img Hasta que la mafia nos separe  /  Capítulo 8 Estocada | 16.00%
Instalar App
Historia

Capítulo 8 Estocada

Palabras:1368    |    Actualizado en: 12/12/2024

ia

club predilecto de mi fa

ales lo convertían en el favorito de la élite. Además de que

os eso c

feroces y llenos de tensión. Me había costado sangre, sudor y lágrimas

la vida complicada que vino después, quizá habría intentado hacer

imaginarios al aire. La empuñadura encajaba

cidida a retener

e disputaba la victoria contra Cristina Alberti. La mujer que al

uién tenemos aquí, a la

rusco que me obligó a girar. Antes de reaccionar, me empujó

í estaba la misma Cristina. Con una acti

e grité, todavía intentando proc

enas éramos conocidas de vista, pero no fue difícil

a robarte a mi homb

ome girar la cara. El ardor que dejó no era nada compa

amente para armar semejante escena. Me encendió m

o imbé

puño. Pero ya suficiente lástima me da vert

sfuerzo y levantó la mano otra vez, pero esta vez

emente impulsiva y estoy sacando pacien

scompuesto por la ira- ¡Te metiste con Sebastian! ¡Éramos felice

astian Bellucci siempre había

l ¿No te parece? Nadie se mete donde no lo dejan

ella no se lo merecía. Ni yo misma

él, ¿verdad?! ¡Conozco a las de tu clase

idad tan ma

e la chispa qu

os extendidos en un intento frenético d

ites cedieron. En ese instante, Dante de Luca apa

l aliento, Ivanno llegó a mi l

e habían hecho la vida imposible en la escuel

r la prometida de su amigo les

La voz de Sebastian resonó en el

eando con Dante, con su furia intacta y ese

con esa zorra sin darme explicaciones

ras Sebastian, soltó

vas a acercarte a Ar

ristina pareció congelarse por un momento. La furia en

dida cuando el altavoz

ita Alberti, al campo. Em

e, pero sabía que esta guer

do, será mejor qu

ario con un tono neutral, casi aburrido. Apenas lo

y no de una man

podía detenerme a reclamar ni a desahogarme con nadie; llegar tarde a un partido

comodó su ropa y salió en busca de sus herrami

on quietos, observándome con a

clavando mi mirada en é

ensa, cargada de ira contenida-. Cuando todo est

gesto de falsa inocenc

lemas! -bromeó Dante,

acia el campo sin mirar atrás, ignorando el

a cancha. Ello no me hizo sentir alivio ni orgullo, solo un crec

o en su parte del campo, como si nada hubiera pasado. Co

brar todas, mald

fuerza. A partir de ese momento, dejé q

lsividad, que borraba cualquier rastro de sentido común cuando estaba furio

ento ambos estaban e

imero. La vi moverse con precisión y determi

escifrar su estilo de juego. Gané varios puntos al comienzo, estos me asegurab

era el momento. Una voz en mi interior,

perra pague por

a pelota salió disparada con tal velocid

eó la pelota con la raqueta, pero el impacto fue tan fuerte que no pud

ios!? -gritó, inc

ena de satisfacción s

urmuré, ajustando mi posic

sus fuerzas para contener mis golpes. Cada tiro era más fuerte, más rápido, más imp

tunidad. Era el moment

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY