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Sabrina es una adolescente como cualquier otra, tiene pocos amigos, va al colegio (y lo odia), tiene tres hermanos trillizos que matarían a quien se le acerque a su hermanita. Todo completamente normal, con la única diferencia que ella, y todos los que la rodean, son hombres lobo, vampiros, ángeles, gigantes, dragones, brujas... En fin, no son seres de este mundo. Ella, junto con su pareja y amigos, tendrán que reclutar aliados para la guerra que está por venir, pues, además de todo, descubre algo que le cambiará la vida entera. En la Luna de Sangre se decidirá el destino.
"¡Feliz cumpleaños, Sabrina! ¡Despierta ya mismo!", exclamó mi hermano Nicolás gritándome al oído, me quejé y cubrí mi cabeza con la almohada, intentando bloquearlos.
"¡Sal de aquí! ¡Estoy tratando de dormir!", grité a través de la almohada, aunque estoy segura de que no se escuchaba muy bien.
"Bueno, si no te levantas en este momento te vamos a obligar a hacerlo, ¿estás segura de que prefieres eso?", el mayor de los trillizos, Franco, preguntó en un tono de voz burlón. en lugar de contestarle, giré mi cabeza hacia otro lado.
"Bueno, Sabrina, no nos dejaste otra opción", dijo Martín, el menor, antes de que todo se quedara en silencio, haciéndome sospechar de sus intenciones. Justo cuando estaba por comprobar lo que estaban tramando, me encontré en el piso con tres tarados enormes encima de mí, al sentirme aplastada, me quejé.
"¿Por qué son tan idiotas?", grité cuando por fin se alejaron de mí. En realidad, no quería decir eso, jamás podría, a pesar de que son muy necios, son los mejores hermanos que alguien podría pedir.
"¡Es porque te amamos!", cantó Franco en voz alta, mientras descansaba sobre sus codos, observándome con una sonrisa burlona. Y sí, se supone que él es el más maduro. Pues, no parece.
"Levántate ya, tenemos clases en un rato y mamá te hizo un desayuno sorpresa por tu cumpleaños", dijo él. Los miré como si fueran tontos (aunque, realmente lo son), por creer que eso me haría levantar.
"¿No me puedo quedar aquí en casa? de igual forma es mi último día, así que, ¿cuál sería el problema?", pregunté, mientras mordía mi labio, intentando no reírme, los tres tenían sombreros de fiesta con muchos colores.
En algún momento me convencieron para que me levantara, costó mucho para que lo lograran, e incluyó un soborno que involucraba galletas oreos, me paré lentamente antes de ir al baño y bañarme con rapidez, una vez que terminé, salí y me vestí. Me dirigí hacia mi espejo para ver qué tal estaba mi atuendo, siempre me vestía con prendas sencillas, me coloqué una camisa negra, un jean, y unos zapatos deportivos de color azul oscuro. No era partidaria de disfrazarme para ir a la escuela, ¿para qué lo haría, cual era punto?
Recogí mi cabello en una cola alta, no me molesté en maquillarme, no uso nada de eso, a ciertas chicas les gusta usarlo, pero yo no soy una de ellas, no me gusta, siempre me ha desagradado la "sensación" del maquillaje en mi cara. Una vez que sentí que estaba conforme con mi apariencia, bajé las escaleras pero, en ese momento, sentí que alguien me detuvo y me aplastó contra su pecho, subí la mirada y vi que era Franco, luego fue el turno de Nico y, finalmente, el turno de Martu, cuando me soltaron, jadeaba para poder tomar aire.
Yo creo que ellos intentan acabar con mi vida.
Realmente los amo con toda mi alma y mi corazón, y estoy segura de que ellos también me aman pero, en algunos momentos, olvidan que son más fuertes que yo. Mi súper desayuno sorpresa fue panqueques con chispas de chocolate, qué rico. Martín trató de robar algo de mi plato, lo que casi me hizo apuñalar su mano, en dos oportunidades.
Nadie toca mi comida.
Después de terminar con mi delicioso desayuno, subí las escaleras para tomar mi mochila y la tarea que olvidé guardar, una vez que sabía que no me faltaba nada, bajé nuevamente, y me despedí de mis padres antes de subir al auto de mis hermanos. El recorrido fue silencioso, mientras yo leía uno de mis libros favoritos, Martín y Nico hacían algo en sus celulares, y Franco conducía.
