protagonista masculino y la protagonista femenina. Pondré los nom
ev
s deseos de fatalidad, muerte y destrucción. Un acuerdo deshonesto entre dos personas que fingen empat
manos, una charola con comida recién preparada, una taza con chocolate caliente, mazamorra de calaba
ntaba cada escalón ant
ión que estremecía mi pecho. Parecía como si alocado, fuer
Su cuerpo era cubierto por una sola prenda, la cual era mi camisa blanc
rcada por la fuerza de mis labios; sus delgados bucles cobrizo
uererla y ella devolvió
lo haces! –Golpeé enojado el piso, ella mantenía aquellos tristes ojos posados en mí–. ¡No conseguirás que te libere! –Apre
anquila, para disfrutar de mis últimos días sobre la tierra a su lado. En pocas palabras, creí que había encontrado a la mujer ideal, pero me equivoqué, solo er
ir tus alimentos con veneno, verte retorcer de dolor y ahogarte en tu propia saliva hasta que mueras lenta y dolorosamente –una sádica risa escapó de mí, ella masticaba el pan sin dejar de llorar–. Así finalizaría mi angustia, así podría
o enten
me hi
diste ena
Có
yo me había asegurado de cerra
mo?
e bastó con tenerme? Fuiste tras otr
que suf
s tuviste que ele
hacia atrás dejando expuesta su blanca piel ante mis
me. No quería, no podía hacerlo. Sin dudar, me dejé llevar por su embriagad
yo hiciera, y no podría decir que era benévolo con esta adorable zorra, todo lo contrario. Desde que la encerré, después
, fresco y delicioso cuerpo; me encantaba tenerla de rodillas ante mí, obl
las que yo mismo la sometía. Sentía lástima, tristeza. Quería verla sonreír com
bil, no debía dejarme do
y pagar por todo e
ne
scalar montañas, cruzar océanos y descubrir nuevos mundos. Por amor podemos perdonar y vivir
a Victoria,
otes no es fácil, aunque no me quejo, mis padres tienen una deuda infinita con el banco –mencionar la cantidad me asusta–, los intereses crecen a diari
iempre guardo algunas monedas para adquirirlos, claro, no en una biblioteca o librería –el precio es sumamente alto–, yo acudo a los mercados y ahí los e