tiva de
tipo de lobo que se "emocionaba", siempre estaba sereno y calmado, realmente no se interesaba en mi vida, a no ser que se tratara de algún conflicto de la manada, mucha
la cocina vi a mi papá sentado en la mesa, leyendo algunos documentos mientras tomaba s
reí mientras me sentaba a
, saludé antes de
iniendo de él y me preocupaba. No podía seguir insistiendo en el tema, así que terminé mi cereal antes de despedirme y marcharme de casa. Sinceramente, la escuela era una pérdida de tiempo, o esa
ía, recibí la atención de la mayoría de las chicas aquí, y una que otra mirada de algunos chicos, pero de aquellos que eran humanos. Los muchachos que estaban en mi manada sabían que era mejor no observarme. Mi lobo gru
e es mi tercero al mando. Guillermo, un fuerte guerrero de la manada y David, mi primo, que también es u
daderamente hubiese preferido tenerlo a él como mi Beta, pero mi papá tomó esa decisión por mí, tener tres Betas no era muy comú
on el instituto, aún desconozco por qué los eligió específicamente a ellos, pero no me molesté en discutir. Papá tiene sus razones para todo lo que hace, por ejemplo, es más cotidiano
o no", dije encogiéndome de hombros. Era confuso, pero no me detuve en eso por mucho tiempo. mientras todos caminábamos por los pasil
y vai
bien como lo hacía, supe exactamente de lo que se trataba, luego todo
seguía su aroma, lo rastreé hasta el salón donde tenía clases, por desgracia al entrar, me di cuenta que su fraganci
fuera porque él era humano le habría desgarrado la garganta por hablarme de esa forma, pero no puedo hacerlo sin exponer mi secreto, y eso ir
roma se estaba volviendo débil, no podía perder el rastro, tenía que encontrarla, corrí por todos los pasillos, buscándola por todas parte
ina Mendoza. Conocía quién era ella en este colegio, sabía cuál era su reputación aquí, esa chica jamás podría ser mi Luna, era débil, no iba a poder manejar una posición como esta. Yo sabía lo
casillero, dejé pasar las chispas que sentí al tocarla, e ignoré lo hermosa que realmente era ella,
tratando de empujarme. Francamente me sorprendió, me
estás molesta? ¡Dime!", le grité, sintiéndome confundido con toda esta situación
ujándome. Ella había logrado empujarme, y eso de verdad me había sorprendido, ni siquiera Alberto era así de fuerte, sinceramente nunca la había
. ¿Por qué ella diría algo así? Empecé a preocuparme, y me
tras ella, salió por las puertas de la escuela. Después vi los tres nuevos Betas, y justo cuando estaba a punto de pr
ompía al darme cuenta del error que había cometido, la tuve frente a mí, eso era cierto, y nunca antes la vi lastimar a otr
la de vuelta!", gritó mi lobo, rascándose para ir tras ella. Me quedé a
té a mi lobo, sintiendo la culpa atravesando mi alma. Pero lo que él me di
que siempre la hemos tratado". Mi lobo se quejó,
rina. Aún si ella no nos aceptaba, yo iba a hacerle frente por todo el