Honestamente, me sentía muy feliz por irme un año de acá, por algún motivo, en mi instituto estaban bastante atrasados, les gustaba molestar a los 'nerds', es decir, a las personas con mejores calificaciones, que prácticamente se trataba solo de mí. También están los 'geeks', esos que se visten con ropa de superhéroes, mayormente usan anteojos y les encanta todo lo que tiene que ver con la tecnología y videojuegos, ellos también suelen sacar buenas calificaciones. Sin embargo, todos me encasillaban como 'nerd', estúpidas etiquetas. Me molestaban con mucha frecuencia, pero bueno, ¿qué puedo hacer al respecto? ¿Quizás debería defenderme yo misma? Sí, pero hay un problema con eso.
Santiago Torres.
Es el idiota promedio, el atractivo jugador de fútbol, y también la gran razón por la que mi vida en la escuela era un infierno. Evidentemente, algunos días me gustaría poder borrar esa sonrisa presumida de su rostro, pero, luego recuerdo que él es el futuro Alfa, no puedo enfrentarme a ellos, aparentemente a la gente le gusta llamarme "Sabrina la Nerda".
¡Eso ni siquiera rima!
Aun así, seguí repitiéndome a mí misma que ese era mi último día en ese lugar por un largo periodo, por fin, me libraría de ellos.
Al estar a las afueras del colegio, observé mi alrededor y noté que todos estaban caminando y hablando con sus amigos, por lo menos sabía que tenía algunas personas esperando por mí allí, ellos hacían que estar en ese horrible lugar fuese menos doloroso para mí. Bajé del auto y mis hermanos también.
"¿Qué hacen?", pregunté cuando se pararon frente a mí, cruzando los brazos sobre sus pechos, intentando parecer intimidantes. Antes de prestarles atención, rodé mis ojos.
"Ya que tienes dieciséis años y puedes conseguir a tu pareja, queremos hablar ciertas cosas contigo. Primero, cuando lo encuentres no dejarás que te marque. Segundo, si empiezas a sentir dolor nos llamas inmediatamente. No pretendas hacerte la fuerte, simplemente nos llamas y llegaremos lo más rápido posible, por último, te recogeremos de aquí e iremos a la carretera inmediatamente después, ¿entendido?".
"Sí, papás. ¡Adiós!", les grité en respuesta, caminando hacia el frente de la escuela, vi cómo se marchaban y, en ese momento, me sentí un poco nerviosa, tragué saliva al sentir las miradas de las personas sobre mí. No podía concentrarme en esas miradas, ya que solo un pensamiento seguía rondando mi cabeza.
'Espero no encontrarme con mi pareja hoy'.
Clarissa Chapman, un día, al entregar preservativos a una habitación de hotel, descubrió que su cliente era su... ¿prometido? ¡Atrapó a su prometido y media hermana en la cama! ¡Solo entonces Clarissa se dio cuenta de que su novio de seis años la había engañado! ¿Qué es más ridículo? Su padre dijo que era porque ella no era atractiva y su hermana lo merecía más. Dejó a su prometido idiota, ¡se encontró con su Sr. Correcto en una aventura de una noche! Espera... ¿por qué este hombre se veía exactamente parecido al CEO multimillonario - Anderson Jordan en la televisión? Anderson era de muchas cosas, guapo, considerado y leal. Nunca imaginó que un apuesto como Anderson se enamoraría de ella, hasta ese día... Su familia de pesadilla la encontró, tratando de arrastrarla al pasado miserable... otra vez...
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Sólo había un hombre en el corazón de Raegan: Mitchel. Tras dos años de matrimonio quedó embarazada. Raegan se sintió muy feliz. Pero antes de que ella pudiera darle la noticia, él solicitó el divorcio porque quería casarse con su primer amor. Más tarde, Raegan tuvo un accidente y, tumbada en un charco de su propia sangre, le pidió ayuda a Mitchel. Sin embargo, se fue con su primer amor en brazos. Afortunadamente, Raegan escapó por poco de la muerte y decidió retomar su vida. Años después, se hizo famosa en casi todo el mundo. Después del divorcio, Mitchel se sintió muy incómodo. Por alguna razón, empezó a extrañarla. Le dolió el corazón cuando la vio sonreírle a otro hombre. En la ceremonia de su boda, él irrumpió y se arrodilló. Con los ojos rojos, preguntó: "¿No dijiste que tu amor por mí era inquebrantable? ¿Por qué te casas con otro hombre? ¡Vuelve a mí!".
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