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Anna trabajaba en una página web para adultos. Siempre recibía mensajes de hombres, interesados en sus fotos. Aunque un día recibe un mensaje bastante peculiar: ¿Quieres ser mi esposa?
Había empezado a publicar fotos mías, en una página bastante popular. Hace poco tiempo, desde que había sido mamá soltera.
Había estado por 5 años con la misma persona, y en cuanto supo de mi embarazo se borró. Tal vez había sido error mío, ya que esperé demasiado en una persona... que solo pensaba en el mismo. Juan, siempre había soñado con ir a una prestigiosa universidad. No era millonario, aunque tenía bastante dinero por parte de los padres a decir verdad. En cuanto supo de mi embarazo, al día siguiente ya no estaba.
Se había marchado, y yo tampoco iría a hablar con la familia de su abandono. Aunque las preguntas, y dudas empezaron cuando mi panza creció.
Muchos sugerían que lo había engañado, y que por ese motivo Juan se había marchado.
"Seguro lo dejó por otro"
"Pobre, ya no podía pasar por los cuernos"
"Ella ni siquiera es tan bonita, para el"
A pesar de todas las críticas, y de los cuchicheos que sentía detrás de mi espalda, no me tembló el pulso de tener este trabajo.
Un mensaje, me despojó de mis recuerdos.
Malos recuerdos...
Como siempre, había recibido un nuevo mensaje de parte de Francisco.
Francisco, al parecer era un magnate, un Ceo multimillonario que siempre se la pasa dandome propinas en mis fotos.
Suspiré, no me sentía orgullosa de mí misma de hacer esto, pero al menos pagaba las cuentas. Además, nunca había puesto una foto desnuda. Abrí el mensaje, en realidad lo que me enviaba no era nada del otro mundo; sino muy al contrario, siempre era un hombre muy educado, me preguntaba por mi, y por mi hija.
Había deducido a través de mis fotos, que yo era una mamá soltera. Sin querer, una vez quedó un chupete oculto detrás de una foto.
Mensaje de Francisco:
Buen día ¿cómo se encuentra la mujer más hermosa?
Mensaje de Anna:
Hola señor Francisco ¿cómo se encuentra usted?
Mensaje de Francisco:
No soy un señor... ya te lo dije.
Mensaje de Anna:.
Lo lamento Francisco ¿cómo te encuentras?
Mensaje de Francisco:
Estoy ansioso por ver una de tus fotos. Me encanta ver tu rostro cada vez que me despierto, es una forma de sentirme un poco más ligero.
Mensaje de Anna:
Me alegra saber que le doy conformidad y le doy bienestar.
Mensaje de Francisco:
Me das mucho más que eso... eres mi ángel.
Mensaje de Anna:
Entonces ¿qué es lo que quiere en el día de hoy?
Mensaje de Francisco:
Quiero verte la parte de abajo... me enloquecen por algún motivo tus glúteos, tienes un buen cuerpo.
Mensaje de Anna:
Hmm, entonces haré su fantasía realidad, ahora mismo le enviaré una foto.
Después de escribir eso, escucho el llanto de mi bebé. Suspiro, lo tomo entre mis brazos y empecé a mecerla de un lado al otro.
Yo sabía que en este instante la niña estaba bastante inquieta, no puedo... trabajar.
Así que sin más preámbulo, me saco una foto así nomás, en un short bastante provocativo y se la envío.
<<Espero que le guste>>
Aunque después de enviarla... me arrepentí ¡Ay! Se veía apenas el piecito de mi hija. Me sentía en ese instante: la peor de las madres, pero ya era tarde. Suspiro, después de calmar a la bebé pude ver el celular.
Mensaje de Francisco:
¿Cómo está tu bebé? Lamento haberte interrumpido.
Mensaje de Anna:
Yo...lo lqmento, se despertó esta mañana y no paraba de llorar.
Mensaje de Francisco:
Te voy a dar una propuesta qué tal vez me la rechaces.
O tal vez sea una buena oportunidad para ti, para que salgas de este mundo.
Mensaje de Anna:
¿A qué se refiere? Estoy en este mundo hace tres meses, y no me quejo.
Mensaje de Francisco:
Necesito una esposa, y la verdad es que no confío en nadie. Hace 3 meses que te conocí, estás conversaciones no solo me provocan hacer lo que ya sabes en mi, sino conocer una persona sincera, y luchadora. Quiero que seas mi esposa, y quiero que esa niña sea mi hija.
Mensaje de Anna:
Señor, usted está siendo muy precipitado.
Le comenté con una carita sorprendida.
Mensaje de Francisco:
Es el momento en el que estoy más seguro de toda mi vida. Te iré a visitar, me desconectaré de aquí para ir a verte allá donde sea que estés.
Mensaje de Anna:
No señor, lo mejor es que sigamos a través de la pantalla.
Mensaje de Francisco:
¿Estás segura de eso?, te estoy abriendo la oportunidad de tu vida, y la de tu hija.
Mensaje de Francisco:
Si...estoy segura.
No quiero confundir las cosas.
Dejo el teléfono de lado, mi corazón a late con prisa. Nunca hubiera esperado: una propuesta de ese calibre de parte del señor.
<<¿Yo esposa del?>>
Después de dejar a la niña, la cual se había dormido empecé a suspirar una y otra vez, intentando invocar buenas ideas en mi mente...y me hagan desistir.
<<Anna... tienes que encontrar una buena forma de decirle que no>>.
Aunque a decir verdad, el magnate era muy atractivo. Tenía unos ojos color esmeralda que te encandilaban, sin contar de su buen cuerpo.
Cada vez que le envío una foto sugerente, él hacía lo mismo hacia mi punto a pesar de que yo no le enviado ninguna propina a diferencia del.
Incluso me he tocado, con su cuerpo impregnandose en cada poro de su piel.
Cerraba los ojos sintiendolo a mi lado, junto a mí.
Suspiro, sería un sueño hecho realidad para mi.
Toda mi familia se sorprendería de verme siendo una multimillonaria, después de que me dejaron de lado, y me hicieron criar a mi pequeña niña sola.
En primer lugar, quién me presentó a mí ex: había sido mi madre. Para mi mamá, un buen novio religioso cómo era la mejor opción de todas. Anna, es un buen hombre de dios, te encaminará de tu camino retorcido. Mi madre replicaba. Aunque el mismo, no le tembló la mano al momento de engañarme una y otra vez.
Al momento que me separaba, mi mamá se metía hasta el cansancio para que volviera con él; yo como una tonta, solamente para satisfacer los deseos de mis padres volvía una y otra vez. Hasta que estaba tan rota y desarmada, no me interesaba en lo absoluto romperme. Cada vez que regresaba con alguien como él, perdía una parte de mí.
Suspiro intentando ignorar aquellos recuerdos. Yo no le contestaba las llamadas a mi madre. Poco a poco fueron menguando, hasta que ya no llegaban. Tampoco le había dicho donde me había mudado, no me interesaba tener contacto con alguien que me hizo daño por tanto tiempo.
Además, no quería que esa maldad de parte de ella llegará a mi pequeña Emma.
Emma... es una niña muy hermosa.
Había nacido muy sana y es muy tranquila. Aunque a decir verdad es bastante exigente: quiere estar todo el día tomando teta.
Resoplo: la propuesta del magnate me dió vueltas durante todo el día. Mientras acomodo una y otra vez la casa... sus palabras resuenan dentro de mí.
Me siento enloquecida, necesito un buen consuelo... o mejor dicho consolador que me relaje.
Después de unas horas fingiendo amor frente a su jefe y de un pico después de decir "acepto", la noche pasó sin ningún otro contratiempo. Se marcharon en un Ford descapotable de los años sesenta y finalmente llegaron a la casa de Lionel. Tan pronto como pisaron el suelo, él la observó con aburrimiento y se giró para irse a dormir. No le gustaba estar rodeado de personas, a menos que fueran bailarinas en poca ropa. -¡Oye! -protestó Alexa, pero él no se giró para seguir avanzando-. Se supone que estamos casados -murmuró temblorosa. Finalmente, él se detuvo y Alexa se acercó a pasos firmes, rodeándolo. Lionel bajó la vista para fijarla en ella. Le resultó... ¿Bonita? Supuso que ese era un adjetivo acorde a esa mujer, aunque le parecía insoportable y aquello restaba la belleza que poseía. -¿Qué? ¿Quieres acostarte conmigo? -preguntó él. Ella levantó una ceja para negar, pero ya era tarde. Lionel la tomó entre sus brazos y la recostó sobre la pared. Una mano detrás de su cintura bajó hasta sus glúteos y los apretó. Alexa rodó los ojos para darle un empujón. -Al cabo que ni quería... puedo cogerme mujeres de verdad -se burló, pero no esperó recibir un cachetazo de la dama. Alexa observó sorprendida la mejilla roja de su ahora esposo. Su piel se volvió más pálida de lo normal y retrocedió un paso, luego otro. Lionel se limpió un hilo de sangre que caía en la comisura de sus labios y la observó furioso. Era raro verlo así. Corrió a su lado y la tomó del cuello con brusquedad. Poco a poco, Alexa pudo sentir que el oxígeno no pasaba por su garganta y que estaba quedándose sin aire. -P-por favor... -suplicó, pero Lionel siguió presionando hasta que la soltó arrojándola al suelo. Se limpió el saco, como si ella lo hubiera ensuciado, y se dio la vuelta. Alexa, perpleja por haber sido estrangulada por su esposo, se levantó. -¡Soy tu esposa! ¡Te guste o no! -gritó a todo pulmón. Lionel se giró, buscó algo en su bolsillo y dijo: -Bien. Ten, son diez mil dólares. El próximo mes te daré más, ahora vete. No me interesa tenerte en esta casa. -Somos marido y mujer. Merezco y debo estar aquí -susurró con la voz quebrada y los ojos llenos de sufrimiento. Él le lanzó una sonrisa ladina mientras avanzaba, pero ella, a pesar de temblar por ese hombre, no se dejó intimidar. -Entonces... -comentó mientras bajaba el cierre de su pantalón, sacando su enorme miembro frente a ella-... mételo en tu boca... -canturreó divertido. Lionel se rió de la desgracia de aquella mujer. Y ella lo sabía.
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