ia
erse no se encerraban en el baño
los días más felices de sus vidas, y los ne
no era
sperándome afuera, me pregunté si enfrenta
iga su plan para convertirme en la amante oficial de Giorgio Fontana. Según ella, era
arecido un viejo pervertido que nunca perdía la oportunidad de q
tan despreciable, pero desde la muerte de mamá mi familia se había
¿Cómo podría luchar por un
nfocada. Me encogí tras la puerta y traté de respirar, pero
puerta intensif
stás ahí. Ábrem
n soplo de aire fresco, aunque
conseguí ponerme de pie y girar la perilla. Enzo
mostrándome esos ojos sere
día escucharlo con claridad
aliviarme, hasta que colocó suavemente una mano
ás pasando. Conozco tus razon
nerlas para no arruinar mi maquillaje, pero él
recer un muro insuperable, pero te
ada -admití en voz baja,
. Pero no dejaré que
ue tenía siete años y era una de las pocas pers
ndo de miedo. En este momento, es el único que puede entenderte más que nadie.
ada -respondí
replicó, con una sonrisa de medio lado-
. Obvio que ha
el traje caro que llevaba, se dejó caer junto a mí en el suelo
de tenerte como su prometida. -Le puso un toque de sarcasmo a s
da. Poco a poco, la ansie
o tienes razón
te caracteriza y enséñale a mi hermano
habíamos pract
olvía poco a poco a mí. Era eso o en
tratando de ten
viejo pervertido -afirmé, m
en un tono fraternal que me
ier cosa por tener
o en este
ga fue la de Helena Prada, la prometida de Enzo. Su perspicacia parecía no
acterística en él hacía que ni siquiera intentara ocultarlo. La relación
e que aparecie
bastian fue evide
iéndonos copas de vino. Sonriendo como si el tono mor
cariño? Siempre que nos v
soltara un gruñido, mascullando groserías mientras tomaba mi mano con fuerza
elicado -dije
o -respondió, con es
amos llevarnos bien. No después de t
ordé el con
as rie
un gesto calculado, lo abracé como s
ba preparado para aquello. Le susurré al oído
pero yo no deseo ser amante de un pervertido. Si quieres seguir en este
se tensaba, peleando contra el sonrojo que inevitablemente se le subió a las meji
a. Veremos quién resis
retando,
retando,
lencioso, tan intenso que cualquiera diría
de Enzo. A la luz del sol, aquellos ojos resaltaban incluso con el ceño fruncido
la significaba derrota y
estuviera hipnotizado por el absurdo
a nuestras constantes
surro, dejándome llevar po
nos aún más en un duelo sin palabras. U
nna? ¿B
mi madrastra, nos
el rostro desencajado. Reflejando u