas y ser vendida cada noche a diferentes hombres, o ser el obsequio para un solo hombre... En cuanto Bianca fija sus ojos en ese italiano, siente un espantoso miedo en su interior, pero también otra cosa más que no logra explicar o entender... sabía bien que irse con ese hombre era terminar en la cama con él. Antonio al observa a la rubia de pies a cabeza y al mirar esos ojos tan azules y tan penetrantes le provocaron cierta sensación extraña en su interior que no logro entender en ese momento. Sin embargo, dejarla en ese club no era precisamente lo que estaba pensando, y eso sí que era extraño. Definitivamente aceptaría su obsequio con mucho gusto...
Un trágico accidente arrebata la vida de la esposa de Hunter Lanzoni, a raíz de su partida ella le deja un precioso regalo para que recuerde que no está solo en el mundo. Hunter se hace cargo de su hija recién nacida después del fallecimiento de su esposa, pero no hace un buen papel como padre ya que sin la presencia de Victoria él siente que está perdido, y debido a eso la conexión con la pequeña es nula. Pero todo eso cambia cuando aparece en sus vidas Abril Graham. Esta encantadora niñera de radiante sonrisa llega a su vida para cambiarlo todo, solo que él no está del todo seguro si quiere que las cosas cambien. El detalle es que Abril le demuestra que la vida es hermosa a pesar de las adversidades. Sin embargo a pesar de que ella muestra un lado especial de su personalidad, oculta un secreto que la hace sentir insegura de sí misma, no obstante logra abrir los ojos de su jefe demostrándole que tiene una hija encantadora que necesita mucho amor. Pero a raíz de ese descubrimiento, este CEO también se da cuenta de que Abril es muy valiosa y única, y por primera vez en muchos años su corazón vuelve a latir de amor por una mujer, pero un obstáculo existe entre ellos dos y Hunter tendrá que sanar sus viejas heridas para poder ser feliz una vez más.
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Novela erótica. Lukas Verchot es un poderoso empresario que no cree en el amor. Tras la muerte de su madre, su padre volvió a casarse con una mujer que este CEO no aprobaba ya que pensaba que su papá nunca amo a su madre por casarse tan prematuramente. Sin embargo, por designios de la vida el apartamento de Lukas sufre un grave accidente que lo obliga a quedarse en casa de su padre por algunas semanas teniendo que soportar a su madrastra; pero la estadía en esta residencia no le resulta mal ya que se folla constantemente a una de las sirvientas. Pero sus reuniones sexuales con esta mujer se terminan justo cuando conoce a Dana Celaver una noche que llega tarde a casa, esta pelirroja resulta ser la hija de la esposa de su padre, por ende la convierte en una hermanastra de la cual no tenía idea de que existía. No obstante, a este rubio le vale mierda de quien es hija, a él lo único que le interesa era abrir sus piernas para meterse en ellas y saborear la virginidad de su coño. Pero todo este deseo carnal hacia Dana trae consecuencias, unas que Lukas iba a tener que afrontar o hacer lo que comúnmente hacia… huir.
¿Es posible sentir tanta atracción sexual por un extraño que acabas de conocer? Daviana Morris no se imaginó que se iba a convertir en la obsesión sexual de Michele Gershon, ella es la secretaria personal de Connor Gershon desde hace un año, y en todo ese tiempo nunca conoció al verdadero dueño de la compañía donde trabajaba. Connor era quien dirigía la empresa de su padre Michele durante su ausencia, pero una día cualquiera este CEO aparece retomando las riendas de su compañía, y es cuando la joven se da cuenta de que tendrá cambio de jefe. Sin embargo, surgen ciertos problemas durante ese cambio de director. Puesto que el joven Connor no desea que ella sea la secretaria de su padre, si no que continúe siendo su asistente; y la razón era que ese caprichoso CEO también quería abrir sus piernas para tener sexo con ella. Cabe destacar que ese pelinegro lujurioso se había follado a la mitad de las empleadas de la compañía, menos a ella. Lo que desconoce este joven imprudente era que el coño de Daviana solo reaccionaba ante la presencia reservada de Michele. Mientras que ella desconocía que ese CEO tenía pensado probar con su cuerpo muchas posiciones del kamasutra ignorando el hecho de que ella seguía manteniéndose virgen.
Después de tres años de matrimonio sin amor, la traición de Neil hirió profundamente a Katelyn. Ella no perdió tiempo y rápidamente se deshizo de ese canalla. Tras el divorcio, se dedicó a su carrera profesional. Alcanzó la fama como diseñadora, doctora y hacker brillante, y se convirtió en un icono venerado. Neil, consciente de su grave error, intentó en vano reconquistarla, solo para presenciar su magnífica boda con otro. Mientras sus votos se retransmitían en la mayor valla publicitaria del mundo, Vincent deslizó un anillo en el dedo de Katelyn y declaró: "Katelyn es ahora mi esposa, un tesoro de valor incalculable. Que todos los que la codicien tengan cuidado".
Para el público, ella era la secretaria del CEO. A puerta cerrada, era la esposa que él nunca reconocía oficialmente. Jenessa estaba eufórica cuando se enteró de que estaba embarazada. Pero su alegría se vio reemplazada por el temor cuando su marido, Ryan, se reunió con su primer amor. Con el corazón encogido, decidió dejarlo libre y marcharse. Cuando volvieron a encontrarse, Ryan se fijó en el vientre prominente de Jenessa. "¿Quién es el padre del niño?", le preguntó. Pero ella se limitó a burlarse. "¡No es asunto tuyo, mi querido exmarido!".
Sabrina tardó tres años enteros en darse cuenta de que su marido, Tyrone, era el hombre más despiadado e indiferente que jamás había conocido. Él nunca le sonrió y mucho menos la trató como a su esposa. Para empeorar las cosas, el regreso del primer amor del hombre no le trajo a Sabrina nada más que los papeles del divorcio. Con la esperanza de que todavía hubiera una posibilidad de salvar su matrimonio, le preguntó: "Tyrone, aún te divorciarías de mí si te dijera que estoy embarazada?". "¡Sí!", él respondió. Al comprender que ella no significaba nada para él, Sabrina finalmente se rindió. Firmó el acuerdo de divorcio mientras yacía en su lecho de enferma con el corazón hecho pedazos. Sorprendentemente, ese no fue el final para la pareja. Fue como si Tyrone despejara la mente después de firmar el acuerdo de divorcio. El hombre que alguna vez fue tan desalmado se arrastró junto a su cama y le suplicó: "Sabrina, cometí un gran error. Por favor, no te divorcies de mí. Te prometo que voy a cambiar". Sabrina sonrió débilmente, sin saber qué hacer…
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